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Un absceso cutáneo, a veces denominado forúnculo, es doloroso y puede ser muy desagradable a la vista y difícil de tratar. Si bien no suele ser de gravedad, probablemente deba consultar al médico.
Aparece cuando se produce una infección en los tejidos de la piel o en los tejidos que están debajo de la piel. Los glóbulos blancos se dirigen al área infectada para combatir las bacterias y, cuando eso sucede, los glóbulos blancos, el líquido, el tejido muerto y las bacterias forman el pus que se acumula en el absceso.
Las causas más frecuentes de los abscesos son los organismos infecciosos, los parásitos, las sustancias extrañas, las heridas o las lesiones leves. Los abscesos cutáneos son los más frecuentes; por lo general, son rojos y dolorosos y están inflamados y tibios al tacto. Con frecuencia, tienen aspecto de bulto o protuberancia y suelen ser más grandes que un grano.
Llame al médico si cree tener un absceso y manifiesta los siguientes síntomas:
Aunque un absceso cutáneo normalmente no es de gravedad, es un síntoma de infección que requiere atención. Suele ser doloroso y desagradable, pero afortunadamente el tratamiento es bastante sencillo. Si no se considera de gravedad, el médico quizás recomiende un tratamiento que puede seguir en el hogar.
Si ese es el caso, coloque una compresa o un paño tibio en el área. No aplique presión sobre el absceso ni intente pellizcarlo o reventarlo, ya que esto puede provocar una infección más grave. Al aplicar calor en el área, el absceso generalmente se drena en algunos días.
Sin embargo, el médico tal vez quiera tratar el absceso en el consultorio. Si ese es el caso, quizás lleve a cabo un procedimiento denominado aspiración por punción y
realice una ecografía o una prueba similar para obtener más información sobre el absceso antes de tratarlo. La ecografía ofrece imágenes detalladas de los tejidos que se encuentran debajo de la piel, lo cual puede servir para que el médico decida cómo tratar el absceso.
Cuando hable con él, infórmele acerca de los medicamentos que esté tomando. Quizás deba dejar de tomar determinados medicamentos, como aspirina y fármacos anticoagulantes, hasta una semana antes del procedimiento. De esta manera, se reducen los riesgos de sangrado e infección durante el procedimiento de drenaje.
El término aspiración por punción es sinónimo de punción del absceso. En términos aún más sencillos, significa cortar y abrir el absceso para dejar salir el pus y el material infectado para que la herida pueda cicatrizar. A menudo, el médico adormece el área con medicamentos y luego realiza una pequeña incisión para drenar el absceso. El procedimiento demora aproximadamente entre 30 y 45 minutos.
Una vez drenado el absceso, el médico tal vez le vende la herida con gasa o algún material similar. Esta práctica se lleva a cabo para mantener el absceso abierto y contribuir al drenaje.
Por lo general, los abscesos cutáneos cicatrizan relativamente rápido. Si el médico le receta antibióticos, debe terminar el tratamiento y no abandonarlo apenas comience a sentirse mejor. En muchos casos, no es necesario tomar antibióticos.
Una vez que el absceso comience a drenarse, el dolor suele disminuir. Quizás deba vendarse la herida con gasa o lavarse el área y mantenerla vendada. En algunos casos, tal vez deba limitar sus movimientos durante un tiempo. La herida debería sanar por completo en aproximadamente 14 días.
Existen algunas medidas de sentido común que puede tomar para evitar la formación de abscesos. En primer lugar, mantenga siempre una buena higiene personal: lávese la piel con agua y jabón. Aunque existen muchos motivos por los que esto es importante, uno de ellos es prevenir que las bacterias se acumulen en la superficie de la piel.
Asegúrese también de tratar las heridas y las infecciones menores rápidamente. Si tiene una herida importante, busque atención médica de inmediato, sobre todo si cree que puede haber suciedad en la herida o si su sistema inmunitario está debilitado.
Escrito por (en Inglés): Scott Harris
Revisado médicamente (en Inglés)
: George Krucik, MD