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La acromegalia es una afección poco frecuente que provoca un crecimiento excesivo de los huesos y los tejidos blandos. Los niños que padecen esta afección pueden alcanzar estaturas anormales y presentar una estructura ósea exagerada que les brinda el aspecto de un gigante. La acromegalia afecta principalmente los brazos, las piernas y el rostro.
La somatotropina (HGH) es una hormona que regula el crecimiento y el desarrollo. Las personas que padecen acromegalia presentan niveles excesivos de HGH, por lo que los huesos se vuelven demasiado largos y demasiado gruesos. Debido a esta estimulación del crecimiento, los huesos de las personas afectadas son mucho más grandes que los de las demás.
La HGH se produce en la hipófisis, que es una glándula ubicada en el cerebro. En las personas que padecen acromegalia, la hipófisis puede verse afectada por un tumor que provoca una producción excesiva de HGH.
Si bien la acromegalia puede comenzar en cualquier momento después de la pubertad, es más frecuente en la adultez media. Las personas afectadas no siempre saben que padecen esta afección, ya que los cambios corporales pueden producirse de manera gradual en el transcurso de muchos años.
Los síntomas del crecimiento corporal excesivo son muchos. Entre los más frecuentes, se incluyen los siguientes:
Muchas personas que padecen acromegalia nunca se enteran de que presentan esta afección. Sin embargo, si el médico considera que un paciente podría padecer acromegalia, puede realizar una serie de pruebas para confirmar el diagnóstico.
Los análisis de sangre de HGH permiten determinar si existen niveles anormalmente elevados de esta hormona. Pueden realizarse resonancias magnéticas (RM) y radiografías para identificar un crecimiento anormal de los huesos y para detectar la presencia de los tumores hipofisiarios que causan la acromegalia.
El médico también puede realizar análisis para medir los niveles del factor de crecimiento insulínico de tipo 1 (IGF-1), ya que los niveles de IGF-1 permiten determinar si existe un crecimiento anormal en el organismo. Con estos análisis, también puede controlarse la eficacia de otros tratamientos con hormonas.
La acromegalia no puede prevenirse. Sin embargo, si se diagnostica de manera precoz, puede regularse con los tratamientos adecuados.
El tratamiento contra la acromegalia varía en función de la edad de la persona y su estado de salud general. Puede ser necesario realizar varios tratamientos.
Pueden utilizarse medicamentos para regular o inhibir la producción de HGH.
Puede recurrirse a una intervención quirúrgica para extirpar los tumores de la hipófisis.
Puede utilizarse radioterapia para destruir los tumores grandes o los fragmentos de tumor que no hayan podido extirparse quirúrgicamente.
Por lo general, la extirpación quirúrgica de los tumores hipofisiarios es eficaz. El tratamiento también puede evitar los efectos a largo plazo de la acromegalia.
Si no se trata, la acromegalia puede causar presión arterial elevada, diabetes y otros problemas de salud.
Escrito por (en Inglés): Brindles Lee Macon and Marijane Leonard
Revisado médicamente (en Inglés)
: George Krucik, MD