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La actinomicosis pulmonar es una infección pulmonar bacteriana poco frecuente. También se la conoce con el nombre de actinomicosis torácica y no es contagiosa.
Afecta principalmente a personas de entre 30 y 60 años de edad y es más frecuente en los hombres.
Por lo general, el tratamiento es eficaz, aunque puede ser un proceso largo y tedioso.
Esta afección es causada por bacterias del género Actinomyces. Estas bacterias viven normalmente en la boca y el tubo gastrointestinal. Si bien la mayor parte del tiempo son inocuas, pueden provocar una infección cuando se lesionan los tejidos.
Generalmente, la infección se produce después de una enfermedad o lesión, como un absceso dental o una enfermedad en las encías. El tejido dañado facilita el desplazamiento de las bacterias hacia los pulmones u otras partes del organismo, donde pueden causar daños.
En la mayoría de los casos, la actinomicosis pulmonar tiene lugar cuando una mezcla de alimentos y bacterias se deposita en los pulmones, en lugar del estómago. El proceso denominado aspiración supone inhalar alimentos en lugar de tragarlos.
Entre los factores de riesgo de esta afección, se incluyen los siguientes:
El consumo prolongado de alcohol puede debilitar el sistema inmunitario. Además, las personas alcohólicas son más propensas a aspirar el vómito.
Según un estudio reciente publicado en Mayo Clinic Proceedings, otro de los factores de riesgo podría ser la hernia de hiato, que es una afección en la cual parte del estómago se desplaza hacia arriba, en dirección al área torácica (Adreani et ál., 2009). Sin embargo, se trata apenas de las primeras conclusiones de la investigación.
Los síntomas de la actinomicosis pulmonar suelen comenzar de manera gradual. Entre los signos frecuentes, se incluyen los siguientes:
Sin tratamiento, la actinomicosis pulmonar puede destruir partes de los pulmones. También puede provocar un absceso cerebral o una infección cerebral llamada meningitis, que es potencialmente mortal.
Entre las demás complicaciones, se incluyen el enfisema y una infección ósea llamada osteomielitis.
Los síntomas de la actinomicosis pulmonar son similares a los de otras afecciones. En consecuencia, lo más probable es que el médico deba realizar varias pruebas para confirmar el diagnóstico, entre ellas, las siguientes:
El uso de penicilina es el tratamiento con antibióticos más frecuente. Por lo general, se administra en la forma de inyecciones durante dos a seis semanas. Luego, se utiliza penicilina oral durante seis a 12 semanas. La recuperación completa puede llevar hasta 18 meses de tratamiento.
Si usted es alérgico a la penicilina, el médico puede recetarle otros antibióticos, como tetraciclina o clindamicina.
Es posible que deba drenarse quirúrgicamente el líquido acumulado en los pulmones, ya que el exceso de líquido puede provocar un edema pulmonar (una afección que puede causar la muerte).
Además, también puede recurrirse a una intervención quirúrgica para reparar el daño en el tejido pulmonar.
Una buena higiene dental puede reducir el riesgo de sufrir esta afección. Mantenga los dientes y las encías en buenas condiciones para impedir que las bacterias se propaguen a otras partes del organismo. Adopte los siguientes hábitos:
Escrito por (en Inglés): Amanda Delgado
Revisado médicamente (en Inglés)
: George Krucik, MD