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Las ampollas son sacos llenos de líquido o lesiones que aparecen cuando queda líquido atrapado debajo de una capa delgada de la piel. Son similares a las vesículas; solo se diferencian en su tamaño.
Las vesículas tienen el tamaño aproximado de la cabeza de un alfiler y alcanzan un tamaño máximo de 10 milímetros de diámetro. Si sobrepasa este diámetro y el tamaño supera 1 centímetro, se trata de una ampolla.
La formación de ampollas es frecuente y puede producirse como consecuencia de varios factores médicos y ambientales.
Una de las causas más frecuentes de la formación de ampollas es la fricción, como la que se genera al usar una pala u otra herramienta o cuando el pie roza un área del calzado. Las ampollas por fricción son más frecuentes en las manos y en los pies.
Si tiene contacto con elementos que le irritan la piel, como el látex, productos cosméticos o hiedra venenosa, puede producirse dermatitis de contacto. Esta es una reacción alérgica que también provoca la formación de ampollas.
Entre las demás causas posibles de la formación de ampollas, se incluyen las siguientes:
Para saber si se trata de una ampolla, solo basta con observar el área afectada.
La piel sobresaldrá levemente y en su interior se observará un líquido similar al agua. No se recomienda romper la ampolla ni quitar la piel que la cubre aunque pueda resultar tentador.
La piel que cubre la ampolla funciona como barrera protectora contra las infecciones. Si la rompe para eliminar el líquido de la ampolla, pueden ingresar bacterias en la herida.
Si la ampolla está infectada, el líquido que contiene y que suele ser transparente tal vez adquiera un aspecto lechoso. Si la ampolla se debe a un traumatismo, quizás también contenga sangre.
Consulte al médico si las ampollas provocan dolor o restringen sus movimientos. No trate de reventarlas ni de romperlas, ya que pueden infectarse.
Si tiene problemas circulatorios o es diabético, consulte al médico antes de adoptar un tratamiento contra las ampollas en el hogar.
Si no las toca, las ampollas generalmente cicatrizan de forma natural.
Si quiere evitar que las ampollas se irriten más o empeoren, coloque una venda protectora encima del área. Se recomienda especialmente usar una gasa, ya que la tela absorbe la humedad y permite que las ampollas respiren.
Trate de no ejercer presión sobre el área, ya que podrían reventarse. Sin embargo, si las ampollas contienen sangre, debe colocar una venda ajustada sobre ellas para detener la hemorragia.
También puede comprar un ungüento antiséptico de venta libre en una farmacia cercana y colocarlo sobre las ampollas.
Si es necesario drenar las ampollas, debe consultar al médico para que realice el procedimiento. De esta manera, será menor el riesgo de contraer infecciones.
Durante la consulta, el médico probablemente limpie el área con alcohol para eliminar la suciedad o las bacterias. Luego, punzará las ampollas con una aguja estéril y,
una vez que drenó cada ampolla por completo, colocará una venda con un ungüento antiséptico en el área afectada. Después de algunos días, tal vez decida quitar la piel que cubría las ampollas. Para quitarla, puede usar unas tijeras esterilizadas con alcohol.
No todos los tipos de vesículas y ampollas pueden prevenirse. Sin embargo, puede seguir algunos pasos sencillos para prevenirlas.
Si quiere prevenir las ampollas por fricción, colóquese una venda o una cubierta protectora encima del área irritada antes de comenzar la actividad.
Si practica deportes, existen calcetines que contienen partes acolchonadas adicionales para las áreas del pie donde suelen formarse ampollas. También puede agregar una almohadilla como Moleskin al calzado si roza alguna parte del pie.
Escrito por (en Inglés): Carmella Wint
Revisado médicamente (en Inglés)
: George Krucik, MD