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Un aneurisma cerebral hace referencia a un área débil en una arteria cerebral que sobresale y se llena de sangre. También se lo denomina aneurisma intracraneal; es una afección grave y potencialmente mortal que puede manifestarse en niños y adultos. Si un aneurisma cerebral se rompe, se produce una situación de emergencia que puede traer aparejados un accidente cerebrovascular, daño cerebral e incluso la muerte si no se recibe tratamiento de inmediato.
Los aneurismas cerebrales pueden adoptar varias formas. Aproximadamente el 90 por ciento son aneurismas sacciformes, es decir, forman sacos que parecen bayas fuera de la arteria. Generalmente, se los denomina aneurismas en baya. Los aneurismas fusiformes hacen referencia a un tipo de aneurisma poco frecuente que compromete la totalidad del perímetro de la arteria y produce una protuberancia. También existen aneurismas disecantes, que son desgarros de uno de los diversos revestimientos de las arterias. Este tipo de aneurismas puede producir un derrame de sangre en las demás capas e inflar u obstruir la arteria.
Existen varios factores que pueden provocar un aneurisma cerebral. Algunos aneurismas se producen durante el transcurso de la vida, otros se heredan y otros son producto de traumatismos cerebrales.
La poliquistosis renal autosómica dominante (ADPKD) es una enfermedad hereditaria que afecta la función renal y también produce depósitos (quistes) llenos de líquido y con apariencia de telaraña en el tejido cerebral. Esta afección produce el aumento de la presión arterial, lo cual debilita los vasos sanguíneos del cerebro y el resto del organismo.
El síndrome de Marfan también es una enfermedad hereditaria que afecta los genes que controlan la formación del tejido conjuntivo. Los daños en la estructura de las arterias dan lugar a una debilidad que puede provocar aneurismas cerebrales.
Un traumatismo cerebral puede desgarrar el tejido y provocar un aneurisma disecante. Una infección grave puede causar un aneurisma si la infección daña las arterias. El tabaquismo y la presión arterial elevada son factores responsables de muchos aneurismas cerebrales.
Las personas que padecen ateroesclerosis (endurecimiento de las arterias) son más propensas a tener aneurismas cerebrales. Las mujeres mayores de 40 años de edad corren un riesgo ligeramente mayor, al igual que las personas que presentan antecedentes familiares de aneurismas, aquellas que fuman y las que tienen colesterol de las LDL elevado. Entre los demás grupos de riesgo, se incluyen los siguientes:
Los aneurismas son impredecibles y es posible que no provoquen síntomas hasta que se rompen. Los aneurismas grandes o los que se rompen suelen provocar síntomas definidos y exigir atención médica de emergencia.
Los siguientes son los síntomas y los signos de advertencia de un aneurisma o un aneurisma que se ha roto:
Diagnosticar la afección puede ser difícil a menos que el aneurisma se rompa. Sin embargo, existen pruebas que pueden determinar la ubicación del aneurisma en personas que presentan antecedentes familiares de la afección, factores de riesgo alto y problemas de salud hereditarios relacionados con los aneurismas.
Pueden hacerse tomografías computarizadas (TC) y resonancias magnéticas (RM) para obtener imágenes de los tejidos y las arterias cerebrales. Sin embargo, las TC suelen ser más eficaces para detectar hemorragias craneales que tal vez se hayan desencadenado. La punción espinal, que consiste en extraer líquido de la columna vertebral, permite detectar signos de hemorragia en el cerebro. Las arteriografías cerebrales también sirven para detectar hemorragias y anomalías en las arterias cerebrales.
Los tratamientos suelen variar según el tamaño, la ubicación y la gravedad del aneurisma. Los analgésicos pueden disminuir las cefaleas y el dolor en los ojos. El médico también puede recetarle medicamentos para evitar la obstrucción de los vasos sanguíneos o aliviar la presión craneal. Si el aneurisma se produce en un área accesible, puede realizarse una intervención quirúrgica para repararlo o interrumpir el flujo sanguíneo. Mediante este procedimiento, se impedirá que el aneurisma siga creciendo o se rompa.
Es importante estar atento y controlar los aneurismas para ver si hay signos de ruptura. Las personas que reciben tratamiento inmediato luego de una ruptura tienen índices de supervivencia y recuperación mucho más altos que las que no buscan atención médica de emergencia en el momento preciso. Esté atento a los signos de advertencia y, si presenta alguno de los factores de riesgo, consulte al médico de inmediato para que lo examine.
Es importante aclarar que no todos los aneurismas se rompen. Según la Brain Aneurysm Foundation [Fundación contra el Aneurisma Cerebral, BAF], aproximadamente entre el 50 y el 80 por ciento de los aneurismas no se rompen en ningún momento de la vida (BAF).
Escrito por (en Inglés): Brindles Lee Macon and Matthew Solan
Revisado médicamente (en Inglés)
: George Krucik, MD