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Son patrones de marcha anormales e imposibles de controlar que pueden heredarse o ser producto de otros factores, como enfermedades o lesiones. Pueden afectar los músculos, los huesos o los nervios de las piernas y
estar presentes en la totalidad de la pierna o en ciertas partes, como la rodilla o el tobillo. Los problemas en un pie también pueden provocar anomalías en la forma de caminar.
Estas afecciones pueden ser temporales o a largo plazo según la causa. Es posible que las anomalías graves requieran fisioterapia y atención médica a largo plazo. Las anomalías en la forma de caminar suelen denominarse alteraciones de la marcha. El término marcha se refiere al patrón en la forma de caminar.
La dificultad para caminar puede ser un problema temporal producto de picaduras de insectos, cortes, hematomas o fracturas. No obstante, también puede ser producto de enfermedades que afectan las piernas, el cerebro, los nervios o la columna vertebral.
Las anomalías en la forma de caminar tienen numerosas causas; entre las más frecuentes, se incluyen las siguientes:
Aunque muchas de estas afecciones son a corto plazo, algunas (como la parálisis cerebral) pueden ocasionar anomalías permanentes en la forma de caminar.
Estas anomalías se dividen en cinco grupos según los síntomas que producen.
Se caracteriza por una postura rígida y encorvada. Las personas con esta afección caminan con la cabeza y el cuello inclinados hacia adelante.
Las personas con esta anomalía caminan agachadas y con las piernas dobladas ligeramente hacia adentro. Quizás crucen o golpeen entre sí las rodillas o las piernas al caminar.
Las personas con marcha espástica arrastran los pies al caminar y caminan con rigidez.
Las personas con este problema colocan los dedos de los pies hacia abajo antes de que la parte posterior del pie toque el piso.
Las personas con esta marcha caminan balanceándose de lado a lado.
La cojera también se considera una anomalía; esta puede ser permanente o temporal.
El médico le realizará una exploración física, revisará los síntomas y los antecedentes médicos y observará cómo camina. Tal vez solicite pruebas para controlar la función nerviosa o muscular y determinar si la causa de la afección es un problema estructural.
Si usted sufrió una lesión o una caída hace poco, quizás solicite una prueba de diagnóstico por imágenes, como una radiografía, para ver si hay fracturas. Es posible que también solicite otra prueba más detallada, como una resonancia magnética (RM), para ver si hay tendones y ligamentos desgarrados.
Es posible que la anomalía desaparezca una vez que se trate la afección subyacente. Si usted tiene una fractura, pueden realizarle una intervención quirúrgica o colocarle un yeso para fijar el hueso.
También es posible tratar la anomalía con fisioterapia para que aprenda ejercicios diseñados para fortalecer los músculos y corregir el modo de caminar.
Si la anomalía es producto de una infección, le recetarán antibióticos o medicamentos antivíricos para tratarla y mejorar los síntomas.
Si usted tiene una anomalía permanente en la forma de caminar, quizás deba usar dispositivos de ayuda, como muletas, un caminador, dispositivos ortopédicos para las piernas o un bastón.
No siempre es posible prevenir las anomalías congénitas (genéticas) en la forma de caminar. Sin embargo, es posible prevenir aquellas que son ocasionadas por lesiones.
Cuando practique deportes de contacto o actividades extremas, como motociclismo todo terreno, use equipos de protección. Protegerse las piernas y los pies con rodilleras, tobilleras y calzado de protección puede reducir al mínimo el riesgo de sufrir lesiones en las piernas y los pies.
Escrito por (en Inglés): April Kahn
Revisado médicamente (en Inglés)
: George Krucik, MD