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La artritis es la inflamación de las articulaciones (los puntos de unión de los huesos) en una o más áreas del cuerpo. Existen más de 100 tipos diferentes de artritis, y todos tienen causas y métodos de tratamiento diferentes. Si bien los síntomas de la artritis generalmente se manifiestan de manera gradual, también pueden manifestarse de forma repentina. La artritis es más común en adultos de más de 65 años de edad, pero también puede presentarse en niños y adolescentes. Según los Centers for Disease Control and Prevention [Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, CDC], la artritis es más común en las mujeres que en los hombres, y en personas con sobrepeso.
El cartílago es un tejido conjuntivo flexible que se encuentra en las articulaciones, y absorbe la presión y el impacto que crean los movimientos como caminar y correr. También protege las articulaciones y permite que los movimientos sean suaves.
Algunos tipos de artritis se deben a una reducción de la cantidad normal de este tejido cartilaginoso. La osteoartritis, uno de los tipos de artritis más comunes, se origina por el desgaste y el deterioro normal a lo largo de la vida. Esta disminución natural del tejido cartilaginoso puede exacerbarse si se produce una infección o una lesión en las articulaciones.
El riesgo de padecer osteoartritis puede ser más elevado si existen antecedentes familiares de la enfermedad.
Otro tipo común de artritis, la artritis reumatoide, se produce cuando el sistema inmune del cuerpo ataca los tejidos del propio cuerpo. Esto afecta la membrana sinovial, que secreta un fluido que nutre el cartílago y lubrica las articulaciones. Con el tiempo, la artritis reumatoide puede ocasionar la destrucción del hueso y el cartílago dentro de la articulación. El motivo exacto por el que el sistema inmune ataca el cuerpo aún no se ha descubierto, pero los científicos han identificado un marcador genético que aumenta diez veces el riesgo de desarrollar artritis reumatoide.
Los síntomas más comunes de la artritis afectan las articulaciones. Algunos signos comunes son dolor y rigidez de las articulaciones, además de la inflamación de las articulaciones. Es posible que también se produzca una disminución de la capacidad de movimiento de las articulaciones o el enrojecimiento de la piel alrededor de la articulación.
En el caso de la artritis reumatoide, es posible que se sienta cansado o que experimente una pérdida de apetito debido a la inflamación producto del ataque del sistema inmune. Es posible que sufra anemia (disminución de los glóbulos rojos) o fiebre leve. La artritis reumatoide grave puede ocasionar deformidad si no se trata.
El diagnóstico de la artritis comienza con una exploración física realizada por su médico, mediante el cual se analizará si el rango de movimiento es limitado, y se examinarán los fluidos alrededor de las articulaciones y si las articulaciones son calientes al tacto y están enrojecidas. La extracción y el análisis de fluidos corporales como sangre y fluido de las articulaciones pueden ayudar a su médico a determinar el tipo de artritis que padece, ya que le permitirán identificar el nivel de inflamación. Generalmente, se realizan estudios de diagnóstico por imágenes como radiografías, resonancias magnéticas (RM) o tomografías computarizadas (TC) para generar una imagen de los huesos y el cartílago a fin de que el médico pueda determinar si los síntomas se deben a un espolón óseo.
El objetivo principal del tratamiento es reducir el dolor y evitar que se produzcan más daños en las articulaciones. Mejorar el funcionamiento de la articulación también es importante, y es posible que se le recete una combinación de métodos de tratamiento para lograr resultados óptimos.
Entre los medicamentos que pueden ayudar a mejorar los síntomas de la artritis podemos mencionar los siguientes:
Los medicamentos que controlan el dolor, como hidrocodona (Vicodin) o paracetamol (Tylenol), son eficaces para tratar el dolor, pero no ayudan a disminuir la inflamación.
Los medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (AINE) ayudan a controlar el dolor y la inflamación, pero están asociados con un mayor riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular o un ataque cardíaco. Si toma un medicamento AINE por boca, puede experimentar problemas en el estómago.
Se pueden usar cremas de mentol o capsaicina para impedir la transmisión de la señal de dolor de la articulación.
Si padece artritis reumatoide, es posible que su médico le recete corticoesteroides o fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad (FARME) con el fin de suprimir el sistema inmune.
La cirugía de reemplazo de la articulación por una articulación artificial puede ser una opción. Este tipo de cirugía generalmente se realiza para reemplazar caderas y rodillas. Si la artritis es más grave en los dedos o en las muñecas, es posible que su médico realice una fusión articular. En esta intervención, los extremos de los huesos se unen hasta que sanen y se conviertan en un solo hueso.
La fisioterapia con ejercicios que ayuden a fortalecer los músculos que rodean las articulaciones afectadas es una parte central del tratamiento contra la artritis. Adelgazar y mantener un peso saludable puede reducir los síntomas de las personas que sufren osteoartritis. Asimismo, estas prácticas también resultan eficaces para reducir el riesgo de padecer osteoartritis.
Escrito por (en Inglés): Brindles Lee Macon
Revisado médicamente (en Inglés)
: George Krucik, MD