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Esta afección, también denominada artritis bacteriana es una infección grave y dolorosa de una articulación. Las bacterias pueden ingresar en la articulación y provocar rápidamente el deterioro del cartílago y daños en el hueso, lo cual puede producir dolor intenso, inflamación, enrojecimiento y pérdida del movimiento. Por lo general, la recuperación se logra con la intervención médica inmediata. Si el tratamiento se retrasa, puede producirse la incapacidad permanente de la articulación y, en casos poco frecuentes, un choque septicémico.
Las bacterias dañinas que causan la artritis séptica pueden ingresar al organismo a través de la piel, los ojos, los oídos, la boca, la nariz y las membranas mucosas. Entre los tipos de bacterias que ocasionan esta infección, se incluyen los siguientes:
Si bien la artritis séptica puede afectar a personas de cualquier edad, es más frecuente en las personas muy jóvenes y las de edad muy avanzada. Entre los demás factores de riesgo, se incluyen los siguientes:
Los síntomas varías según el tipo de bacteria. Los más generales se producen rápidamente y, entre ellos, se incluyen los siguientes:
Generalmente, los niños tienen artritis séptica en las articulaciones de la cadera y los hombros. Los adultos suelen sentir dolor en las articulaciones de los brazos y las piernas, especialmente de las rodillas. La espalda, la cabeza y el cuello también pueden verse afectados, pero es menos frecuente.
Si cree tener artritis séptica, busque atención médica inmediata, ya que el diagnóstico y el tratamiento precoces mejoran el pronóstico.
El médico lo examinará y registrará los antecedentes médicos, y luego realizará pruebas y análisis para diagnosticar la afección. El proveedor de atención médica posiblemente le haga preguntas sobre viajes recientes, actividades diarias y el entorno laboral. Las siguientes pruebas y análisis contribuyen a determinar un diagnóstico:
Mediante el análisis del líquido sinovial de la articulación afectada, podrá identificarse el tipo de bacteria que provoca la inflamación. Generalmente, el líquido sinovial es transparente y espeso; si existe una infección bacteriana, su apariencia será diferente.
Una vez identificada la bacteria que causa la infección, el médico le recetará un antibiótico. Al principio, quizás se administre por vía intravenosa para que se libere directamente en el torrente sanguíneo. Tal vez, el médico también le recete un antibiótico oral. El tratamiento con antibióticos puede prolongarse durante dos a seis semanas según el tipo de infección bacteriana y el estado de salud general.
Es posible que el médico drene el líquido que se encuentra alrededor de la articulación para reducir la presión y eliminar bacterias dañinas. Para esto, suele realizarse una artroscopía, que consiste en usar tubos para drenar y succionar el líquido. La artrocentesis, un procedimiento que consiste en insertar una aguja en la articulación, también puede llevarse a cabo para drenar el líquido.
Existen otros tratamientos que consisten en tomar antinflamatorios recetados o de venta libre para disminuir la inflamación y el malestar. No mover el área afectada, elevar la articulación y aplicar compresas tibias o frías también son prácticas que pueden aliviar el dolor y la inflamación. Siga las instrucciones del proveedor de atención médica en lo que respecta a la actividad física o el movimiento de la articulación. Siempre que esté indicado por el médico, hacer girar la articulación o moverla previene la rigidez y la debilidad y mejora el flujo sanguíneo que favorece la curación. Tal vez sea necesario hacer fisioterapia u otro tipo de rehabilitación para lograr la recuperación.
El tratamiento inmediato es fundamental para un buen pronóstico. Si la infección se trata antes de que transcurra una semana de la aparición de los primeros síntomas, los pacientes generalmente se recuperan por completo. Sin embargo, si la infección no se trata, pueden producirse la pérdida de la función y la degeneración de la articulación, infecciones en otras partes del organismo o la muerte debido a un choque septicémico.
Busque atención médica inmediata si cree que tiene una infección, ya que de esta manera reducirá el riesgo de que se produzca un caso de artritis séptica. Además, las personas con un alto riesgo de tener artritis séptica pueden consultar al médico para analizar la posibilidad de tomar antibióticos como medida preventiva.
Escrito por (en Inglés): Suzanne Allen and Marijane Leonard
Revisado médicamente (en Inglés)
: George Krucik, MD