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La asbestosis es una enfermedad pulmonar que se genera debido a la presencia de fibras de amianto, que producen cicatrización, además de limitar la respiración e interferir en la capacidad del oxígeno de ingresar en el torrente sanguíneo. Esta enfermedad también se conoce como fibrosis pulmonar y neumonía intersticial. Muchos de los casos se generaron debido a la exposición al amianto en el lugar de trabajo antes de que se promulgaran las leyes federales que regulaban este tema a mediados de la década de 1970. Esta enfermedad demora varios años en aparecer y puede ser mortal. Según la American Lung Association [Asociación Americana de los Pulmones, ALA], en los Estados Unidos se registraron más de 3000 casos mortales entre 1999 y 2004 (ALA).
Al inhalar las fibras de amianto, estas pueden adherirse a los pulmones y generar tejido cicatricial. La cicatrización puede provocar dificultades para respirar, ya que el tejido pulmonar no puede expandirse y contraerse normalmente.
Si trabajó en una industria relacionada con el amianto antes de que entraran en vigencia las leyes federales que regulan la exposición a este producto, podría ser más propenso a contraer la enfermedad. El amianto se utilizaba, por lo general, en los empleos de construcción e ignifugación, así como también en aquellos relacionados con la extracción y trituración de amianto. Aún se utiliza en ciertas industrias, pero el gobierno controla muy de cerca su uso a través de la Occupational Safety and Health Administration [Administración de Seguridad y Salud Ocupacional]. Los fumadores también son más propensos a contraer asbestosis y otras enfermedades relacionadas.
En la mayoría de los casos, los síntomas comienzan a aparecer aproximadamente 20 años después de la exposición.
Entre los síntomas más frecuentes de la asbestosis, se encuentran los siguientes:
El médico le realizará varias pruebas para determinar si tiene asbestosis y para descartar otras afecciones cuyos síntomas sean similares. Como parte de la exploración física, el médico utilizará un estetoscopio para detectar ruidos respiratorios anormales. Además, le solicitará radiografías para detectar un patrón blanco o en panal de abeja en los pulmones o el pecho. Mediante pruebas para evaluar la función pulmonar, se medirá la cantidad de aire que puede inhalar y el flujo de aire que ingresa en los pulmones y que se expulsa de ellos. También es posible que el médico examine cuánto oxígeno se transfiere desde los pulmones hacia el torrente sanguíneo. A través de la tomografía computarizada (TC), podrán examinarse con más detalles los pulmones. El médico también podrá solicitarle una biopsia para detectar fibras de amianto en una muestra de tejido pulmonar.
La asbestosis no puede curarse. Existen algunos tratamientos para controlar o reducir los síntomas. Mediante inhaladores recetados, es posible aliviar la congestión de los pulmones. El oxígeno complementario que se obtiene a través de máscaras o tubos que se colocan dentro de la nariz puede resultar útil si tiene dificultades graves para respirar. El trasplante de pulmón puede ser una opción si la afección es extrema. Los tratamientos de la asbestosis también permiten evitar que la enfermedad empeore. Esto también puede lograrse evitando que continúe la exposición al amianto y dejando de fumar.
La asbestosis puede causar mesotelioma maligno, un tipo grave de cáncer de pulmón. Otros tipos de cáncer de pulmón pueden producirse en pacientes que fuman. Otra posible afección grave que puede producirse como consecuencia es la enfermedad pulmonar obstructiva crónica. Otra enfermedad relacionada con la asbestosis es la acumulación de líquido alrededor de los pulmones, lo que se conoce como derrame pleural.
Entre los factores que afectan la gravedad de la enfermedad se incluyen la cantidad de tiempo de exposición al amianto y la cantidad de producto que se inhaló. Cuando el paciente ya no está expuesto al amianto, la afección avanza más lentamente. Los pacientes que padecen la enfermedad pero no sufren complicaciones pueden sobrevivir durante décadas.
Si estuvo expuesto al amianto durante más de 10 años, debe consultar a su médico para realizarse una radiografía de tórax y un control cada tres a cinco años. Recuerde utilizar todos los elementos de los equipos de seguridad y seguir todos los procedimientos de seguridad si en su trabajo debe estar frecuentemente expuesto al amianto. Los empleados deben controlar los niveles de exposición en el lugar de trabajo y solo deben realizar trabajos relacionados con el amianto en áreas específicas. Las leyes federales también exigen que los lugares de trabajo cuenten con áreas de descontaminación y que se realicen sesiones de capacitación para los empleados. Dichas leyes también regulan la realización de exploraciones médicas de rutina para un diagnóstico precoz de la asbestosis.
Escrito por (en Inglés): Amanda Delgado and Marijane Leonard
Revisado médicamente (en Inglés)
: George Krucik, MD