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El babeo se define como un flujo de saliva que sale de la boca involuntariamente. Suele producirse como consecuencia del debilitamiento o la falta de desarrollo de los músculos que yacen alrededor de la boca.
Las glándulas que producen saliva se denominan glándulas salivales. Son seis y se encuentran en la parte inferior de la boca, en las mejillas y cerca de los dientes frontales. Generalmente, las glándulas producen entre 1 y 2 litros de saliva por día. Cuando generan demasiada saliva, es posible que se produzca el babeo.
El babeo es normal durante los dos primeros años de vida. En general, los bebés no desarrollan el control total de la deglución y los músculos de la boca hasta los 18 a 24 meses de vida. En los bebés, el babeo suele tener lugar durante la dentición, pero también puede producirse en personas que padecen trastornos neurológicos, como parálisis cerebral.
El babeo puede ser un síntoma de una afección médica o un retraso en el desarrollo o un efecto secundario de determinados medicamentos. Todo aquello que ocasione la producción excesiva de saliva, dificultad para tragar o problemas de control muscular puede ocasionar babeo.
Entre algunas de las afecciones médicas que afectan el control muscular de los labios y la lengua y provocan babeo, se incluyen las siguientes:
Las siguientes son otras afecciones o situaciones que pueden ocasionar babeo:
El babeo comienza después del nacimiento y llega a su punto máximo entre los 3 y los 6 meses, cuando los bebés se vuelven más activos.
Existen determinadas afecciones médicas que pueden aumentar el riesgo de babeo. Si una persona padece una afección que disminuye el control de los músculos faciales, es más propensa a babear.
Un régimen alimentario con un contenido alto de ácido suele ocasionar una producción excesiva de saliva.
El babeo suele producirse como consecuencia de una cantidad excesiva de saliva en la boca. El embarazo y determinadas afecciones médicas, como las infecciones de la garganta, pueden aumentar la producción de saliva. Las alergias, los tumores y la sinusitis pueden dificultar la deglución.
El babeo no siempre se trata y no se recomienda tratarlo en el caso de niños menores de 4 años o de personas que babean cuando duermen.
El tratamiento se recomienda cuando el babeo es intenso, por ejemplo, si la saliva cae de la boca a la ropa o si el babeo interfiere en las actividades diarias y crea problemas sociales. El babeo excesivo también puede provocar la inhalación de saliva y ocasionar neumonía.
Los logopedas y los terapeutas ocupacionales enseñan posicionamiento y control de la postura para mejorar el cierre de los labios y la deglución. Los terapeutas quizás recomienden consultar a un nutricionista para modificar la cantidad de alimentos ácidos del régimen alimentario.
Puede colocarse un dispositivo especial en la boca que permitirá cerrar los labios durante la deglución. Esta opción es óptima si el paciente tiene problemas con el control de la deglución.
Existen determinados medicamentos que reducen la producción de saliva. Entre ellos, se incluyen los siguientes:
Estos medicamentos pueden tener efectos secundarios, como sequedad en la boca, irritabilidad, enrojecimiento de la piel, retención urinaria, estreñimiento, cefaleas y hemorragias nasales.
Las inyecciones de Botox pueden reducir los síntomas del babeo dado que fortalecen los músculos faciales.
Existen varios tratamientos aprobados para el tratamiento del babeo. El más frecuente es un procedimiento mediante el que se desvían los conductos salivales hacia la parte posterior de la boca para que la saliva no salga de la boca. Otro procedimiento consiste en extirpar las glándulas salivales.
Escrito por (en Inglés): Andrea Wint
Revisado médicamente (en Inglés)
: George Krucik, MD