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La bronquiectasia es una afección que causa daño y agrandamiento permanente en los bronquios, que están situados en los pulmones. Como consecuencia, se produce la acumulación de bacterias y mucosidad en los pulmones, lo cual provoca infecciones y obstrucciones en las vías respiratorias. Si bien es posible recibir tratamiento y tener una vida normal, esta afección no tiene cura. Las exacerbaciones deben tratarse de inmediato para impedir que el resto del organismo sufra la falta de oxígeno.
La causa más frecuente es la infección pulmonar. Las infecciones víricas, como la gripe, o las infecciones bacterianas, como las provocadas por estafilococo, son causas frecuentes. Asimismo, la tuberculosis es otra de las causas. Aspirar objetos extraños o alimentos al comer puede provocar bronquiectasia. La aspiración de ácidos provenientes del estómago también puede producir la inflamación de los pulmones. Cualquier debilidad que sufra el sistema inmunitario puede poner a una persona en riesgo.
Aproximadamente, un tercio de todos los casos de bronquiectasia se debe a una enfermedad hereditaria denominada fibrosis quística. Esta afección se caracteriza por la acumulación de mucosidad en los pulmones y otros órganos, como el estómago, lo que da lugar a infecciones recurrentes. La enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), la bronquitis crónica y el enfisema obstruyen los pulmones y aumentan el riesgo de tener bronquiectasia.
Los síntomas pueden demorar meses o incluso años en aparecer. Entre ellos, se incluyen los siguientes:
Si tiene alguno de estos síntomas, consulte al médico de inmediato para recibir un diagnóstico y el tratamiento adecuado.
El médico revisará los pulmones para ver si hay algún sonido anormal o indicios de una obstrucción en las vías respiratorias. Tal vez deba realizar un análisis de sangre para verificar si hay infección y un análisis de esputo para examinar la mucosidad que se elimina con la tos y determinar si hay virus o bacterias. Asimismo, posiblemente le indique una radiografía o una tomografía computarizada (TC) de tórax para ver los pulmones, además de pruebas de la función pulmonar para verificar si ingresa aire en los pulmones. Es posible que también le solicite una prueba cutánea de derivado proteico purificado (DPP) en el caso de una tuberculosis presunta.
Si bien no existe una cura para la bronquiectasia, la afección puede controlarse mediante el tratamiento inmediato. El objetivo principal es mantener las infecciones y las secreciones bronquiales bajo control. También es importante prevenir más obstrucciones en las vías respiratorias y más daños en los pulmones. Algunos métodos frecuentes para tratar la bronquiectasia son los siguientes:
Tal vez deba usar un chaleco oscilatorio de alta frecuencia para la pared torácica con el fin de eliminar la mucosidad de los pulmones. El chaleco comprime y libera suavemente el tórax y crea el mismo efecto que la tos, lo cual afloja la mucosidad de las paredes de los bronquios.
Si hay hemorragia pulmonar o si la bronquiectasia se encuentra en solo una parte del pulmón, quizás sea necesario realizar una intervención quirúrgica para extirpar el área afectada. También pueden drenarse las secreciones bronquiales diariamente como parte del tratamiento. Un terapeuta puede enseñarle técnicas para eliminar la mucosidad excesiva mediante la tos.
Si su caso de bronquiectasia es producto de afecciones como trastornos inmunitarios o EPOC, el médico también tratará estas afecciones.
El tratamiento precoz de cualquier infección pulmonar es fundamental para prevenir la bronquiectasia. Los niños deben estar vacunados contra la gripe, la tos ferina y el sarampión, ya que estas afecciones tienen relación con la bronquiectasia en la adultez. Evite exponerse al aire contaminado y proteja los pulmones contra vapores químicos. Se recomienda dejar de fumar, ya que es un factor clave para la salud pulmonar.
Escrito por (en Inglés): Carmella Wint and Matthew Solan
Revisado médicamente (en Inglés)
: Brenda B. Spriggs, MD, MPH, FACP