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La candidosis bucal se debe a una infección por hongos en la parte interna de la boca y en la lengua. También se la conoce como candidosis orofaríngea y
es causada por el hongo Candida albicans. Este hongo se encuentra en la boca naturalmente, pero el sistema inmunitario lo mantiene bajo control. La infección se produce cuando el sistema inmunitario no puede controlar la multiplicación del hongo.
La candidosis bucal es más frecuente en bebés y niños pequeños. La presencia de lesiones blancas (protuberancias) en la parte interna de las mejillas y en la lengua son signos característicos de esta afección.
Por lo general, no produce complicaciones en los pacientes sanos y puede tratarse con antimicóticos. No obstante, la candidosis bucal puede ser problemática para quienes tienen el sistema inmunitario debilitado.
La candidosis bucal se produce cuando el sistema inmunitario no puede combatir el hongo Candida albicans de forma natural.
Por lo general, el sistema inmunitario usa microorganismos buenos para mantener bajo control este hongo y otros microorganismos malos. El uso de antibióticos, que matan las bacterias buenas que previenen las infecciones de forma natural, puede permitir la multiplicación del hongo.
Existen determinadas enfermedades, como el VIH, el SIDA y el cáncer, que atacan el sistema inmunitario. Los tratamientos oncológicos, incluidas la quimioterapia y la radioterapia, pueden dañar o destruir células sanas y aumentar el riesgo de padecer infecciones como la candidosis bucal.
La diabetes también puede contribuir a la aparición de la candidosis bucal. Si la diabetes no está controlada, es probable que el nivel de glucosa en la saliva sea elevado. El hongo puede usar este exceso de glucosa para crecer y desarrollarse en la boca.
Los recién nacidos pueden infectarse durante el nacimiento. Las mujeres que tienen candidosis vaginal pueden transmitir la infección a los recién nacidos durante el parto, ya que la candidosis vaginal y la candidosis bucal son producto del mismo virus.
Si bien esta afección es más frecuente en bebés y niños pequeños, puede afectar a personas de cualquier edad. El riesgo de contraerla aumenta si el sistema inmunitario está debilitado como consecuencia de los siguientes factores:
En las etapas iniciales de la afección, es posible que no se perciba ningún síntoma. Sin embargo, con el paso del tiempo y a medida que el hongo crece, pueden manifestarse los siguientes síntomas:
Además, es posible que los bebés presenten dificultad para comer e irritabilidad.
Si una mujer está amamantando, puede contagiarse a través del bebé. La madre y el bebé pueden ingresar en un ciclo de contagio mutuo permanente. Si usted está amamantando y se contagia, quizás presente los siguientes síntomas:
La candidosis bucal no suele provocar complicaciones en pacientes que tienen el sistema inmunitario sano. En cambio, las complicaciones son más frecuentes en quienes tienen el sistema inmunitario debilitado como consecuencia de enfermedades o quimioterapia. En estos casos, el hongo puede multiplicarse, ingresar en el torrente sanguíneo y diseminarse por todo el organismo. La infección puede propagarse a diversos lugares, entre los que se incluyen el cerebro, el corazón, las articulaciones, los ojos, los riñones, el hígado y los pulmones.
En los bebés, la candidosis bucal puede provocar una dermatitis del pañal grave.
En la mayoría de los casos, el médico puede ofrecer el diagnóstico mediante un examen visual de la boca y la lengua para ver si tienen las típicas lesiones blancas.
Si el diagnóstico no es definitivo, realizará un raspado de una lesión bucal para examinarla en mayor detalle.
Si la afección se diseminó al esófago, es probable que el médico realice más pruebas para ofrecer un diagnóstico preciso. Entre estas técnicas, pueden incluirse las siguientes:
En los niños más grandes y los adultos, la candidosis bucal puede ser consecuencia de una afección médica subyacente que tal vez haya debilitado el sistema inmunitario. En estos casos, el médico realizará una exploración física completa y solicitará análisis de laboratorio para identificar cualquier afección subyacente.
El tratamiento varía según la edad y el estado de salud general. El objetivo del tratamiento es evitar el crecimiento y la diseminación del hongo.
El tratamiento puede incluir lo siguiente:
El tratamiento en el hogar debe incluir lo siguiente:
Si se trata de un lactante, tanto la madre como el bebé deben recibir tratamiento para evitar un ciclo de contagio mutuo. En estos casos, el tratamiento puede incluir lo siguiente:
Una vez que comience el tratamiento, quizás deban transcurrir un par de semanas para ver resultados. Es frecuente que el hongo vuelva a aparecer una vez curada la infección inicial. Las probabilidades de que la recuperación sea total son mayores si el sistema inmunitario está sano y no existen otras afecciones.
Debido a que las lesiones provocan dolor, los bebés pueden tener dificultades para comer. No obstante, la afección no suele producir efectos graves en bebés sin otras enfermedades.
Para prevenir la candidosis bucal, usted puede adoptar las siguientes medidas sencillas:
Escrito por (en Inglés): Anna Giorgi
Revisado médicamente (en Inglés)
: George Krucik, MD