La esclerosis múltiple (EM) se caracteriza por dañar la vaina de mielina, la cual recubre los nervios del sistema nervioso central (constituido por el cerebro, la vía óptica y la médula espinal). El daño se produce a raíz de una inflamación y lesión de la vaina de mielina y de los axones subyacentes (es decir, las fibras nerviosas).
Las partes dañadas sufren una gliosis (cicatrización) y se manifiestan como lesiones o cicatrices esparcidas en todo el sistema nervioso central. Estas cicatrices pueden encontrarse en áreas cercanas a los ventrículos del cerebro, alrededor de los nervios ópticos, en la sustancia blanca de los nervios ópticos que controlan la visión y en la sustancia blanca de la médula espinal, del tronco encefálico, del cerebelo y de las partes del cerebro.
En los últimos años, los investigadores han encontrado pruebas de que la sustancia gris del cerebro también puede presentar daños. Como la destrucción de la mielina interfiere en la conducción nerviosa, los síntomas de la EM se vinculan con la interrupción de la señal entre las neuronas (nervios del sistema nervioso central).
El daño en los axones subyacentes puede causar una discapacidad irreversible y, aunque originalmente se creía que este ocurría en etapas avanzadas de la enfermedad, investigaciones recientes han demostrado que el daño axónico puede ocurrir, y de hecho ocurre, tanto en etapas avanzadas como en etapas iniciales de la enfermedad.
Aún no ha podido establecerse cuál es la causa exacta de este daño que provoca la EM; sin embargo, a través de las pruebas obtenidas en diversos estudios, han podido determinarse distintos factores.
Genética
Según los investigadores, es probable que una predisposición genética influya en la aparición de la enfermedad. No existe un único gen que cause la EM, sino que se cree que son varios genes los que aumentan el riesgo de padecer la enfermedad; por esta razón, los genes constituyen uno de los diversos factores de riesgo de la EM.
Ataque del sistema inmunitario
Además, se piensa que la pérdida de mielina relacionada con la EM deriva de un ataque del propio sistema inmunitario como consecuencia de una sensibilización a la mielina (similar a lo que sucede en una reacción alérgica).
Infección
También se está investigando la posibilidad de que un agente infeccioso, como una bacteria o un virus, sea el causante de este proceso que genera la destrucción de los tejidos. La reacción en contra de la mielina u otro tejido sano genera la propagación de episodios inmunitarios, lo cual deriva en una situación complicada. Los glóbulos blancos, llamados linfocitos, se activan e ingresan en el sistema nervioso central, donde provocan daños en el tejido nervioso; a raíz de ello, se origina una cadena de episodios complejos que generan inflamación y daños continuos.
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Escrito por (en Inglés): June Halper, MSN, APN-C, FAAN, MSCN
Revisado médicamente (en Inglés)
: Jennifer Monti, MD, MPH
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