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Es una intervención quirúrgica utilizada para reemplazar la válvula aórtica del corazón por una válvula artificial. Se realiza por medio de una incisión más grande en comparación con una cirugía de la válvula aórtica mínimamente lesiva.
La válvula aórtica es la válvula del corazón que, al abrirse, permite que la sangre salga del ventrículo izquierdo en dirección a la aorta y luego se cierra para evitar que regrese. Está compuesta por tres valvas. Sin embargo, algunas personas con anomalías cardíacas congénitas pueden tener solamente dos.
Las valvas son colgajos resistentes y delgados de tejido que cumplen la función de una puerta: se abren para permitir el paso de la sangre y se cierran para impedir que regrese.
Según Cleveland Clinic, en la actualidad, la cirugía de la válvula aórtica mínimamente lesiva es el tratamiento por excelencia para las personas que padecen casos aislados de valvulopatía aórtica, aunque algunas personas deben someterse a una cirugía abierta de la válvula aórtica.
A veces, las valvas no funcionan correctamente. Pueden volverse rígidas y no abrirse por completo, lo que restringe el flujo sanguíneo. Las valvas también pueden no cerrarse del todo, por lo que la sangre se desplaza en sentido contrario y regresa al ventrículo. Los problemas de la válvula aórtica pueden provocar problemas de salud graves, entre ellos:
Con el tiempo, puede producirse la acumulación de sangre en el corazón (insuficiencia vascular aórtica) o insuficiencia cardíaca.
Por lo general, los médicos primero proponen un tratamiento con medicamentos para aliviar los síntomas. Sin embargo, los problemas más graves requieren una cirugía de la válvula aórtica.
Toda intervención quirúrgica conlleva riesgos, como infecciones y hemorragias.
La cirugía abierta de la válvula aórtica conlleva mayores riesgos que la cirugía de la válvula aórtica mínimamente lesiva debido al tamaño de la incisión que debe realizarse en la cavidad torácica. Algunos de estos riesgos incluyen dolor, infección, pérdida de sangre y un mayor tiempo de recuperación.
Si bien las válvulas mecánicas suelen ser eficaces, pueden contribuir a la formación de coágulos en el área circundante. Si un coágulo se desplaza hasta el cerebro, el paciente podría sufrir un accidente cerebrovascular u otras complicaciones médicas. Por tal motivo, es posible que el médico o el cirujano receten anticoagulantes que deberán tomarse de por vida.
Antes de la cirugía, pregúntele al médico acerca del tipo de válvula que le colocarán. Existen dos tipos de válvulas de reemplazo:
Durante las consultas previas a la intervención, el médico le hará preguntas sobre sus antecedentes médicos. También le realizará una exploración física que incluirá el control de los signos vitales y la presión arterial, entre otras cosas. Recuerde informarle al médico sobre los medicamentos, las vitaminas o los suplementos que esté tomando. Es posible que deba dejar de tomarlos hasta dos semanas antes de la intervención.
Tal vez pueda conservar su propia sangre en un banco de sangre, y el médico quizás lo ayude a averiguar si sus familiares pueden donarle sangre para cualquier transfusión que pueda necesitar después de la intervención.
Es posible que deba higienizarse con un jabón especial el día anterior a la cirugía.
No podrá beber ni comer (ni siquiera goma de mascar) a partir de la medianoche anterior a la cirugía.
Si comienza a sentir los síntomas de un resfriado, infórmeselo al médico antes de la intervención, ya que una infección de este tipo podría retrasar el proceso de cicatrización. Por lo tanto, es posible que la cirugía deba posponerse hasta que se sienta bien.
La cirugía de válvula aórtica habitualmente demora entre dos y cinco horas. No se preocupe si le parece demasiado tiempo, pues estará profunda y tranquilamente dormido por el efecto de la anestesia general. Cuando esté dormido, lo conectarán a un sistema de circulación extracorporal, que es un aparato que oxigena la sangre y la bombea por el organismo mientras lo operan.
Durante la intervención, el médico le realizará una única incisión que mide unos 25,5 centímetros en el medio del torso. Luego, desplazará los músculos a un lado para poder acceder al corazón.
Una vez que acceda a la válvula, el cirujano extirpará la válvula dañada e implantará una nueva quirúrgicamente. A continuación, controlará que la válvula funcione correctamente y cerrará la incisión del corazón con puntos o suturas reabsorbibles. A continuación, drenará el líquido que se haya acumulado en el pecho y, finalmente, cerrará la incisión del pecho.
Después de someterse a una cirugía de estas características, lo más probable es que deba permanecer entre tres a siete días en el hospital. El primer día, permanecerá en la unidad de cuidados intensivos, donde recibirá cuidados especiales.
Durante la internación, es posible que le administren líquidos por vía intravenosa y que le coloquen un catéter para recoger y eliminar la orina. También lo conectarán a un aparato de electrocardiograma (ECG) mediante el cual los médicos y el personal de enfermería le controlarán la frecuencia cardíaca.
La recuperación de este tipo de cirugía lleva tiempo y dependerá de su estado de salud general y de cómo responda el organismo a la nueva válvula. En el transcurso de los meses posteriores a la cirugía, deberá reunirse varias veces con el médico para controlar que todo esté en orden. Es importante que le preste mucha atención a las instrucciones del médico y que las siga al pie de la letra.
Escrito por (en Inglés): Brian Krans
Revisado médicamente (en Inglés)
: George Krucik, MD