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¿Un vaso de bourbon o de vino con amigos puede desencadenar una tendencia peligrosa? ¿En qué momento pasamos de estar disfrutando de un rato agradable a poner en peligro la vida de quienes nos rodean? Con el alcohol, a veces el límite entre el consumo social y el consumo compulsivo se vuelve borroso. Para muchas personas, tomar un trago con sus amigos algunas veces a la semana es una forma de distenderse. Sin embargo, beber en exceso o sin poder controlar la cantidad de alcohol que consume podría tener graves consecuencias para la salud o crear problemas en el trabajo, el lugar de estudios y las relaciones personales.
El consumo social de alcohol puede considerarse simplemente como tomar un trago con los amigos. A menudo, el consumo social de alcohol se asocia con la idea de relajarse y disfrutar de la compañía de otra persona, o de tomar una copa de vino durante la cena. Muchos de quienes consumen alcohol socialmente lo hacen solamente en ocasiones y si lo hacen con frecuencia, pueden controlarse o dejar de tomar para no embriagarse. En otras palabras, mantienen el control sobre su consumo de alcohol.
Por el contrario, quienes consumen alcohol compulsivamente tienen la capacidad de controlar su consumo, pero eligen no hacerlo. El consumo compulsivo de alcohol tiene como único fin embriagarse mediante el consumo rápido de grandes cantidades de alcohol. Según Centers for Disease Control and Prevention (CDC) [Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, CDC], el consumo compulsivo de alcohol se define como la ingestión de cinco o más tragos (cuatro para mujeres) en un período de dos horas, de modo que la concentración de alcohol en la sangre (BAC, por su sigla en inglés) supere el 0,08 %. (CDC, 2010)
A menudo, las personas consumen alcohol compulsivamente en entornos sociales (bares, fiestas, celebraciones o eventos). Pero no hay que confundirse y pensar que el consumo compulsivo de alcohol es el pasatiempo favorito de los estudiantes universitarios y de los hombres que ven partidos de fútbol americano. Las personas consumen alcohol compulsivamente cuando deciden beber hasta embriagarse.
El consumo compulsivo de alcohol no convierte a la persona en un alcohólico. Sin embargo, consumir alcohol compulsivamente es abusar del alcohol y también puede crear un patrón por el cual la persona podría desarrollar rápidamente una dependencia alcohólica.
Un estudio de 2006 de National Institute on Alcohol Abuse and Alcoholism [Instituto Nacional sobre Abuso de Alcohol y Alcoholismo, NIAAA] determinó que los adultos jóvenes de 18 a 25 años tienen mayores probabilidades de tener problemas con el alcohol. Ese mismo estudio indica que los adultos jóvenes son más propensos al consumo compulsivo de alcohol. (NIAAA, 2006)
Aproximadamente el 90 % del alcohol consumido por los estadounidenses menores de 21 años consiste en consumo compulsivo de alcohol. La situación no es muy distinta entre los adultos: cerca del 75 % del alcohol consumido por los estadounidenses adultos consiste en consumo compulsivo de alcohol. (CDC, 2010)
El consumo compulsivo de alcohol puede causar una serie de problemas médicos graves, tanto a corto plazo (después de un episodio) como a largo plazo (si tiene episodios prolongados de consumo compulsivo de alcohol). El alcohol interfiere con el funcionamiento normal del cerebro, lo cual puede afectar el buen juicio y la coordinación, así como provocar cambios en el humor. Beber en exceso también puede causar complicaciones médicas del hígado, corazón, páncreas y sistema inmunitario en general.
Algunos de los efectos a largo y corto plazo del consumo compulsivo de alcohol son:
Cuando se trata de bebidas alcohólicas, la moderación es importante. Por supuesto que abstenerse por completo de consumir alcohol también previene posibles problemas o complicaciones.
Para la mayoría de los adultos, el consumo moderado de alcohol equivale a no más de dos tragos al día para los hombres o un trago para mujeres y personas mayores de 65 años. Qué se considera un trago:
Los estudios han demostrado que en realidad el consumo moderado de alcohol podría ser beneficioso para la salud y hasta podría disminuir el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares y accidentes cerebrovasculares. Sin embargo, las investigaciones también han demostrado que no es mejor beber más. De hecho, las personas que beben demasiado con frecuencia aumentan así el riesgo de sufrir cáncer y enfermedades cardiovasculares y hepáticas. (NIAAA)
Nota importante: No empiece a beber como medida para prevenir futuros problemas de salud. Los estudios sugieren que las personas que no beben pero deciden comenzar a beber por los beneficios que le darían a su salud, en realidad no reciben ningún beneficio. Dicho de otro modo: si no bebe, no empiece a beber.
Escrito por (en Inglés): Kimberly Holland
Revisado médicamente (en Inglés)
on: Sep 24, 2012: George Krucik, MD