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Una derivación extracraneal (EC) consiste en un dispositivo que se usa para aliviar la presión producida en el cerebro por una acumulación de líquido. Se trata de una intervención quirúrgica que se usa principalmente para tratar una afección llamada hidrocefalia, que tiene lugar cuando se acumula una cantidad excesiva de líquido cefalorraquídeo (LCR) en los ventrículos cerebrales. El LCR amortigua el cerebro y lo protege contra lesiones en el interior del cráneo. Actúa como un sistema de distribución de los nutrientes que el cerebro necesita y también se encarga de eliminar los productos de desecho. Normalmente, el LCR circula por los ventrículos hasta la base del cerebro. Luego, baña el cerebro y la médula espinal antes de ser reabsorbido por la sangre. Cuando se produce una alteración en esta circulación normal, la acumulación de líquido puede ejercer sobre los tejidos cerebrales una presión dañina capaz de dañar el cerebro. Los dispositivos de derivación EC se colocan quirúrgicamente en el interior de uno de los ventrículos cerebrales para impedir que el líquido permanezca en el cerebro y restablecer, de este modo, el flujo normal y la absorción de LCR.
La hidrocefalia puede afectar a personas de cualquier edad, por lo que cualquier persona puede necesitar una derivación EC. Sin embargo, según Mayo Clinic, esta afección es más frecuente en los bebés y en los adultos mayores (Mayo Clinic, 2011). Según las estimaciones del National Institute for Neurological Disorders and Stroke [Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Accidente Cerebrovascular, NINDS], uno de cada 500 niños sufre de hidrocefalia (NINDS, 2011).
Una cantidad excesiva de líquido puede acumularse alrededor del cerebro por diferentes motivos, entre los cuales se incluyen los siguientes:
Las obstrucciones constituyen la causa más frecuente de hidrocefalia. Los quistes, los tumores o la inflamación en el cerebro pueden impedir la circulación normal de LCR y dar origen a una acumulación peligrosa. Entre los síntomas de la hidrocefalia, se incluyen los siguientes:
El diagnóstico de la hidrocefalia puede confirmarse con pruebas de diagnóstico por imágenes. La ecografía, la tomografía computarizada (TC) y la resonancia magnética (RM) son herramientas que permiten observar las cavidades y los tejidos del cerebro y determinar si algún área del cerebro está llena de cantidades de líquido mayores que lo normal.
La colocación de un dispositivo de derivación extracraneal se realiza con anestesia general, por lo que el paciente duerme durante la intervención y no siente dolor. La intervención completa dura alrededor de 90 minutos.
Consulte al equipo médico sobre las restricciones en relación con el consumo de alimentos y bebidas antes de la operación. Por lo general, los niños mayores y los adultos deben ayunar durante al menos ocho horas antes de la intervención. En cambio, los bebés y niños pequeños posiblemente deban dejar de consumir leche maternizada y alimentos sólidos solo durante seis horas antes de la cirugía, aunque generalmente pueden beber agua hasta cuatro horas antes del horario previsto para la intervención.
Para prepararlo para la cirugía de derivación, le rasurarán el cabello en el área que se encuentra detrás de la oreja, que es donde se introducen los catéteres. Un catéter es una sonda delgada y flexible que se usa para drenar el exceso de líquido. El cirujano realizará una incisión diminuta detrás de la oreja y perforará un orificio pequeño en el cráneo, a través del cual se introducirá un catéter en el cerebro. El otro catéter es subcutáneo, es decir que se coloca por debajo de la piel detrás de la oreja. Esta sonda se desplaza hacia el tórax y el abdomen, lo que permite drenar el exceso de LCR en la cavidad abdominal, donde el organismo lo reabsorbe. El cirujano conectará una bomba diminuta a ambos catéteres y la colocará debajo de la piel detrás de la oreja. La bomba se activará automáticamente para eliminar el exceso de líquido cuando detecte un aumento de la presión en el cráneo. La bomba, también llamada válvula, puede programarse para que se active cuando el líquido aumente a un volumen predeterminado.
La recuperación después de una derivación EC demora entre tres y cuatro días. La mayoría de las personas reciben el alta en el plazo de los siete días posteriores a la intervención. Según los National Institutes of Health [Institutos Nacionales de la Salud, NIH], los niños que se someten a una cirugía de derivación EC deben permanecer recostados en posición horizontal durante 24 horas después de la derivación inicial. Una vez transcurridas las primeras 24 horas, pueden sentarse y desplazarse con cuidado (NIH, 2010).
Durante la internación, le controlarán regularmente la frecuencia cardíaca y la presión arterial y le administrarán antibióticos como medida preventiva. El médico se asegurará de que el dispositivo de derivación esté funcionando correctamente antes de autorizar el alta médica.
La colocación de un dispositivo de derivación EC es un procedimiento muy seguro. Sin embargo, puede conllevar algunos riesgos tanto durante la intervención como posteriormente. Entre los riesgos asociados a cualquier intervención quirúrgica, se incluyen hemorragias e infecciones. También es posible que sufra reacciones adversas a la anestesia, como dificultad para respirar o cambios en la frecuencia cardíaca o en los niveles de presión arterial.
Entre los riesgos poco frecuentes propios de una cirugía de derivación extracraneal, que pueden ser graves y potencialmente mortales si no se tratan, se incluyen los siguientes:
La fiebre, las cefaleas, el dolor abdominal, el cansancio y un aumento drástico de la presión arterial pueden indicar la presencia de una infección o un mal funcionamiento de la derivación. Infórmele al médico de inmediato si se manifiestan estos signos y síntomas. Según la University of Chicago Pritzker School of Medicine [Facultad de Medicina Pritzker de la Universidad de Chicago, UCPSM], las infecciones son más frecuentes durante las primeras semanas después de la colocación de un dispositivo de derivación EC (UCPSM).
La derivación EC es eficaz para reducir la presión en el cerebro en la mayoría de los casos. Lo más probable es que deba reemplazarse el dispositivo de derivación EC después de unos años, en especial en los niños pequeños. En promedio, la vida útil de estos dispositivos en un bebé es de dos años. Los adultos y los niños de más de dos años de edad probablemente no requieran un reemplazo durante un período de ocho años o más. Los sistemas de derivación requieren un control y un seguimiento frecuentes. Entre las complicaciones que pueden producirse en los sistemas de derivación, se incluyen las siguientes:
Estos inconvenientes pueden traer aparejadas complicaciones médicas de gravedad, como un drenaje excesivo o insuficiente de LCR. Un drenaje excesivo se produce cuando la velocidad a la cual se drena el LCR de los ventrículos supera la velocidad a la cual se produce. Esto puede provocar un colapso de los ventrículos, lo que puede causar cefaleas o hemorragias en el interior del cerebro. Por su parte, un drenaje insuficiente permite la acumulación de LCR en el cerebro y puede causar la reaparición de los síntomas de hidrocefalia. Busque atención médica de inmediato si se manifiestan síntomas que indican un mal funcionamiento del dispositivo de derivación EC.
Escrito por (en Inglés): Erica Roth
Revisado médicamente (en Inglés)
: Brenda B. Spriggs, MD, MPH, FACP