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El menisco es un cartílago que funciona como amortiguador entre el fémur y la tibia. Existen dos meniscos en cada articulación de la rodilla. Pueden dañarse o desgarrarse durante actividades en las cuales se ejerce presión sobre la articulación o se produce una rotación de la articulación.
Entre las opciones de tratamiento, que varían según la gravedad de la lesión, se incluyen desde remedios caseros hasta intervenciones quirúrgicas ambulatorias. Para prevenir este tipo de lesiones, haga ejercicios para fortalecer los músculos de la pierna y use técnicas adecuadas durante las actividades o los deportes de contacto.
El menisco puede sufrir un desgarro durante actividades que suponen un contacto o una presión directos a raíz de una rotación forzada. Un giro o un cambio de dirección repentinos, una sentadilla profunda o el levantamiento de objetos pesados pueden provocar una lesión. Muchos deportistas corren el riesgo de sufrir desgarros de meniscos. Las personas que practican deportes que incluyen giros o paradas abruptos, como el fútbol americano, el básquetbol, el fútbol y el tenis, son más propensas a sufrir desgarros de meniscos.
Los meniscos se debilitan a medida que pasan los años, por lo que los desgarros son más frecuentes en personas de más de 30 años de edad. Los movimientos involucrados al hacer sentadillas o subir escaleras pueden provocar lesiones en los meniscos debilitados. Quienes sufren de artrosis corren un riesgo mayor de sufrir lesiones en la rodilla o desgarros de meniscos. La artrosis en un trastorno articular frecuente caracterizado por dolor y rigidez en las articulaciones causados por el envejecimiento y el desgaste.
Cuando el menisco sufre un desgarro, es posible oír una especie de chasquido en el área de la articulación de la rodilla. Luego, quizás se manifiesten los siguientes síntomas:
También es posible que se presente una sensación de deslizamiento o un chasquido que suele ser un indicador de que parte del cartílago se ha separado del resto y obstruye la articulación de la rodilla.
Consulte al médico si se presenta alguno de estos síntomas y si persisten durante varios días o aparecen después de sufrir una lesión en la rodilla. También deberá consultar al médico si la rodilla se traba y no puede flexionarla después de extenderla.
Después de indagar sobre los síntomas, el médico le explorará la rodilla, evaluará su amplitud de movimiento y observará en detalle el área de la articulación donde se encuentra el menisco. También es posible que le realice la prueba de McMurray para identificar un desgarro de meniscos. Esta prueba consiste en flexionar la rodilla y luego extenderla y rotarla. Si durante la manipulación se escucha un chasquido leve, podría tratarse de un desgarro de meniscos.
Lo más probable es que el médico solicite pruebas de diagnóstico por imágenes para confirmar el desgarro. Entre ellas, pueden citarse las siguientes:
Si el médico no logra determinar la causa del dolor de rodilla por medio de estas pruebas, posiblemente proponga realizar una artroscopía para estudiar la rodilla. Si es necesaria una intervención quirúrgica, el médico probablemente utilice un artroscopio. En primer lugar, se realiza una incisión pequeña cerca de la rodilla. Un artroscopio es un dispositivo delgado y flexible de fibra óptica que puede introducirse a través de la incisión. Está equipado con una luz pequeña, una cámara e instrumentos quirúrgicos que pueden manipularse, ya sea a través del artroscopio o a través de otras incisiones en la rodilla. Por lo general, después de someterse a una artroscopía, ya sea a los fines de explorar el área o de realizar una intervención quirúrgica, el paciente puede regresar a su hogar el mismo día.
En un primer momento, la lesión en la rodilla debe tratarse en el hogar con técnicas como reposo, hielo, compresión y elevación.
También puede tomar medicamentos como ibuprofeno, aspirina o cualquier otro antinflamatorio no esteroide (AINE) para aliviar el dolor y reducir la inflamación alrededor de la rodilla.
Es importante que, si siente dolor, el peso del cuerpo no recaiga por completo sobre la rodilla afectada.
Probablemente el médico le recomiende fisioterapia para fortalecer los músculos en torno a la rodilla y, de este modo, reducir el dolor y aumentar la movilidad y la estabilidad de la rodilla.
Si la lesión no responde al tratamiento, el médico podría recomendar una cirugía artroscópica. El cirujano realiza una incisión pequeña en la rodilla para introducir herramientas y una cámara y reparar o extirpar el menisco dañado.
Por lo general, el paciente puede regresar a su hogar el mismo día de la intervención. Si bien la recuperación completa lleva tiempo, pronto podrá recuperar el nivel de funcionalidad que tenía antes de la cirugía.
La intervención quirúrgica conlleva riesgos, por lo que es aconsejable hablar con el médico para determinar si este procedimiento es conveniente para su caso particular. El período de recuperación incluirá consultas regulares con el médico y sesiones de fisioterapia para fortalecer los músculos que sostienen la rodilla.
Con un diagnóstico adecuado y un tratamiento estricto, podrá recuperar la movilidad y la función de la rodilla que tenía antes de sufrir la lesión.
Para prevenir un desgarro de meniscos, haga ejercicios para fortalecer los músculos de la pierna regularmente. De este modo, estabilizará la articulación de la rodilla y la protegerá contra lesiones. También puede usar equipos de protección al practicar deportes o una rodillera ortopédica para estabilizar la rodilla durante actividades que presenten riesgos de lesiones.
Siempre use las técnicas adecuadas al hacer actividad física o actividades en las cuales se ejerza presión sobre la articulación de la rodilla. Es recomendable entrar en calor y elongar antes de hacer actividad física, usar equipos adecuados como calzado deportivo diseñado específicamente para la actividad en cuestión, ajustarse bien el calzado y aprender técnicas adecuadas para hacer una actividad determinada.
Escrito por (en Inglés): Cindie Slightham
Revisado médicamente (en Inglés)
: George Krucik, MD