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El criterio de diagnóstico para la demencia se estableció en 1984. En general, y para la enfermedad de Alzheimer en particular, se centraba principalmente en el momento a partir del cual la persona o sus familiares o amigos comenzaban a percibir signos de problemas relacionados con la función cognitiva, el aprendizaje y la memoria. Si bien este enfoque ha sido de mucha utilidad,
el conocimiento de las manifestaciones clínicas y de los aspectos biológicos de la demencia ha aumentado enormemente durante los últimos 27 años. En gran medida, esto se debe a los impresionantes avances tecnológicos, a los continuos esfuerzos de los científicos dedicados a la investigación y a los pacientes que participan en los diferentes estudios clínicos.
Es por ello que, en abril de 2011, el National Institute on Aging [Instituto Nacional sobre el Envejecimiento, NIA] de los National Institutes of Health [Institutos Nacionales de la Salud, NIH] junto con la Alzheimer's Association [Asociación para el Alzheimer], publicó lo siguiente a fin de reflejar el nivel de comprensión y los últimos avances en relación con esta afección.
La demencia se diagnostica únicamente cuando existen síntomas cognitivos o conductuales (neuropsiquiátricos) que cumplen con los siguientes criterios:
Para que el médico diagnostique una afección como demencia, debe haber un deterioro cognitivo o conductual que incluya, como mínimo, dos de las siguientes características:
El deterioro cognitivo se detecta y diagnostica mediante una combinación de pasos que incluyen la recopilación de los antecedentes médicos a partir de lo relatado por el paciente y por otra persona con un conocimiento suficiente del paciente y la realización de una evaluación cognitiva objetiva. La evaluación puede consistir en un análisis de cabecera del estado mental o en un análisis neuropsicológico (cuando los análisis rutinarios de antecedentes y de cabecera del estado mental no son suficientes para efectuar un diagnóstico certero).
Se detallarán los antecedentes médicos del paciente, entre los cuales se incluirá lo siguiente:
Asimismo, el médico intentará obtener información de los familiares y amigos más íntimos del paciente. Esta parte del proceso de diagnóstico suele ser particularmente útil, ya que quienes conocen al paciente en mayor profundidad pueden aportar información valiosa acerca de los posibles cambios en la personalidad, el comportamiento, la memoria y las habilidades cognitivas del paciente.
Se realizará una exploración física exhaustiva del paciente. Típicamente, la exploración física incluye una evaluación de la audición, la vista, el corazón, los pulmones, la temperatura, la presión arterial y el pulso. El médico también puede solicitar pruebas de laboratorio (como análisis de sangre, orina y posiblemente líquido cefalorraquídeo) para descartar o identificar otros problemas de salud, como diabetes o problemas en la glándula tiroidea o el hígado.
La prueba neuropsicológica de este tipo más frecuentemente utilizada es el miniexamen cognoscitivo (MEC). El MEC incluye una selección de preguntas y consignas destinadas a evaluar el estado cognitivo (mental) básico del paciente, p. ej., si el paciente sabe qué fecha es y dónde se encuentra, si puede repetir una lista de palabras o frases, si puede contar de atrás para adelante empezando por el 100 y avanzando de siete en siete.
Resonancia magnética (RM) y tomografía computarizada (TC): son herramientas de diagnóstico mediante las cuales es posible visualizar las estructuras del cerebro. De esta manera, pueden descartarse otras afecciones que quizás estén causando los síntomas de la demencia, como tumores cerebrales o coágulos en el cerebro.
Tomografía por emisión de positrones (PET): esta herramienta de diagnóstico le permite al médico ver los niveles de actividad cerebral, es decir, cómo funcionan el cerebro y sus tejidos.
Resonancia magnética funcional (RMf): mide los cambios metabólicos que se producen en las partes activas del cerebro.
Tomografía computarizada por emisión de fotón único (TCEFU): muestra la distribución de la sangre en el cerebro, que generalmente aumenta con la actividad cerebral.
Magnetoencefalografía (MEG): muestra los campos electromagnéticos producidos por la actividad neuronal del cerebro.
Escrito por (en Inglés): Wendy Leonard, MPH
Revisado médicamente (en Inglés)
: Jennifer Monti, MPH, MD