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Dificultad para respirar es un término general que se emplea para referirse al malestar que se siente al respirar y la sensación de falta de aire. Este cuadro puede producirse de manera gradual o tornarse problemático repentinamente. Una persona que tiene dificultad para respirar siente que no recibe suficiente aire. Los problemas respiratorios leves, como el cansancio después de hacer ejercicios aeróbicos, no constituyen un motivo de preocupación.
La dificultad para respirar puede deberse a diversas afecciones o producirse como consecuencia del estrés y la ansiedad.
La falta de aire reiterada o la dificultad para respirar repentina e intensa pueden ser un signo de un problema de salud grave que requiere atención médica.
La dificultad para respirar muchas veces se debe a problemas ambientales simples o problemas de salud frecuentes, por ejemplo, los siguientes:
Según los expertos de Mayo Clinic, las afecciones pulmonares y cardíacas son las dos causas principales de la dificultad para respirar (Mayo Clinic, 2010).
Existen varias afecciones pulmonares que pueden provocar dificultad para respirar; todas exigen atención médica inmediata, aunque algunas son más urgentes que otras.
Si tiene una afección cardíaca, probablemente note que le falta el aire con mayor frecuencia. Esto se debe a que el corazón tiene dificultad para enviar sangre oxigenada al resto del organismo. Entre las posibles afecciones que pueden causar este problema, se incluyen las siguientes:
Los bebés y los niños pequeños suelen presentar dificultad para respirar cuando sufren enfermedades respiratorias víricas. Los síntomas leves se producen porque los niños pequeños todavía no son capaces de eliminar la mucosidad de la nariz y la garganta. Existen varias afecciones que pueden agravar la dificultad para respirar. Sin embargo, la mayoría de los niños se recuperan fácilmente. Entre estas enfermedades, se incluyen las siguientes:
El laringismo es una enfermedad respiratoria generalmente causada por un virus. Si bien los niños de entre 3 meses y 5 años de edad son los más propensos a padecer laringismo, también puede afectar a niños mayores. Por lo general, la afección comienza con síntomas similares a los de un resfriado. No obstante, se caracteriza por una tos perruna que se asemeja al sonido que emiten las focas. La dificultad para respirar puede ser el resultado de la tos frecuente, que suele producirse durante la noche. En la mayoría de los casos, el laringismo desaparece antes de la semana. Por lo general, los peores episodios de tos tienen lugar durante la primera y la segunda noche. En algunos casos, las vías respiratorias superiores pueden verse afectadas por una infección bacteriana grave.
La bronquiolitis es una infección pulmonar vírica que generalmente afecta a bebés de entre 3 y 6 meses de vida. Al principio, la enfermedad puede asemejarse a un resfriado. Sin embargo, en los días siguientes, el niño enfermo suele presentar tos, respiración acelerada y sibilancias. En la mayoría de los casos, los bebés mejoran en un lapso de una semana a 10 días.
Las siguientes medidas pueden aliviar los síntomas respiratorios responsables de los problemas respiratorios que afectan a su hijo:
Su hijo necesita atención médica en las siguientes circunstancias:
El riesgo de tener dificultad para respirar aumenta si una persona está expuesta constantemente a situaciones que le generan estrés, tiene alergias o padece una afección pulmonar o cardíaca crónica. La obesidad también aumenta el riesgo de presentar esta afección, al igual que los esfuerzos físicos extremos, en particular si la actividad física se realiza en sesiones intensivas o a altitudes elevadas.
Una persona que tiene dificultad para respirar siente que no logra recibir suficiente oxígeno. Entre los signos específicos, se incluyen los siguientes:
Si la dificultad para respirar se produce de manera repentina, comuníquese con un médico del servicio de emergencias. Si la respiración disminuyó considerablemente o se detuvo, busque atención médica inmediata. Después de llamar al 911, lleve a cabo la reanimación cardiopulmonar (RCP) de emergencia si sabe cómo hacerlo.
Los siguientes síntomas, además de la dificultad para respirar, pueden indicar un problema grave, como un ataque de angina de pecho, falta de oxígeno o un ataque cardíaco. Es necesario estar atento a los siguientes síntomas:
Para entender la causa de esta afección, el médico le hará una serie de preguntas, por ejemplo, desde cuándo tiene el problema, si es leve o intenso y si empeora al hacer esfuerzos físicos. Después de analizar sus antecedentes médicos, el médico le realizará una exploración física para observar las vías respiratorias, los pulmones y el corazón. Según lo que determine a partir de la exploración, posiblemente le recomiende someterse a una o más de las siguientes pruebas:
Determinar la causa de la dificultad para respirar es la clave para un tratamiento eficaz.
Si la causa de la dificultad para respirar es la congestión nasal, el ejercicio físico excesivo o la actividad física a altitudes elevadas, lo más probable es que el problema se normalice (si no se presenta ninguna otra afección médica). Los síntomas temporales desaparecerán cuando el resfriado se cure, cuando usted deje de ejercitar o cuando regrese a una altitud menor.
Si la causa de la dificultad para respirar es el estrés, la solución es reducir las situaciones que le generan tensión o incorporar mecanismos de afrontamiento. La meditación, el asesoramiento psicológico, la actividad física y la risa son algunas de las estrategias para afrontar el estrés.
En algunos casos, la dificultad para respirar es un síntoma de enfermedades cardíacas y pulmonares. Si este es su caso, el médico le recetará medicamentos y otros tratamientos. Si sufre de asma, por ejemplo, es posible que deba usar un inhalador inmediatamente después de que se manifiesta la dificultad para respirar. Si la causa son las alergias, probablemente le receten antihistamínicos para reducir la congestión nasal y tal vez también le recomienden evitar la exposición a factores desencadenantes, como el polvo o el polen.
En casos extremos, es posible que deban conectarlo a un respirador u hospitalizarlo para controlarlo.
Si no se lo trata, el problema puede empeorar y ser mortal.
Llame al 911 si tiene dificultad para respirar, especialmente si se produjo de repente o trae aparejados otros síntomas, como rigidez en el pecho, cefalea, sibilancia, adormecimiento o fiebre.
Existen varias maneras de prevenir este problema:
Escrito por (en Inglés): Chitra Badii and Marijane Leonard
Revisado médicamente (en Inglés)
: George Krucik, MD