Join AARP
Get exclusive member benefits & effect social change. Join Today
Your email address is now confirmed.
You'll start receiving the latest news, benefits, events, and programs related to AARP's mission to empower people to choose how they live as they age.
You can also manage your communication preferences by updating your account at anytime. You will be asked to register or log in.
In the next 24 hours, you will receive an email to confirm your subscription to receive emails related to AARP volunteering. Once you confirm that subscription, you will regularly receive communications related to AARP volunteering. In the meantime, please feel free to search for ways to make a difference in your community at www.aarp.org/volunteer
Get exclusive member benefits & effect social change. Join Today
La eclampsia es una enfermedad grave y poco común que ocasiona convulsiones durante el embarazo. Las convulsiones son períodos en los cuales las perturbaciones de la actividad cerebral pueden ocasionar episodios de ausencia, disminución de la lucidez y sacudidas violentas (convulsiones). La eclampsia afecta aproximadamente a 1 de cada 2.000 a 3.000 embarazadas y puede afectarla aun si no tiene antecedentes de convulsiones.
Con frecuencia, la eclampsia sigue a la pre-eclampsia, la cual está caracterizada por presión arterial elevada después de la vigésima semana de embarazo. Si la pre-eclampsia empeora y le afecta el cerebro, ocasionándole convulsiones o coma, quiere decir que ha desarrollado eclampsia.
Los médicos no están seguros de la causa de la preeclampsia. A continuación se explica cómo las afecciones de la preeclampsia pueden ocasionar los problemas neurológicos de la eclampsia.
La preeclampsia puede hacer que se le eleve la presión arterial (las fuerza de la sangre contra las paredes de las arterias) lo suficiente como para dañarle las arterias y otros vasos sanguíneos. Este daño podría limitar el flujo sanguíneo y generar inflamación en los vasos sanguíneos de los órganos, incluso el cerebro. Si dicha inflamación interfiere en la capacidad funcional del cerebro, podrían producirse convulsiones.
Es común que la preeclampsia afecte la función renal. La presencia de proteína en la orina (proteinuria) es un indicio clave de esta afección. Los riñones filtran los desechos de la sangre pero retienen en la sangre los nutrientes beneficiosos (como proteínas) para volver a distribuirlos en el organismo. Si los filtros de los riñones (los glomérulos) se dañan, las proteínas pueden escaparse por dichos filtros y excretarse por la orina.
Si usted padece o ha padecido preeclampsia severa, podría correr el riesgo de padecer eclampsia.
Entre otros factores de riesgo de sufrir convulsiones durante el embarazo se encuentran los siguientes:
Debido a que la preeclampsia puede conducir a la eclampsia, pueden presentarse los síntomas de ambas afecciones. Sin embargo, algunos de los síntomas podrían ser ocasionados por otras afecciones, como enfermedad renal o diabetes. Es importante que le diga al médico para que éste pueda descartar otras causas posibles.
Los siguientes son síntomas comunes de la preeclampsia:
Los siguientes son síntomas comunes de la eclampsia:
La preeclampsia y la eclampsia afectan la placenta, que es el órgano que entrega oxígeno, sangre y nutrientes al feto. Cuando la presión arterial alta disminuye el flujo sanguíneo, la placenta podría no funcionar adecuadamente. Como consecuencia de lo anterior, el bebé podría nacer con un peso muy bajo o con otros problemas de salud. Con frecuencia, cuando hay problemas con la placenta es necesario adelantar el parto para proteger la salud y seguridad del bebé. En casos poco comunes, estas afecciones podrían hacer que el feto muera.
Si ya le han diagnosticado la preeclampsia o tiene antecedentes de la misma, el médico ordenará que le hagan análisis para determinar si la preeclampsia ha empeorado o reincidido. Si usted no tiene preeclampsia, el médico ordenará análisis relacionados con la misma así como otros análisis para determinar por qué tiene convulsiones.
El médico podría ordenar varios tipos de análisis de sangre para evaluar su afección. Dichos análisis incluyen un hematocrito, que mide cuántos glóbulos rojos tiene en la sangre, así como un recuento de plaquetas para determinar si la sangre coagula bien.
La creatinina es un producto de desecho que generan los músculos. Los riñones deberían filtrar la mayor parte de la creatinina de la sangre, pero si los glomérulos no funcionan adecuadamente, quedará en la sangre un exceso de creatinina. El exceso de creatinina en la sangre podría indicar que hay preeclampsia, aunque no siempre es así.
El médico podría ordenar análisis de orina para detectar la presencia de proteínas y con qué velocidad se están excretando.
El parto es la única manera de tratar la preeclampsia y la eclampsia. Si el médico le diagnostica preeclampsia, éste podría mantenerla bajo observación y tratarla con medicamentos con el fin de evitar que la misma evolucione. Si desarrolla eclampsia, el médico podría adelantarle el parto, dependiendo de cuánto tiempo lleve embarazada. El parto puede adelantarse luego de 32 a 36 semanas de embarazo si se presentan síntomas que pongan su vida en peligro o si no responde a los medicamentos.
Podrían utilizarse medicamentos para prevenir convulsiones (anticonvulsivantes). Si padece de presión arterial elevada, también podrán administrarle medicamentos para bajársela.
Para controlar la preeclampsia y la eclampsia, es crucial que tome todos los medicamentos que le receten, descanse y monitoree cualquier cambio que ocurra en la afección.
Los síntomas tanto de la preeclampsia como de la eclampsia deberían desaparecer una vez que tenga el bebé. Si se presentase alguna complicación, podría sufrir emergencias médicas como desprendimiento placentario. El desprendimiento placentario es una afección que hace que la placenta (el órgano que protege y nutre al bebé en el vientre) se desprenda del útero.
Escrito por (en Inglés): Brindles Lee Macon and Marijane Leonard
Revisado médicamente (en Inglés)
: George Krucik, MD