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La ecocardiografía de esfuerzo, también denominada prueba de esfuerzo con ejercicio o eco estrés, es un procedimiento utilizado para determinar el funcionamiento del corazón y los vasos sanguíneos.
Para ello, se le solicitará al paciente que camine sobre una cinta o que pedalee en una bicicleta fija mientras los médicos controlan la presión arterial y el ritmo cardíaco. Cuando la frecuencia cardíaca alcanza niveles altos, el médico registra imágenes ecográficas del corazón para determinar si los músculos cardíacos reciben suficiente sangre y oxígeno durante el ejercicio.
El médico puede indicar una ecocardiografía de esfuerzo en caso de que el paciente refiera dolor en el pecho o si sospecha que presenta enfermedad de las arterias coronarias o un infarto de miocardio (ataque cardíaco). Asimismo, esta prueba se utiliza con los pacientes que se encuentran en rehabilitación cardíaca con el fin de determinar en qué medida el cuerpo del paciente puede tolerar el ejercicio de manera segura. También se la utiliza para determinar cómo funcionan algunos tratamientos, como el injerto de revascularización coronaria y la angioplastia, o cómo funcionan los medicamentos contra la angina de pecho o los fármacos antiarrítmicos.
Este procedimiento se lleva a cabo, por lo general, en un laboratorio de ecocardiografías, aunque también puede realizarse en el consultorio del médico o en otro entorno médico. Normalmente, demora entre 45 y 60 minutos.
El paciente debe tener en cuenta las siguientes indicaciones antes de realizar la prueba:
El médico deberá observar cómo responde el corazón mientras el paciente se encuentra en reposo para tener una idea precisa de su funcionamiento. Comenzará colocando 10 electrodos (parches pequeños y adhesivos) en el pecho del paciente, que se conectan a un electrocardiógrafo (ECG) para medir la actividad eléctrica del corazón, en especial, la frecuencia y regularidad de los latidos. Probablemente, también se mida la presión arterial del paciente durante la prueba.
Luego, el paciente se colocará de costado y el médico le realizará una ecocardiografía en reposo del corazón, también llamada ecografía. Se aplicará un gel especial sobre la piel del paciente y luego se colocará un dispositivo denominado transductor, que emite ondas de sonido para crear imágenes del movimiento y de las estructuras internas del corazón.
Una vez finalizada la ecocardiografía en reposo, la persona realizará ejercicios en una cinta o una bicicleta fija. Según el estado físico que presente, el médico clínico puede solicitarle que aumente la intensidad del ejercicio. El tiempo necesario de ejercicios varía según cada persona, pero, por lo general, lleva entre seis y 10 minutos.
Para lograr que la frecuencia cardíaca se incremente en el mayor grado posible, se le solicitará al paciente que realice el ejercicio indicado hasta que se sienta cansado. El paciente debe informarle de inmediato al médico clínico si se siente mareado o débil o si siente dolor en el pecho o en la parte izquierda del cuerpo.
Ecocardiografía de esfuerzo
Inmediatamente después de que se le indique al paciente dejar de realizar el ejercicio, el médico clínico realizará otra ecografía para obtener más imágenes del corazón del paciente cuando se lo somete a un esfuerzo. Luego sobrevendrá un período de enfriamiento en el que el paciente caminará lentamente para que la frecuencia cardíaca se normalice. El médico clínico controlará el ECG, la frecuencia cardíaca y la presión arterial hasta que los niveles se normalicen.
Esta prueba es segura y no es lesiva. Si bien no es común que surjan complicaciones, entre ellas, se encuentran las siguientes:
La ecocardiografía de esfuerzo es un estudio muy confiable. El médico o el cardiólogo explicarán los resultados de la prueba al paciente; si los resultados son normales, eso indicará que el corazón del paciente funciona de manera correcta y que los vasos sanguíneos probablemente no estén bloqueados a causa de la enfermedad de las arterias coronarias.
Los resultados anormales de la prueba pueden indicar que el corazón no bombea sangre en forma adecuada debido a una obstrucción de los vasos sanguíneos o a que el corazón está dañado a causa de un ataque cardíaco.
El hecho de diagnosticar la enfermedad de las arterias coronarias y evaluar el riesgo de que el paciente sufra ataques cardíacos en forma temprana puede ayudar a evitar futuras complicaciones. Esta prueba también puede ayudar a determinar si el plan vigente de rehabilitación cardíaca es el adecuado para el paciente.
Escrito por (en Inglés): Tricia Kinman
Revisado médicamente (en Inglés)
: George Krucik, MD