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El empiema es una acumulación de pus (células muertas y fluido infectado) dentro de una cavidad corporal. Generalmente este término se refiere al pus dentro de la cavidad pleural o espacio pleural. La cavidad pleural es el espacio delgado comprendido entre la superficie de los pulmones y el recubrimiento interior de la caja torácica.
Una cavidad es una espacio hueco. Los pulmones están dentro de la cavidad torácica, del mismo modo que el cerebro está dentro de la cavidad craneana. Cualquier fluido que se encuentre dentro de la cavidad torácica disminuye el espacio con que los pulmones cuentan para expandirse. Para poder llenarse de aire al respirar, los pulmones tienen que poder expandirse totalmente. Al respirar, los pulmones deben expandirse suavemente y sin dolor dentro de la cavidad pleural en el pecho. Cuando los pulmones no pueden expandirse adecuadamente, tendrá problemas para recibir el oxígeno que necesita. Esto hace que le falte el aliento y hasta podría sentir dolor al respirar.
Como el empiema es pus y el pus es ocasionado por una infección, el empiema puede dar lugar a problemas que ponen la vida en peligro, como sepsis (bacterias en la sangre) y estado de choque. Según American College of Chest Physicians [Colegio Estadounidense de Médicos del Tórax], el empiema constituye una emergencia médica que podría poner su vida en peligro.
El empiema no se genera a sí mismo; es una complicación de otras afecciones médicas. Para que se produzca el empiema, las bacterias, los hongos o las sustancias químicas deben entrar al espacio pleural y ocasionar una inflamación, dando lugar a la producción de pus.
Las infecciones pulmonares, como la neumonía y los abscesos pulmonares, son dos de las maneras más comunes en que las bacterias entran al espacio pleural. Las bacterias también pueden entrar al espacio pleural mediante instrumental médico utilizado para realizar exámenes o cirugías en el tórax.
Según el boletín médico Chest [Tórax], hay dos clases de empiema: simple y complejo.
El empiema simple puede verse claramente durante el curso de la enfermedad. En el empiema simple, el pus está presente, pero fluye libremente. Lo mejor es tratarlo en la etapa simple, porque la cavidad pleural puede drenarse con facilidad.
En el empiema complejo, la inflamación es más grave. Cuanto más tiempo tenga un empiema sin tratamiento, mayor será la probabilidad de que tenga un empiema complejo.
En los casos de inflamación severa, el cuerpo genera grandes cantidades de tejido cicatricial en el espacio pleural. La formación del tejido cicatricial hace que dicha cavidad se divida en múltiples cavidades más pequeñas. Esto se llama loculación. La loculación genera complicaciones, porque puede ser difícil drenar las áreas infectadas aisladas. Drenar completamente el pus de la cavidad pleural es esencial para el tratamiento.
Según British Medical Journal [Boletín Médico Británico], los mayores factores de riesgo de padecer empiema son: neumonía, factores de riesgo de padecer neumonía y procedimientos médicos que implican a los pulmones y las áreas circundantes.
Los traumatismos torácicos y las enfermedades pulmonares preexistentes, como la EPOC y el cáncer de pulmón, también aumentan el riesgo de padecer empiema. Según Chest [Tórax], corren mayor riesgo de morir quienes padecen enfermedades pulmonares preexistentes y tienen empiema, que quienes no las padecen.
El 70 % de los casos de empiema ocurren como consecuencia de la neumonía. Quienes tienen dificultades para tragar, quienes padecen inmunodepresión y quienes consumen drogas o abusan del alcohol corren un mayor riesgo de padecer neumonía. Si ha sido tratado por neumonía pero no ha mejorado, es posible que tenga empiema.
El 20 % de los casos de empiema está relacionado con procedimientos médicos como cirugías en el tórax y toracocentesis. La toracocentesis es un procedimiento que implica el uso de agujas y sondas para drenar el fluido del espacio pleural. Los instrumentos médicos pueden introducir bacterias en la cavidad pleural.
Los síntomas más comunes del empiema son fiebre, tos, falta de aliento y pleuresía. La pleuresía es un dolor de pecho que se presenta al respirar y es ocasionado por una inflamación. La falta de aliento que presentan los pacientes con empiema ocurre cuando los pulmones no pueden expandirse completamente. La neumonía también puede ocasionar falta de aliento.
Si tiene empiema, también podría presentar otros síntomas, como fatiga, pérdida del apetito y pérdida de peso. Los indicios más severos del empiema están asociados a las sepsis (presencia de bacterias en la sangre). Los indicios de sepsis incluyen fiebre alta, escalofríos, respiración rápida, ritmo cardíaco acelerado y presión arterial baja (menos de 90/60). La sepsis pone la vida en peligro y requiere tratamiento de emergencia.
El diagnóstico del empiema comienza por el estudio de los antecedentes médicos y por un examen físico. Entre los exámenes útiles para diagnosticar el empiema se encuentran los siguientes:
El empiema se trata con antibióticos intravenosos, como cefalosporinas (cefuroxima de sodio), flagyl (metronidazol) y penicilinas con betalactamasa (ampicilina/sulbactam). Puede administrarse clindamicina a los pacientes alérgicos a la penicilina.
Para drenar el pus del espacio pleural y permitir que los pulmones se expandan normalmente, se utiliza una sonda torácica. Se reemplazan los fluidos perdidos debido a la falta de apetito y la fiebre y se utilizan medicamentos como paracetamol (Tylenol) para bajar la fiebre y aliviar las molestias.
Escrito por (en Inglés): Verneda Lights
Revisado médicamente (en Inglés)
: Brenda B. Spriggs, MD, MPH, FACP