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La enfermedad pélvica inflamatoria (EPI) es una infección de los órganos reproductivos femeninos. La pelvis se encuentra en la parte inferior del abdomen e incluye las trompas de Falopio, los ovarios, el cuello uterino y el útero. Según el Department of Health and Human Services [Departamento de Salud y Servicios Humanos] de los Estados Unidos, esta afección es frecuente y afecta a aproximadamente un millón de mujeres cada año en los Estados Unidos (HHS, 2010).
Existen varios tipos de bacterias que pueden provocar EPI, incluidas las mismas que causan gonorrea y clamidia, que son infecciones de transmisión sexual. Lo que suele suceder es que las bacterias ingresan en la vagina y causan una infección. A medida que pasa el tiempo, esta infección puede propagarse a los órganos pélvicos y,
si se disemina por la sangre, puede ser muy peligrosa e incluso potencialmente mortal. Si usted cree tener una infección, consulte al médico lo antes posible.
Si tiene gonorrea o clamidia, existen más posibilidades de tener EPI. Sin embargo, puede padecer esta afección aunque no haya tenido una infección de transmisión sexual. Entre los demás factores que pueden provocar EPI, se incluyen los siguientes:
Algunas mujeres no presentan síntomas. En caso de presentarlos, posiblemente manifiesten alguno de los siguientes:
Esta afección puede provocar un dolor leve a moderado. No obstante, algunas mujeres sienten un dolor intenso y síntomas como los siguientes:
Si usted tiene síntomas graves, llame al médico de inmediato o vaya a la sala de emergencias. Es posible que la infección se haya diseminado al torrente sanguíneo o a otras partes del organismo. Como se mencionó antes, esta es una afección potencialmente mortal.
Es posible que el médico identifique la enfermedad luego de indagar sobre los síntomas. Sin embargo, solicitará exámenes y análisis para confirmar el diagnóstico en la mayoría de los casos. Entre los exámenes y análisis, se incluyen los siguientes:
Una vez recogidas las muestras, el médico las envía a un laboratorio.
Si el médico determina que usted tiene EPI, quizás solicite más pruebas y le examine el área pélvica para ver si hay daños. A raíz de la EPI, puede producirse la cicatrización patológica de las trompas de Falopio y daños permanentes en los órganos reproductivos. Entre las demás pruebas, pueden incluirse las siguientes:
Probablemente, el médico le recetará antibióticos para tratar esta afección. Debido a que el médico quizás desconozca el tipo de bacteria responsable de la infección, posiblemente le recete dos tipos diferentes de antibióticos para tratar varias bacterias.
Tras algunos días de haber comenzado el tratamiento, los síntomas quizás mejoren o desaparezcan. Sin embargo, debe terminar los medicamentos dado que suspenderlos antes de lo debido podría dar lugar a una recidiva.
Si está enferma, embarazada, no puede tragar píldoras o tiene un absceso (ampolla con pus producto de la infección) en la pelvis, el médico quizás decida hospitalizarla para que reciba tratamiento.
Si bien es poco frecuente, la EPI puede exigir una intervención quirúrgica que solo resulta necesaria si se rompe el absceso de la pelvis o si existe la posibilidad de que esto ocurra.
Las bacterias que provocan EPI pueden contagiarse a través del contacto sexual. Si usted tiene una vida sexual activa, su pareja también debe recibir tratamiento para la EPI, ya que los hombres pueden ser portadores de las bacterias que provocan esta afección. Si su pareja no recibe tratamiento, la infección puede volver a aparecer.
Las siguientes medidas pueden disminuir el riesgo de tener EPI:
Si cree tener EPI, consulte al médico. Existen otras afecciones, como una infección en las vías urinarias, que pueden provocar síntomas similares a los de la EPI. Sin embargo, el médico puede solicitar exámenes para detectar EPI y descartar otras afecciones.
Si no se recibe tratamiento, los síntomas pueden empeorar y causar problemas, por ejemplo, los siguientes:
La infección también puede propagarse a otras partes del organismo. Si se propaga a la sangre, puede poner en riesgo la vida.
Esta afección puede tratarse y la mayoría de las mujeres se recuperan por completo. Sin embargo, aproximadamente entre el 10 y el 15 por ciento de las mujeres que tienen EPI presentan dificultades para quedar embarazadas (CDC, 2011). Asimismo, según el Berkeley County Health Department [Departamento de Salud del Condado de Berkeley], aproximadamente el nueve por ciento tiene un embarazo ectópico y el 18 por ciento presenta dolor pélvico crónico como consecuencia de la EPI.
Escrito por (en Inglés): Valcencia Higuera
Revisado médicamente (en Inglés)
: George Krucik, MD