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Estos espasmos, que se conocen también como fasciculación muscular, se caracterizan por contracciones musculares pequeñas en el cuerpo.
Los músculos se componen de fibras, tejidos y nervios. Cuando se estimula o se daña un nervio, puede provocar un espasmo de las fibras musculares.
Muchos de los espasmos son comunes y pueden pasar desapercibidos. No obstante, existen otros tipos de espasmos que pueden ser un signo de una afección del sistema nervioso y deben ser sometidos a análisis médico.
Son varias las afecciones que pueden provocar espasmos musculares. En general, los espasmos más graves se atribuyen a causas más graves. Los espasmos ligeros son el resultado de causas menos graves relacionadas con el estilo de vida.
Entre las causas frecuentes y menos graves, se encuentran las siguientes:
Por lo general, los espasmos provocados por estos factores se presentan en los párpados, las pantorrillas o los pulgares. Esta afección es bastante frecuente y los síntomas suelen desaparecer después de algunos de días.
También existen causas menos frecuentes y más graves de los espasmos musculares, derivadas de enfermedades y afecciones médicas vinculadas al sistema nervioso,, que pueden causar daños en los nervios que se conectan con los músculos y, así, desencadenar espasmos. Entre estas afecciones, se incluyen las siguientes:
Si bien los espasmos musculares no constituyen una emergencia, es posible que se relacionen con alguna afección grave. Programe una consulta con el médico si los espasmos se vuelven crónicos o persistentes.
Si los tratamientos caseros no detienen ni atenúan la frecuencia de los espasmos, consulte al médico. Es posible que padezca una afección subyacente que los provoca.
Por lo general, no se requieren remedios caseros para tratar los espasmos, ya que suelen ceder por sí solos en unos días. Sin embargo, puede evitar los espasmos si mantiene un régimen alimentario equilibrado, descansa lo necesario, controla el estrés y limita el consumo de cafeína.
Si los espasmos en los ojos son de consideración, aplíquese un colirio para lubricarlos. Si duran más de una semana, consulte al médico.
Es probable que el médico revise todos los síntomas para determinar la causa subyacente de los espasmos musculares. También le realizará una exploración médica y le preguntará acerca de sus antecedentes médicos, además de consultarle la frecuencia y duración de los espasmos y las áreas específicas que estos afectan. Asimismo, usted deberá informarle si está embarazada o padece alguna afección médica.
De acuerdo con los síntomas y los resultados de la exploración física, el médico ordenará análisis de sangre para comprobar los niveles electrolíticos y el funcionamiento de la glándula tiroidea. También es posible que le realicen una TC (una serie de radiografías que se toman desde ángulos específicos del cuerpo) o una electromiografía (una prueba que verifica el estado de los músculos y los nervios). La RM genera una imagen del cerebro o de la columna, que también le sirve al médico para confirmar el diagnóstico.
Si los espasmos son persistentes o crónicos, es posible que sean atribuibles a una afección médica subyacente más grave. La intervención temprana suele mejorar el pronóstico a largo plazo y las opciones de tratamiento.
No existe una forma definitiva de prevenir los espasmos musculares, aunque pueden tomarse ciertas medidas sencillas para reducir el riesgo de incidencia.
Mantenga un régimen alimentario saludable, que incluya una gran variedad de frutas y verduras. Esto puede ayudarlo a prevenir ciertas carencias nutricionales relacionadas con los espasmos musculares.
Evite el consumo de bebidas con cafeína y los alimentos que contienen cafeína, ya que pueden desencadenar espasmos o intensificarlos.
Deje de fumar; la nicotina es un estimulante suave que afecta el sistema nervioso central.
Si toma algún medicamento estimulante, como las anfetaminas, y presenta espasmos, háblelo con el médico, quien podrá recetarle otro medicamento que no le produzca espasmos.
Además, aprenda a usar habilidades para afrontar situaciones, como ejercicios de respiración profunda, para disminuir los niveles de estrés.
Escrito por (en Inglés): Suzanne Allen
Revisado médicamente (en Inglés)
: George Krucik, MD