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Podemos hacer mucho para disminuir el riesgo individual de tener enfermedad de las arterias coronarias pero hay ciertos factores de riesgo de los que no podemos escapar. Es importante ser consciente de ellos.
Es lógico pensar que, si se produce una acumulación de placa con el transcurso del tiempo, la EAC se vuelve cada vez más posible a medida que envejecemos. En las mujeres, la edad promedio en la que presentan EAC es a los 55 años. Es decir, aproximadamente una década más tarde que en el caso de los hombres. La EAC es la clase más común de enfermedad cardíaca en hombres y mujeres en los Estados Unidos; sin embargo, los hombres tienen un 50 por ciento más de posibilidades que las mujeres de morir a causa de ella.
Es casi inevitable tener cierto grado de EAC, y la afección se puede detectar en más del 80 por ciento de los adultos que superan los 80 años de edad. Los cambios que ocurren en el cuerpo a medida que envejecemos crean las condiciones óptimas para que se desarrolle la enfermedad cardíaca. Por ejemplo, cuando envejecemos, la pared lisa de los vasos desarrolla, de manera natural, una superficie áspera que atrae los depósitos de placa.
Los hombres y las mujeres de raza negra en los Estados Unidos tienen un 30 por ciento más de posibilidades de morir de una enfermedad cardíaca, como la enfermedad de las arterias coronarias, que las personas de raza blanca. Las personas de raza blanca tienen una tasa de mortalidad considerablemente mayor por enfermedades cardíacas que las personas hispanas que no son de raza blanca.
La enfermedad cardíaca puede ser hereditaria o se puede heredar la diabetes de tipo 1 o alguna otra enfermedad o rasgo que aumente el riesgo de padecer EAC.
Afortunadamente, podemos controlar muchos factores de riesgo de la EAC. Según la American Heart Association [Asociación Cardíaca Estadounidense], hay seis factores de riesgo principales que pueden modificarse.
Aunque no tenga otros factores de riesgo, el tabaquismo por sí solo aumenta el riesgo de padecer EAC. Si tiene factores de riesgo concurrentes, el riesgo de padecer EAC aumenta de manera exponencial. Resulta especialmente peligroso fumar si tiene antecedentes familiares de enfermedad cardíaca o si toma píldoras anticonceptivas.
Tener un nivel alto de colesterol de las LDL (malo) o un nivel bajo de colesterol de las HDL (bueno) significa mucho más que tener el resultado de un análisis archivado en su historia clínica. Estos factores pueden señalar un riesgo grave de padecer EAC. Si le resulta difícil diferenciar cuál es el colesterol bueno y cuál es el malo, el National Heart, Lung, and Blood Institute [Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre] sugiere una manera ingeniosa de recordarlo: usted puede asociar la letra l de colesterol de las LDL con la palabra Lípido, que hace referencia a la grasa que contiene y que se pega en los vasos sanguíneos. De la misma forma, puede asociar la letra h de colesterol de las HDL con la frase Hábitos saludables, en referencia a las medidas que puede tomar para mantenerse sano.
Los valores de las LDL deben ser inferiores a 100 miligramos de colesterol por decilitro de sangre (mg/dl). El nivel de colesterol de las HDL debe ser de, al menos, 40 mg/dl. También debe controlar los triglicéridos, un tipo de grasa que circula por la sangre. El nivel de triglicéridos debe permanecer por debajo de 150 mg/dl. La cantidad de triglicéridos se relaciona con la ingesta de azúcar. Puede reducir el nivel de triglicéridos si reduce la ingesta de sustancias azucaradas.
La presión arterial mide la resistencia que ofrecen los vasos sanguíneos cuando el corazón bombea sangre a través de ellos. Con el transcurso del tiempo, la presión arterial elevada puede provocar el estrechamiento y la rigidez de las arterias coronarias. La presión arterial debe permanecer constantemente en 120/80 mmHg o menos.
El ejercicio ayuda a reducir el riesgo de padecer EAC, ya que disminuye la presión arterial, eleva el colesterol de las HDL y fortalece el corazón para que funcione de forma más eficaz. Además, ayuda a mantener un peso saludable y reduce el riesgo de contraer otras enfermedades (como obesidad y diabetes) que pueden provocar la EAC.
Los términos sobrepeso y obesidad son mucho más que palabras poco halagüeñas: son diagnósticos médicos. Sufrir de sobrepeso u obesidad aumenta radicalmente el riesgo de padecer EAC. Además, el exceso de peso con frecuencia se presenta junto con la presión arterial elevada o la diabetes y se relaciona directamente con la mala alimentación y la falta de actividad física.
Los términos sobrepeso y obesidad generalmente se definen según el índice de masa corporal (IMC). El IMC, una medida del peso en relación con la altura, debe estar entre 18,5 y 24,9. Un IMC de 25 o más, especialmente si el mayor peso se encuentra en el abdomen, aumenta el riesgo de padecer EAC. Los hombres y las mujeres deben tener una circunferencia de cintura de entre 89 y 102 cm, respectivamente. Quizás sea suficiente con que se mire al espejo al salir de la ducha para determinar si está excedido de peso; no obstante, debe conocer su IMC. Utilice una herramienta en línea para calcular el IMC o pida a su proveedor de atención médica que lo calcule por usted.
La diabetes es una afección en la cual hay demasiada glucosa en la sangre debido a que el cuerpo no puede utilizar la insulina correctamente o no puede producir suficiente insulina. La diabetes de tipo 2 con frecuencia se manifiesta junto con otros factores de riesgo de la EAC; principalmente, con la obesidad. La glucosa en sangre en ayunas debe ser inferior a 100 mg/dl y la HbA1c, una medida promedio de control de la glucosa en sangre en un período de tres meses, debe ser inferior al 7 por ciento. Si alguna de las medidas tiene valores superiores, correrá un riesgo mayor de padecer EAC.
Escrito por (en Inglés): the Healthline Editorial Team
Revisado médicamente (en Inglés)
: Jennifer Monti, MD