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Los medicamentos antipsicóticos son los tratamientos de vanguardia para los síntomas de la esquizofrenia. Se ha estimado que hasta el 70 por ciento de los pacientes responderá a un fármaco u otro, aunque no todos los fármacos le funcionan a cada paciente. Podría ser necesario un proceso de ensayo y error a fin de identificar los medicamentos adecuados para estabilizar al paciente.
Los antipsicóticos típicos más antiguos, tales como clorpromazina (Torazina) y haloperidol (Haldol), se comenzaron a desarrollar en la década de los 50 y transformaron el tratamiento de esta grave enfermedad. Podría decirse que estos fármacos contribuyeron a despojar al trastorno de este estigma inmemorial en cierta medida y le abrieron el camino al tratamiento compasivo y al reintegro de los pacientes, quienes anteriormente habían sido marginalizados y/o recluidos permanentemente.
Algunos medicamentos típicos todavía están en uso hoy día, pero desde la década de los 90, los antipsicóticos atípicos más nuevos de segunda generación han mejorado aún más el manejo clínico de la enfermedad. Entre estos se encuentra la clozapina (Clozaril), un medicamento más reciente que reduce o elimina eficazmente las alucinaciones y los episodios psicóticos. Desafortunadamente, el uso de clozapina está relacionado con el riesgo de contraer una enfermedad llamada agranulocitosis -descenso potencialmente peligroso de la producción de glóbulos blancos. Dicho descenso podría afectar severamente la capacidad del paciente para combatir infecciones, así que se debe vigilar a los pacientes que tomen dicho fármaco para detectar este efecto secundario.
Entre otros fármacos atípicos se encuentran los siguientes:
Estos fármacos no producen agranulocitosis, aunque la mayoría de dichos medicamentos están asociados con otros efectos secundarios potencialmente problemáticos, tales como aumento de peso e incremento del riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 o colesterol alto. En consecuencia, es importante monitorearle regularmente la sangre a los pacientes que tomen dichos medicamentos para detectar cambios en los niveles de glucosa y lípidos. Estos medicamentos antipsicóticos también están asociados con efectos secundarios iniciales potencialmente alarmantes, tales como vista borrosa, somnolencia, sensibilidad al sol, erupciones, etc.., pero muchos de estos efectos secundarios podrían llegar a aminorarse.
El uso de medicamentos antipsicóticos a largo plazo podría provocar una enfermedad llamada discinesia tardía (DT) La DT se caracteriza por espasmos musculares involuntarios, especialmente al rededor de la boca. Los espasmos podrían ser leves o severos y podrían desaparecer o no después de descontinuar el fármaco.
En cierto modo, es menos probable que los antipsicóticos atípicos provoquen este efecto secundario que los medicamentos más antiguos. Es importante notar que la posibilidad de interacciones peligrosas con otros fármacos es alta cuando se usan medicamentos antipsicóticos. Los pacientes nunca deben tomar Adicionalmente, los pacientes nunca deben dejar de tomar abruptamente los medicamentos recetados.
En la actualidad, están sometidos a ensayos clínicos una cantidad de medicamentos nuevos para el posible tratamiento de la esquizofrenia. Al menos ocho fármacos nuevos están en la Fase III; casi la misma cantidad están en los ensayos de la Fase II. Estadísticamente, se podría esperar que aproximadamente del 25 al 30 por ciento de los fármacos sometidos a pruebas finales (Fase III de los ensayos clínicos) reciban la aprobación final de la Food and Drug Administration (FDA) [Administración de Alimentos y Medicamentos, FDA]
Escrito por (en Inglés): Dale Kiefer
Revisado médicamente (en Inglés)
: Jennifer Monti, MD, MPH