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La fístula gastrointestinal (FGI) es una perforación anormal que permite la secreción de líquidos gástricos a través del recubrimiento del estómago, los intestinos o el colon. Dicha secreción puede filtrarse hacia otros órganos o la piel, provocando una infección.
Hay cuatro tipos principales de FGI:
Esta fístula consiste en filtraciones desde una parte del intestino a otra donde se tocan los pliegues.
Este tipo de fístula consisten en filtraciones a otros órganos tales como la vejiga, los pulmones o el sistema vascular.
También se llama fístula cutánea y tiene lugar cuando hay filtraciones a través de la piel.
Este tipo de fístula implica tanto órganos internos como la piel.
La FGI se presenta más a menudo después de una cirugía en el abdomen. Las personas con problemas digestivos crónicos corren un riesgo mayor de que se les forme una fístula. El tratamiento ha mejorado en las últimas décadas, pero la tasa de mortalidad continúa siendo alta: casi 40 % de quienes tienen fístulas postquirúrgicas de alta producción no sobreviven a estas (Stawicki y Braslow, 2008).
Aproximadamente del 85 al 90 % de las FGI se presentan después de una operación quirúrgica (Stawicki y Braslow, 2008). Ciertos factores pueden incrementar los riesgos que corre el paciente en relación con alguna operación quirúrgica:
La formación espontánea de fístulas representa del 10 al 15% de los casos de FGI. Éstas pueden ser causadas por lo sigueinte:
Aunque no es común, ciertos traumatismos físicos (por ejemplo, heridas de bala o de cuchillo que penetren el abdomen) pueden hacer que se forme una FGI.
Las fístulas externas pueden provocar una secreción a través de la piel. Están acompañadas por otros síntomas, incluidos los siguientes:
Con las fístulas internas, los pacientes también podrían presentar los siguientes síntomas:
La complicación más grave de la FGI es la septicemia, una enfermedad en la que el cuerpo tiene una respuesta intensa ante las bacterias. Esta afección puede producir una presión sanguínea peligrosamente baja, daños en los órganos y la muerte.
Si se ha sometido recientemente a una cirugía, comuníquese con el médico de inmediato si presenta lo sigueinte:
Para diagnosticar esta afección, el médico primero analizará su historial clínico y quirúrgico y evaluará sus síntomas actuales. Las pruebas iniciales de sangre pueden incluir lo siguiente:
Si la fístula es externa, la secreción puede ser enviada a un laboratorio para su análisis. Para realizar un fistulograma podrían inyectarle un medio de contraste en el orificio en la piel y hacerle radiografías.
Puede ser más difícil encontrar las fístulas internas. Podrían realizarle las siguientes pruebas:
Para las fístulas que implican los ductos biliares o pancreáticos, podrían realizar una prueba especializada con imágenes llamada colangiopancreatografía por resonancia magnética (MRCP).
Resolver la FGI puede llevar muchos meses. Algunas fístulas pueden cicatrizar por su cuenta en algunas semanas o meses. Sin embargo, puede ser necesario un tratamiento médico continuado para manejar los síntomas o prevenir complicaciones médicas graves. El tratamiento depende de la gravedad de la afección.
El tratamiento inicial puede incluir lo siguiente:
Luego se hacen pruebas y evaluaciones de la fístula. El tratamiento depende del tipo de FGI, el nivel de salida de líquidos y los órganos afectados.
Están disponibles diversas opciones de tratamiento, entre ellas las siguientes:
Algunos ripos de fístulas se cierran espontáneamente si se controla la infección y si el cuerpo absorbe suficientes nutrientes.
Las personas que de otra manera sean saludables generalmente se recobran por completo.
Las fístulas se cierran por su cuenta en aproximadamente el 25 % de los casos con un tratamiento conservador (Stawicki y Braslow, 2008).
Si la FGI no sana por su cuenta, puede ser necesaria una intervención quirúrgica. Usualmente, no se intenta hacer una intervención quirúrgica hasta que el paciente haya sido tratado por tres a seis meses.
Escrito por (en Inglés): Sandy Calhoun Rice
Revisado médicamente (en Inglés)
: George Krucik, MD