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Los glomérulos son estructuras compuestas por vasos sanguíneos diminutos que se encuentran en los riñones. Estos ovillos de vasos sanguíneos se encargan de filtrar la sangre y eliminar el exceso de líquido. Cuando los glomérulos están dañados, los riñones dejan de funcionar correctamente y puede desencadenarse una insuficiencia renal. Las afecciones que dañan los glomérulos se conocen conjuntamente como glomerulonefritis (GN).
La glomerulonefritis es una afección grave y potencialmente mortal que requiere tratamiento inmediato. Esta afección, que también recibe el nombre de nefritis o síndrome nefrótico, puede ser aguda (repentina) o crónica (a largo plazo).
Existen dos tipos de glomerulonefritis: aguda y crónica.
La GN aguda puede comenzar en respuesta a una infección como una amigdalitis estreptocócica o un absceso dental. Puede ser causada por problemas ocasionados por una reacción desmedida del sistema inmunitario a la infección. Este tipo de GN puede desaparecer de manera espontánea, es decir, sin tratamiento. Si no desaparece, será necesario recibir tratamiento de inmediato para prevenir daños a largo plazo en los riñones. Entre las enfermedades que pueden desencadenar una GN, se incluyen las siguientes:
El uso excesivo de analgésicos y antinflamatorios no esteroides (AINE), como ibuprofeno y naproxeno, también puede ser un factor de riesgo.
Una persona puede tener GN crónica durante varios años sin que se manifiesten síntomas, lo cual puede causar un daño irreversible en los riñones y una insuficiencia renal absoluta.
A veces, la GN crónica puede ser causada por una enfermedad genética. La nefritis hereditaria afecta a los hombres jóvenes con problemas de la vista y de la audición.
Las enfermedades autoinmunitarias también pueden causar GN crónica. Los antecedentes de cáncer también pueden aumentar el riesgo de padecer esta afección. Tener GN aguda puede predisponerlo a padecer la forma crónica de la afección más adelante. La exposición a algunos disolventes hidrocarbonados puede aumentar el riesgo de padecer GN crónica.
A veces, la GN no es atribuible a ninguna causa clara. El veinticinco por ciento de las personas que padecen la afección no tienen antecedentes de enfermedades renales.
Entre los primeros síntomas de la glomerulonefritis aguda, se incluyen los siguientes:
A veces, una persona puede tener glomerulonefritis crónica sin manifestar síntomas. En algunos casos, los síntomas se presentan de manera progresiva, como suele suceder en la forma aguda de la afección. Entre los síntomas posibles, se incluyen los siguientes:
La GN puede avanzar al punto de provocar una insuficiencia renal. También es posible presentar los siguientes síntomas:
El primer paso para el diagnóstico es realizar un análisis de orina. Sin embargo, a menudo la GN se detecta durante una exploración física de rutina para tratar otra afección. La presencia de sangre y proteína en la orina detectada durante un análisis de orina es un indicador importante de la enfermedad.
Es posible que le realicen otros análisis de orina para controlar signos importantes del estado de los riñones, incluidos los siguientes:
Los análisis de sangre pueden identificar una anemia (nivel bajo de glóbulos rojos), niveles anormales de albúmina, niveles anormales de concentración plasmática de urea y niveles elevados de creatinina.
También pueden realizarse pruebas inmunológicas para controlar lo siguiente:
Todos estos constituyen signos de que el sistema inmunitario podría estar dañando los riñones.
Es posible que deba realizarse una biopsia (se toma una muestra pequeña con una aguja) de los riñones para confirmar el diagnóstico.
Para obtener más información sobre la afección tal vez deba someterse a pruebas de detección como las siguientes:
Debido a que los diferentes tipos de glomerulonefritis tienen causas diferentes, es posible que requieran tratamientos diferentes.
Uno de los primeros aspectos en los que se centra el tratamiento es el control de la presión arterial elevada. La presión arterial puede ser muy difícil de controlar cuando los riñones no funcionan normalmente. En estos casos, es posible que el médico le recete medicamentos para tratar la presión arterial, como inhibidores de la enzima convertidora de la angiotensina (por ejemplo, captopril, lisinopril y perindopril) o antagonistas de los receptores de la angiotensina (por ejemplo, losartán, irbesartán y valsartán).
También pueden recetarse otros medicamentos, como corticoesteroides, para reducir la respuesta inmunitaria si el sistema inmunitario está atacando los riñones.
Otro de los métodos utilizados para reducir la inflamación desencadenada por una respuesta inmunitaria es la plasmaféresis, en la cual se elimina la parte líquida de la sangre (plasma) y se la reemplaza por líquidos intravenosos o plasma proveniente de un donante (sin anticuerpos).
Si usted padece GN crónica, deberá reducir el consumo de proteína, sal y potasio, además de controlar la cantidad de líquido que consume. Es posible que le recomienden tomar suplementos de calcio y diuréticos para reducir la hinchazón.
Si la afección avanza y da origen a una insuficiencia renal, usted posiblemente deba someterse a diálisis, que es un procedimiento en el cual una máquina filtra la sangre. Con el tiempo, es posible que deba recibir un trasplante de riñón.
Si se detecta de manera precoz, la GN aguda puede ser temporal y reversible. Con tratamiento temprano, es posible desacelerar el avance de la GN crónica. Sin embargo, si la GN empeora, usted probablemente sufra un deterioro de la función renal, insuficiencia renal crónica y enfermedad renal terminal.
La glomerulonefritis puede provocar síndrome nefrótico, que es una afección en la cual se pierden grandes cantidades de proteína en la orina. Esto genera una retención considerable de líquido y sal en el organismo, acompañada de un aumento de la presión arterial y los niveles de colesterol, e inflamación generalizada. El síndrome nefrótico se trata con corticoesteroides. Si no logra controlárselo, la afección avanza y se convierte en una enfermedad renal terminal.
Con el tiempo, el daño renal grave, la insuficiencia renal y la enfermedad renal terminal pueden requerir diálisis y un trasplante renal.
La GN también puede dar origen a las siguientes afecciones:
Escrito por (en Inglés): Christine Case-Lo
Revisado médicamente (en Inglés)
: Peter Rudd, MD