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Se dice que se produce una hemorragia intracerebral (ICH, por sus siglas en inglés) cuando repentinamente irrumpe sangre en el tejido del cerebro, causándole daños, lo cual presenta síntomas similares a los de un accidente cerebrovascular. La hemorragia intracerebral lobular se produce en los lóbulos cerebrales, fuera de los ganglios basales. Los ganglios basales son estructuras situadas en el cerebro (la porción más grande del encéfalo) que ayuda en el control motor, el aprendizaje, el movimiento de los ojos y la función cognitiva.
Durante una ICH, se presentan repentinamente síntomas semejantes a los de un accidente cerebrovascular, como dolor de cabeza, debilidad, confusión y parálisis, particularmente en un lado del cuerpo. La acumulación de sangre ejerce presión sobre el cerebro e interfiere con el suministro de oxígeno al mismo. Esto puede causar daños rápidamente al cerebro y los nervios.
Se trata de una emergencia médica que requiere tratamiento inmediato. La ICH no es un accidente cerebrovascular isquémico común (cuando un vaso sanguíneo se bloquea a causa de un coágulo), sino que es más grave.
En general, el tratamiento incluye cirugía para reparar los vasos sanguíneos dañados. Según la ubicación de la hemorragia y la magnitud del daño, el tratamiento a largo plazo podría incluir fisioterapia, foniatría (terapia del habla) y terapia ocupacional. La mayoría de las personas queda con un cierto nivel de discapacidad permanente.
Algunos de los síntomas de la ICH son:
Esta es una afección grave. Si usted u otra persona está teniendo síntomas de un accidente cerebrovascular, llame de inmediato al 911.
La causa más común de la hemorragia intracerebral es la presión arterial elevada. Entre las personas jóvenes, otra causa común es tener vasos sanguíneos anormalmente formados en el cerebro. Otras causas son:
Cualquiera puede tener una hemorragia intracerebral, pero el riesgo aumenta con la edad. Según Mayfield Clinic, los hombres corren un riesgo mayor que las mujeres, al igual que las personas de ascendencia japonesa o afroamericana (Mayfield Clinic, 2009).
Si tiene síntomas de ICH, le harán un examen neurológico. Los estudios con imágenes se usan para determinar si el paciente está teniendo un accidente cerebrovascular isquémico (bloqueo) o un accidente cerebrovascular hemorrágico (sangrado). Las diversas pruebas diagnósticas de ICH son:
Tomografía computarizada (TC): Con este tipo de estudio se crean imágenes del cerebro que permiten detectar fracturas de cráneo o confirmar hemorragias.
Imágenes por resonancia magnética (IRM): Con este tipo de estudio el médico puede ver el cerebro más claramente y así identificar la causa de la hemorragia.
Angiografía: En este estudio se utilizan rayos X para obtener imágenes del flujo de la sangre en una arteria.
También puede usarse análisis de sangre para identificar trastornos del sistema inmunitario, inflamación y problemas de coagulación que puedan causar hemorragias en el cerebro.
El tratamiento dentro de las primeras tres horas desde la manifestación de los síntomas suele lograr un mejor resultado.
La cirugía permite aliviar la presión sobre el cerebro y reparar las arterias dañadas. Además, pueden recetarse ciertos medicamentos para tratar los síntomas, como analgésicos para aliviar los dolores de cabeza. Para controlar la presión sanguínea, podría ser necesario administrar ansiolíticos. Si el médico determinara que se corre el riesgo de sufrir convulsiones, podría recetar medicamentos antiepilépticos.
Se necesitará tratamiento a largo plazo para superar los síntomas causados por el daño al cerebro. Según los síntomas, el tratamiento podría incluir fisioterapia para recuperar la función muscular y foniatría para mejorar la comunicación. La terapia ocupacional ayuda a la persona a recuperar ciertas habilidades e independencia mediante la práctica y la modificación de las actividades cotidianas.
Según la ubicación de la hemorragia y del tiempo durante el cual el cerebro estuvo privado de oxígeno, las complicaciones podrían ser las siguientes:
La recuperación luego de una ICH varía enormemente de una persona a otra y depende de diversos factores, como la edad y la salud general, la ubicación de la hemorragia y la magnitud del daño.
Algunas personas tardan meses o años en recuperarse. La mayoría de los pacientes de ICH tiene alguna discapacidad a largo plazo. En algunos casos, necesitarán asistencia las 24 horas o internación en una clínica especializada. Según el Centro Médico de la Universidad de Washington (UWM), cerca del 40 % de los pacientes de ICH mueren dentro del primer mes (UWM).
Hay grupos de apoyo para las personas que han sufrido un accidente cerebrovascular y también para sus familiares, para sobrellevar lo que significa el cuidado a largo plazo. Su médico o el hospital pueden darle información acerca de grupos de apoyo locales.
Para disminuir las probabilidades de sufrir una ICH, puede hacerse lo siguiente:
Escrito por (en Inglés): Ann Pietrangelo
Revisado médicamente (en Inglés)
: Brenda B. Spriggs, MD, MPH, FACP