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La hepatitis es una inflamación del hígado causada por la exposición a toxinas, enfermedades inmunitarias o infecciones. Los virus son los responsables de la mayoría de los casos de hepatitis. La hepatitis A es una inflamación del hígado causada por el virus de la hepatitis A. Se trata de un tipo de hepatitis agudo (de corta duración) que, por lo general, no requiere tratamiento.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año se producen 1,4 millones de casos de hepatitis A (OMS, 2012). Esta forma altamente contagiosa de hepatitis puede causar epidemias por alimentos o agua contaminados. Afortunadamente, no es grave y no suele conllevar consecuencias a largo plazo.
La hepatitis generalmente se transmite de persona a persona, por lo que es altamente contagiosa. No obstante, ciertos factores pueden aumentar el riesgo de contraerla, entre ellos:
Según los informes de la Organización Mundial de la Salud, en las personas que viven en países en vías de desarrollo con normas sanitarias deficientes, el riesgo de contraer hepatitis A en algún momento de la vida asciende a más del 90 por ciento (OMS, 2012).
La hepatitis A se manifiesta después de contraer el virus de la hepatitis A (VHA), que generalmente se contagia al ingerir alimentos o líquidos contaminados con materia fecal, que es donde se encuentra el virus. Una vez ingerido el virus, la infección se propaga por el torrente sanguíneo hasta el hígado, donde provoca inflamación e hinchazón.
Algunas de las vías de contagio más comunes son las siguientes:
Una vez que se infecta, puede contagiar a los demás incluso dos semanas antes de que se manifiesten los síntomas. El período de contagio finaliza alrededor de una semana después de la aparición de los síntomas.
Los niños menores de 6 años generalmente no presentan síntomas después de contraer el virus. Los niños mayores, los adolescentes y los adultos suelen tener síntomas leves, entre ellos:
Generalmente, los síntomas aparecen entre los 15 y los 50 días después de contraer el virus.
En casos muy poco frecuentes, la hepatitis A puede producir insuficiencia hepática aguda. Esta complicación es más frecuente en adultos mayores y personas que ya padecen enfermedades hepáticas crónicas. Si esto llegara a ocurrir, el paciente deberá ser hospitalizado. Incluso en casos de insuficiencia hepática, la recuperación es probable. En casos muy poco frecuentes puede ser necesario un trasplante de hígado.
Después de que el médico analice los síntomas, posiblemente indique un análisis de sangre para detectar la presencia de una infección vírica o bacteriana. El análisis de sangre revelará de inmediato la presencia del virus de la hepatitis A.
Algunas personas presentan solo algunos síntomas y ningún signo de ictericia. Sin los signos visibles de ictericia, resulta difícil diagnosticar cualquier forma de hepatitis mediante una exploración física. Cuando los síntomas son mínimos, la hepatitis A puede no ser diagnosticada. Las complicaciones como resultado de la ausencia de diagnóstico son poco frecuentes.
No existe un tratamiento formal para la hepatitis A. Al ser una infección vírica de corta duración que desaparece por sí sola, los tratamientos se centran en el alivio de los síntomas.
Tras unas semanas de descanso, los síntomas de la hepatitis A suelen mejorar por sí solos; para aliviarlos, puede hacer lo siguiente:
La mejor manera de evitar contraer la hepatitis A es mediante la vacuna contra la hepatitis A, que se aplica en una serie de dos dosis, con una separación de 12 meses entre sí. Si tiene pensado viajar a algún país en vías de desarrollo en el cual las prácticas sanitarias e higiénicas son insuficientes, deberá vacunarse por lo menos dos semanas antes del viaje. Generalmente, el organismo demora dos semanas a partir de la primera dosis de la vacuna en producir anticuerpos contra la hepatitis A. Si va a viajar recién en un año o más, lo ideal es recibir ambas dosis antes de partir.
Entre las recomendaciones para limitar las probabilidades de contraer hepatitis A, pueden mencionarse las siguientes:
Con el debido descanso, el organismo se recuperará por completo de la hepatitis A en cuestión de semanas o algunos meses. En general, contraer el virus no conlleva consecuencias negativas a largo plazo.
Después de contraer la hepatitis A, el organismo genera anticuerpos contra la enfermedad, lo cual significa que, si volviera a exponerse a la enfermedad, el sistema inmunitario impediría el contagio.
Escrito por (en Inglés): April Kahn
Revisado médicamente (en Inglés)
: Brenda B. Spriggs, MD, MPH, FACP