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Los virus son los responsables de la mayoría de los tipos de hepatitis. La hepatitis autoinmune (HA) es una excepción. Este tipo de enfermedad del hígado se produce cuando el sistema inmunitario ataca a las células del hígado. La HA es una afección crónica que puede causar cirrosis (cicatrización) del hígado y, en última instancia, insuficiencia hepática.
La HA se produce cuando el sistema inmunitario crea anticuerpos para atacar las células del hígado porque las confunde con agresores externos. Los médicos desconocen el motivo de ello. Sin embargo, se han identificado ciertos factores de riesgo:
Hay otros trastornos autoinmunes que pueden causar síntomas de enfermedad hepática y también se vinculan con el desarrollo de HA. Algunas de estas enfermedades son:
Hay dos tipos de HA:
El tipo I es el más común, tiende a afectar a las mujeres jóvenes y está asociado con otras enfermedades autoinmunes. Esta es la forma más común de HA en Norteamérica.
El tipo II afecta principalmente a las niñas entre 2 y 14 años de edad.
Si bien la HA generalmente ocurre en la adolescencia o adultez temprana, puede producirse a cualquier edad.
Los síntomas de la HA pueden variar de leves a graves. Es posible que en las primeras etapas no se presenten síntomas, pero en las etapas posteriores los síntomas podrían aparecer repentinamente. También pueden desarrollarse lentamente.
Algunos de los síntomas de la HA son:
Otros síntomas son:
La HA puede confundirse fácilmente con otras enfermedades. Los síntomas son muy similares a los de las hepatitis virales. Para hacer un diagnóstico correcto debe hacerse un análisis de sangre, con el fin de:
Los análisis de sangre también se usan para medir los niveles de anticuerpos específicos en la sangre. Los anticuerpos asociados con la HA son:
Los análisis de sangre también pueden medir la cantidad de anticuerpos inmunoglobulina G (IgG) en la sangre. Los anticuerpos IgG ayudan al organismo a combatir infecciones e inflamaciones.
A veces es necesario hacer una biopsia de hígado para diagnosticar la HA, con lo cual se determina el tipo y la gravedad del daño y la inflamación del hígado. Para la biopsia se usa una aguja larga para tomar una pequeña muestra de tejido del hígado, la cual se envía luego a un laboratorio para ser analizada.
El tratamiento puede enlentecer, detener y a veces revertir el daño sufrido por el hígado. Según National Digestive Diseases Information Clearinghouse [Centro Nacional de Intercambio de Información sobre Enfermedades del Sistema Digestivo, NDDIC], el 70 % de los pacientes con HA tendrán una remisión. No obstante, esa remisión puede demorar hasta tres años en producirse (NDDIC, 2012).
Para detener el ataque del sistema inmunitario, se usan medicamentos inmunosupresores. Entre esos medicamentos se encuentran 6-mercaptopurina y azatioprina. Tomar medicamentos inmunosupresores podría comprometer la capacidad del organismo para combatir otras infecciones.
Los corticoesteroides, generalmente la prednisona, sirven para tratar directamente la inflamación del hígado. También sirven como inmunosupresores. Probablemente tendrá que tomar prednisona por al menos 18 a 24 meses. Algunos pacientes continúan tomando el medicamento por el resto de su vida para evitar la recurrencia de la HA. La prednisona podría causar efectos secundarios graves, como diabetes, osteoporosis, presión sanguínea alta y aumento de peso.
Para tratar la HA puede hacerse un trasplante de hígado (reemplazar el hígado con un órgano donado). Sin embargo, la enfermedad podría repetirse incluso después del trasplante. Según NDDIC, los pacientes que reciben un trasplante tienen un índice de supervivencia de 1 año del 90 %. El índice de supervivencia de 5 años es de 70 % a 80 %.
Las posibles complicaciones de una HA no tratada son:
Escrito por (en Inglés): Christine DiMaria & Elizabeth Boskey, PhD
Revisado médicamente (en Inglés)
: George Krucik, MD