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Las hernias se producen cuando un órgano ejerce presión a través de una brecha en el músculo o tejido que lo mantiene en su lugar. Por ejemplo, los intestinos pueden atravesar una zona debilitada de la pared abdominal.
Las hernias son más frecuentes en el abdomen. Sin embargo, también pueden presentarse en los muslos superiores, en el ombligo y en la zona de la ingle. Si bien la mayoría de las hernias no constituye un riesgo de muerte de forma inmediata, no desaparecen por sí solas y requieren reparación quirúrgica para prevenir posibles complicaciones que pueden poner en riesgo al paciente.
Las hernias inguinales son el tipo más frecuente de hernia y, según el British Hernia Centre (Centro Británico de Hernias, BHC), representan aproximadamente el 70 por ciento de todos los casos. Estas hernias se producen cuando los intestinos ejercen presión a través de un punto débil o desgarro en la pared abdominal inferior, a menudo en el conducto inguinal.
El conducto inguinal se encuentra en la ingle tanto de los hombres como de las mujeres. En los hombres, constituye la zona en que el cordón espermático que sostiene los testículos pasa del abdomen al escroto. En las mujeres, el conducto inguinal contiene un ligamiento que ayuda a mantener el útero en su lugar.
Este tipo de hernia es más frecuente en hombres que en mujeres. Esto se debe a que los testículos del hombre descienden por el conducto inguinal poco después del nacimiento, luego de lo cual el conducto debería cerrarse casi por completo. Algunas veces, el conducto no se cierra debidamente y deja un punto débil proclive a manifestar una hernia.
La hernia de hiato se produce cuando una parte del estómago sobresale por el diafragma hacia el tórax. El diafragma es una lámina muscular que, al contraerse y llevar aire a los pulmones, ayuda a la respiración. También separa los órganos del abdomen de los del tórax.
Este tipo de hernia es más frecuente en pacientes mayores de 50 años. Si un niño presenta esta afección, generalmente es consecuencia de un defecto congénito (de nacimiento). Las hernias de hiato casi siempre provocan reflujo gastroesofágico (cuando el contenido del estómago vuelve al esófago y provoca una sensación de ardor).
Las hernias umbilicales se producen en los bebés y niños de menos de seis meses de vida cuando los intestinos forman una protuberancia a través de la pared abdominal cerca del ombligo. Los padres pueden observar un bulto alrededor o en el ombligo del niño, especialmente cuando el niño llora.
La hernia umbilical es el único tipo de hernia que generalmente desaparece sin tratamiento, casi siempre cuando el niño tiene un año de edad. Si la hernia no desaparece en ese momento, podrá recurrirse a una cirugía para repararla.
Las hernias quirúrgicas pueden presentarse después de someterse a una cirugía abdominal. Los intestinos pueden ejercer presión a través de la cicatriz de la incisión o en el tejido circundante debilitado.
Las hernias se producen como resultado de una combinación de debilidad muscular y presión, y, según cuál sea la causa, pueden formarse rápidamente o durante un largo período de tiempo.
Las causas frecuentes de debilidad muscular incluyen las siguientes:
Los factores que hacen que el cuerpo se esfuerce y pueden provocar una hernia (especialmente en las personas con músculos débiles) incluyen los siguientes:
Existen distintos factores que aumentan el riesgo de padecer una hernia, tales como los siguientes:
Las afecciones tales como la fibrosis quística también pueden aumentar indirectamente el riesgo de padecer una hernia. La fibrosis quística afecta la función pulmonar y provoca tos crónica.
El síntoma más frecuente de las hernias es un bulto o protuberancia en la zona afectada. En el caso de la hernia inguinal, puede observarse una protuberancia en uno de los lados del pubis, donde la ingle se une con el muslo. Es más fácil sentir la hernia al tacto cuando se está de pie.
Si su bebé tiene una hernia, es probable que solo pueda sentir el bulto cuando llora. Generalmente, la presencia de un bulto es el único síntoma de la hernia umbilical.
Otros síntomas frecuentes de la hernia inguinal incluyen los siguientes:
Otros síntomas de la hernia de hiato incluyen los siguientes:
En algunos casos, las hernias no presentan síntomas. Quizás no sepa que tiene una hernia a menos que se detecte durante una exploración física o médica de rutina por un problema no relacionado.
Es probable que el médico diagnostique una hernia inguinal o quirúrgica al realizar una exploración física. El médico puede palpar, en el abdomen o la ingle, un bulto que aumenta de tamaño cuando está de pie, tose o realiza algún esfuerzo.
Si usted presenta una hernia de hiato, el diagnóstico puede realizarse mediante una radiografía opaca o una endoscopía. Estas pruebas le permiten al médico observar la ubicación del estómago dentro del cuerpo. La radiografía opaca consiste en una serie de imágenes radiográficas del tracto digestivo que se toman después de que el paciente ingiere una solución con bario, que es una sustancia que se aprecia claramente en las imágenes radiográficas. La endoscopía consiste en pasar una pequeña cámara conectada a una sonda por la garganta del paciente y hacerla llegar al esófago y al estómago.
Si su hijo tiene una hernia umbilical, es posible que el médico le realice una ecografía, la cual utiliza ondas sonoras de alta frecuencia para crear una imagen de las estructuras internas del cuerpo.
En función del tamaño de la hernia y de la gravedad de los síntomas, quizás no sea necesario ningún tratamiento. El médico podría simplemente supervisar la hernia para detectar posibles complicaciones.
Los síntomas de la hernia de hiato a menudo pueden tratarse mediante un cambio sencillo en su régimen alimentario. Evite las comidas abundantes o pesadas, no se acueste ni incline el cuerpo después de comer y mantenga un peso saludable. Si estos cambios en el régimen alimentario no resuelven las molestias, es posible que sea necesario someterse a una cirugía para reparar la hernia.
Si la hernia aumenta de tamaño o le provoca dolor, el médico puede optar por operarla. Para reparar la hernia, el médico puede coser y cerrar la brecha en la pared abdominal durante la cirugía. Sin embargo, el tratamiento más frecuente para las hernias consiste en cubrir la brecha con una malla quirúrgica.
Las hernias pueden repararse mediante una cirugía convencional o una laparoscopía. La laparoscopía utiliza una cámara diminuta y un equipo quirúrgico en miniatura para reparar la hernia con apenas unas pocas incisiones pequeñas. Esta intervención es menos prejudicial para los tejidos circundantes.
La cirugía convencional requiere un proceso de recuperación más prolongado y es posible que no pueda moverse normalmente durante hasta seis semanas. Luego de una laparoscopía, el tiempo de recuperación es mucho más breve. Sin embargo, presenta un mayor riesgo de recidiva de la hernia. Asimismo, no todas las hernias pueden repararse mediante laparoscopía; por ejemplo, aquellas en las cuales una parte de los intestinos ha descendido hacia el escroto.
Si no se trata, lo más probable es que la hernia aumente de tamaño y provoque más dolor. Una parte de los intestinos puede quedar atrapada o encarcelada en la pared abdominal. Esto puede obstruir los intestinos y provocar dolor intenso, náuseas y estreñimiento.
Si la parte atrapada del intestino no recibe suficiente flujo sanguíneo, se produce una estrangulación que puede provocar la infección o la muerte del tejido intestinal, lo cual constituye una emergencia médica con riesgo de muerte.
No siempre es posible prevenir la debilidad muscular que facilita la aparición de una hernia. Sin embargo, sí se puede disminuir la presión que se ejerce sobre el cuerpo y esto puede ayudar a evitar las hernias o el empeoramiento de una hernia ya existente. Algunos consejos para la prevención incluyen los siguientes:
Escrito por (en Inglés): Carmella Wint
Revisado médicamente (en Inglés)
: George Krucik, MD