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La incontinencia fecal es la pérdida del control intestinal que produce la eliminación involuntaria de materia fecal. Su gravedad puede variar de la evacuación involuntaria y poco frecuente de cantidades pequeñas de heces hasta la pérdida total del control intestinal. Algunas personas con incontinencia fecal sienten la necesidad de defecar pero no pueden esperar hasta llegar al baño, mientras que otras no sienten la sensación de una deposición próxima y sufren la pérdida total del control intestinal. La incontinencia fecal puede ser una afección embarazosa, pero es posible mejorar con el tratamiento.
El control intestinal normal depende del funcionamiento correcto de los músculos pélvicos, el recto (el extremo inferior del intestino grueso), los músculos del esfínter (músculos del ano) y el sistema nervioso. Una lesión en alguna de estas zonas puede provocar la incontinencia fecal. Las causas frecuentes de la incontinencia fecal incluyen las siguientes:
El estreñimiento crónico puede producir una retención fecal, lo cual significa que las heces se atascan en el recto. Las heces pueden ensanchar y debilitar el esfínter, y así hacer que los músculos no puedan detener la evacuación normal. Otra complicación de la retención fecal es la pérdida de materia fecal líquida a través del ano.
La diarrea es la consecuencia de heces flojas o líquidas que pueden provocar la necesidad inmediata de defecar. Esta necesidad puede ser tan repentina que la persona no tendrá suficiente tiempo para llegar al baño.
El daño en el esfínter puede impedir que los músculos mantengan el ano cerrado de manera firme. Las hemorroides, las cirugías, los traumatismos y el estreñimiento pueden dañar los músculos del esfínter.
Si se dañan los nervios que controlan la defecación, los músculos del esfínter no se cierran correctamente y, en consecuencia, usted no siente la necesidad de ir al baño. Algunas de las causas de la lesión nerviosa incluyen traumatismos después del parto, estreñimiento frecuente, accidente cerebrovascular, diabetes y esclerosis múltiple.
Las hemorroides externas pueden impedir que el esfínter se cierre completamente, lo cual permite la evacuación involuntaria de heces flojas y mucosidad.
Las mujeres pueden sufrir daños en los músculos y los nervios de la pelvis cuando dan a luz, pero es posible que los síntomas de la disfunción del piso pélvico no se perciban de inmediato, ya que pueden ocurrir varios años después. Entre las complicaciones, se incluyen las siguientes:
Cualquier persona puede presentar incontinencia fecal, pero algunas tienen más posibilidades de padecerla que otras. Usted corre riesgos si presenta lo siguiente:
Para diagnosticar la incontinencia fecal, se llevan a cabo evaluaciones médicas exhaustivas. El médico le preguntará sobre la frecuencia de la incontinencia, cuándo se produce, su alimentación, los medicamentos que toma y sus problemas de salud. Los siguientes análisis pueden ayudar a establecer un diagnóstico:
El tratamiento de la incontinencia fecal depende de su causa. Algunas de las opciones de tratamiento incluyen las siguientes:
Se identifican y eliminan del régimen alimentario los alimentos que producen diarrea o estreñimiento para ayudar a normalizar y regular las deposiciones. El médico también puede recomendarle que consuma más líquido y fibra.
En el caso de la diarrea, pueden recetarse antidiarreicos (como loperamida, codeína o Lomotil) para espesar las heces. El médico puede recomendarle suplementos de fibra para el estreñimiento.
Una rutina de reeducación del esfínter anal puede estimular la capacidad de defecar normalmente. Algunos aspectos de esta rutina pueden incluir lo siguiente:
Existe la posibilidad de usar ropa interior especialmente diseñada para una mayor protección. Estas prendas están disponibles en diseños desechables y reutilizables, y algunas marcas usan una tecnología que reduce los olores al mínimo.
Los ejercicios de Kegel fortalecen los músculos del piso pélvico, ya que incluyen una rutina para contraer de forma repetida los músculos que normalmente se usan para ir al baño. Debe consultar al médico para aprender a hacerlos correctamente.
La biorretroalimentación es una técnica médica alternativa en la cual aprenderá a utilizar la mente para controlar las funciones corporales con la ayuda de sensores. Si presenta incontinencia fecal, mediante la biorretroalimentación podrá aprender cómo controlar y fortalecer los músculos del esfínter. Le colocarán los sensores en el ano y el abdomen y luego el médico le pedirá que contraiga los músculos del esfínter. Las contracciones musculares se ven como un gráfico en la pantalla de una computadora, lo cual permite observar la fuerza de los movimientos musculares. Al mirar el gráfico (la retroalimentación), aprenderá cómo mejorar el control del músculo rectal (el bio).
El tratamiento quirúrgico generalmente se reserva para los casos graves de incontinencia fecal. Existen varias opciones quirúrgicas disponibles.
Solesta es un gel inyectable que fue aprobado por la Food and Drug Administration [Administración de Alimentos y Medicamentos, FDA] de los Estados Unidos en 2011 para el tratamiento de la incontinencia fecal. El objetivo del tratamiento con Solesta es aumentar la cantidad de tejido rectal. Este gel se inyecta en el ano y reduce eficazmente o trata completamente la incontinencia fecal en algunos pacientes, ya que estimula el crecimiento del tejido rectal, el cual estrecha la abertura anal y ayuda a que permanezca cerrada con firmeza.
La edad, los traumatismos anteriores y ciertas afecciones médicas pueden producir incontinencia fecal. Lamentablemente, esta afección no siempre puede prevenirse. Sin embargo, el riesgo puede reducirse si las deposiciones son regulares y se fortalecen los músculos pélvicos.
Escrito por (en Inglés): Rose Kivi and Marijane Leonard
Revisado médicamente (en Inglés)
: George Krucik, MD