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La incontinencia imperiosa es la necesidad repentina de orinar que se produce por una contracción indebida de la vejiga, lo cual provoca la liberación de un poco de orina a través de los músculos del esfínter. Este problema también recibe los nombres de vejiga hiperactiva, espasmo en la vejiga, vejiga espasmódica, vejiga irritable o inestabilidad del detrusor.
Aunque es frecuente y puede afectar a cualquier persona, las mujeres y las personas mayores son más propensas a tener este problema.
Es importante recordar que la incontinencia imperiosa no es una enfermedad en sí misma, sino que es un síntoma de un problema médico, físico o relacionado con el estilo de vida.
La incontinencia imperiosa es una de las diferentes formas que adopta la incontinencia urinaria. Existen varios tipos de incontinencia urinaria, desde el goteo de cantidades pequeñas de orina hasta la vejiga hiperactiva. El médico puede diagnosticar el tipo específico de incontinencia y su causa y ofrecer opciones de tratamiento posibles.
En muchos casos de incontinencia imperiosa, el médico no podrá identificar la causa exacta del problema. Entre las causas posibles, se incluyen las siguientes:
Para muchas personas, la incontinencia imperiosa es solo una molestia que no requiere una consulta médica. No obstante, si el problema le impide hacer sus actividades diarias, quizás sea buena idea consultar al médico para analizar las opciones de tratamiento u otras formas de controlar el problema.
Los tratamientos son diversos y dependen de los síntomas específicos y de cada caso en particular. Cada paciente sigue un plan de tratamiento ligeramente diferente. Por lo general, antes de sugerir tratamientos más lesivos, el médico recomienda tratamientos conductuales, como la rehabilitación de la vejiga y los ejercicios de Kegel.
Si usted tiene un caso grave de incontinencia imperiosa, debe buscar tratamiento de inmediato. Los síntomas podrían ser signos de infección, inflamación, obstrucción o cálculos en la vejiga o los riñones. Además de la incontinencia imperiosa, es necesario estar atento a los siguientes síntomas:
La mayoría de las personas con incontinencia imperiosa pueden tener una vida normal aunque no reciban tratamiento. Sin embargo, este problema puede afectar la vida diaria, por lo que quizás sea recomendable intentar alguna de las numerosas opciones de tratamiento.
Ciertos tratamientos pueden realizarse en el hogar; otros requieren la asistencia del médico.
Puede optar por alguno de estos remedios caseros:
Cambios en el régimen alimentario: estos cambios pueden reducir la irritación de la vejiga. Limite el consumo de alcohol, cafeína y otros alimentos irritantes, como los alimentos picantes, ácidos o con mucha azúcar. Además, intente perder peso en caso de que tenga sobrepeso o implemente los cambios necesarios para tener un estilo de vida más saludable.
Ejercicios de Kegel: suelen ser la primera opción de tratamiento para la incontinencia imperiosa. Están diseñados para fortalecer los músculos que se usan para orinar; específicamente, los del piso pélvico.
Contraiga el piso pélvico durante entre cinco y 10 segundos y luego descanse la misma cantidad de tiempo. El movimiento necesario para contraer el piso pélvico es igual al que debe hacerse para detener el flujo de orina. Si no sabe si lo está haciendo bien, intente interrumpir el flujo de orina cuando vaya al baño. El movimiento necesario para los ejercicios es igual al que se hace para interrumpir el chorro de orina.
Concentrarse en el piso pélvico y contraerlo activa los músculos necesarios. Haga todas las repeticiones que pueda tres veces al día o más. Puede hacer los ejercicios en cualquier momento y en cualquier lugar. Bajo supervisión médica, también puede usar conos vaginales, que son conos con peso que se colocan en la vagina y se mantienen en su lugar mediante contracciones del piso pélvico. A medida que los músculos se fortalecen, pueden usarse conos más pesados.
Otra opción para fortalecer el piso pélvico es una versión eléctrica de los ejercicios de Kegel, que consiste en insertar una sonda en la abertura vaginal o anal y transmitir una descarga eléctrica a los músculos del piso pélvico. Este procedimiento fortalece los músculos, pero es necesario realizarlo durante varios meses para que sea eficaz.
Rehabilitación de la vejiga: consiste en fortalecer los músculos necesarios para orinar. Una de las técnicas se basa en orinar solo en momentos específicos y programados del día y evitar hacerlo en otro momento, aunque tenga necesidad de orinar.
Al principio, deberá orinar cada una hora y luego deberá aumentar los intervalos de a media hora por vez hasta que no haya goteo de orina durante entre tres y cuatro horas. Otra técnica consiste en retrasar la micción cuando siente la necesidad de orinar para aumentar la capacidad de retención de orina. También puede orinar y volver a hacerlo de inmediato para aprender a vaciar la vejiga por completo.
Cambios en el estilo de vida: estos cambios también pueden mejorar el problema. Consuma más fibra para prevenir el estreñimiento, que ejerce presión sobre la vejiga. También debe dejar de fumar para toser menos.
Puede usar un apósito absorbente mientras hace actividades que pueden aumentar el goteo.
El médico también puede recomendarle usar un dispositivo o un pesario uretral. Los dispositivos uretrales son como tampones pequeños que se insertan en la uretra antes de realizar actividades específicas que pueden provocar goteo. No debe usarlos todos los días. Los pesarios se insertan en la vagina y contribuyen a sostener la vejiga y reducir el goteo de orina. Pueden usarse todos los días y se los coloca uno mismo.
El médico puede ofrecerle otras opciones de tratamiento, como medicamentos o una intervención quirúrgica, para contribuir a fortalecer y mejorar el funcionamiento de los músculos del esfínter. Existen numerosas opciones quirúrgicas que el médico puede analizar con usted. A continuación, se describen algunas de ellas.
Implantes de colágeno: son inyecciones que se colocan en la pared de la uretra para controlar el goteo de orina que se origina como consecuencia del debilitamiento de los músculos del esfínter. Son una opción eficaz y relativamente sencilla para tratar la incontinencia urinaria.
Estimuladores nerviosos: son dispositivos pequeños similares a los marcapasos que se insertan debajo de la piel de las nalgas y se conectan con el nervio sacro. Envían pulsos breves al nervio para controlar el funcionamiento de la vejiga.
Catéteres: son otra opción de tratamiento en el hogar, específicamente ante casos de incontinencia por rebosamiento. El médico le enseñará a insertarlos para que pueda vaciar la vejiga por completo cuando orine.
Cinta vaginal libre de tensión: se usa para tratar la incontinencia urinaria de esfuerzo en las mujeres y consiste en colocar y ajustar un trozo de cinta sintética debajo de la uretra para que se tense y no pierda orina. Es probable que esta cirugía reduzca el goteo, pero los resultados quizás no sean permanentes.
Cirugía de cabestrillo suburetral: consiste en usar tejido (propio o sintético) para crear un cabestrillo de apoyo desde el cuello vesical (el punto de unión de la uretra y la vejiga) hasta los músculos de la parte inferior del estómago. Esta cirugía contribuye a cerrar la uretra y permite tratar la incontinencia urinaria de esfuerzo en las mujeres. Es probable que esta cirugía reduzca el goteo, pero los resultados quizás no sean permanentes.
Esfínteres artificiales inflables: estos dispositivos sintéticos ayudan a controlar el goteo de orina en los casos de incontinencia urinaria de esfuerzo. Se usan como reemplazo de los esfínteres naturales cuando estos dejan de funcionar correctamente. Es probable que esta cirugía reduzca el goteo, pero los resultados quizás no sean permanentes.
Suspensión uretral retropúbica: es una cirugía que ayuda a controlar el goteo de orina en los casos de incontinencia urinaria de esfuerzo. Específicamente, consiste en cerrar la uretra y el cuello vesical (el punto de unión de la uretra y la vejiga) para reducir el paso de orina. Es probable que esta cirugía reduzca el goteo, pero los resultados quizás no sean permanentes.
Debido a que la incontinencia imperiosa suele ser un problema crónico que no produce complicaciones graves, no recibir tratamiento conlleva pocos riesgos. Los riesgos son escasos siempre y cuando no se manifiesten otros síntomas, como dolor o ardor al orinar.
Sin embargo, si tiene una infección, una inflamación o cálculos en la vejiga, debe consultar al médico. La infección puede diseminarse a los riñones o a otras áreas del organismo.
Escrito por (en Inglés): Amber Erickson Gabbey
Revisado médicamente (en Inglés)
: George Krucik, MD