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Se produce una infección ósea, también llamada osteomielitis, cuando hay hongos o bacterias que invaden el hueso.
En los niños, las infecciones óseas se producen más comúnmente en los huesos largos de los brazos y las piernas, pero en los adultos las infecciones suelen producirse en las caderas, la columna vertebral y los pies.
Las infecciones óseas pueden presentarse en forma repentina o pueden desarrollarse lentamente. Si no se las trata correctamente, las infecciones óseas pueden provocar daños permanentes en los huesos.
El staphylococcus aureus es la bacteria que causa más infecciones óseas que cualquier otro microorganismo. Esa bacteria se encuentra normalmente en la piel, pero no siempre causa problemas de salud. Sin embargo, podría dominar al sistema inmunitario si éste estuviera debilitado por enfermedades. Estas bacterias también pueden causar infecciones donde hay heridas.
Muchos microorganismos, muy comúnmente el staphylococcus, se desplazan por el torrente sanguíneo y pueden provocar una infección ósea. La infección podría comenzar en una zona del cuerpo para luego diseminarse hacia los huesos a través del torrente sanguíneo.
Los organismos que invaden una herida grave, un corte profundo u otro tipo de lesión, también pueden causar infecciones en los huesos cercanos. Las bacterias pueden ingresar al organismo cuando se hace una cirugía, como durante un reemplazo de cadera o una reparación de una fractura. Cuando un hueso se rompe en un accidente, las bacterias pueden invadir el hueso y causar una osteomielitis.
Existen algunas afecciones y circunstancias que pueden aumentar la probabilidad de tener osteomielitis. Ejemplos
En general, el primer síntoma que aparece es dolor en el lugar de la infección. Otros signos comunes son:
Si tiene síntomas de infección ósea, el médico podrá recurrir a distintos métodos para diagnosticar su problema. Es necesario hacer un examen médico para determinar si en el área afectada hay inflamación, dolor y cambio de color. Su médico podría ordenar análisis de laboratorio y de diagnóstico para determinar el lugar exacto y la magnitud de la infección.
Probablemente el médico ordene un análisis de sangre para saber cuál es el organismo que está causando la infección. También pueden hacerse análisis de orina y materias fecales, así como cultivo de garganta para saber cuál es la bacteria causante.
La gammagrafía ósea es un método de diagnóstico que revela la actividad celular y metabólica de los huesos. Para ello se utiliza un tipo de sustancia radiactiva que destaca el tejido óseo. Si con este estudio no se obtiene suficiente información, tal vez le hagan un IRM (imágenes por resonancia magnética). En algunos casos, hasta podría ser necesario hacer una biopsia de hueso.
No obstante, una simple radiografía podría ser suficiente para que el médico determine cuál es el mejor tratamiento.
Hay varias opciones de tratamiento para las infecciones óseas.
Para curar la infección ósea, tal vez baste administrar antibióticos. Si la infección fuera grave, los antibióticos podrían administrarse directamente por las venas (vía intravenosa) en lugar de por vía oral. Tal vez tenga que tomar antibióticos por hasta seis semanas.
A veces se hace cirugía cuando la infección no desaparece con los antibióticos. Su médico podría extirpar el hueso infectado y el tejido muerto. Las infecciones que producen depósitos de pus (abscesos) se drenarán.
Si tiene una prótesis que haya causado la infección, el médico podría retirarla y reemplazarla con una nueva. El tejido muerto que esté cercano o que rodee el área infectada tendrá que ser eliminado quirúrgicamente.
Lave o limpie bien cualquier corte o herida abierta de la piel. Si tiene heridas o cortes que no cicatrizan, dígaselo a su médico. Limpie y seque el sitio de una amputación antes de colocarse la prótesis. Asimismo, use el calzado apropiado y el equipo de protección que corresponda para evitar lesiones cuando salte, corra o practique deportes.
En la mayoría de los casos, la osteomielitis es fácil de tratar. Sin embargo, las infecciones óseas crónicas pueden demorar en curarse, especialmente si requieren cirugía. El pronóstico para este trastorno es bueno cuando la infección se descubre y trata en forma temprana.
Escrito por (en Inglés): Brindles Lee Macon and Matthew Solan
Revisado médicamente (en Inglés)
: George Krucik, MD