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Las infecciones de las vías urinarias (IVU) son bastante frecuentes en los niños. Según el National Kidney and Urologic Diseases Information Clearinghouse [Centro Nacional de Intercambio de Información sobre Enfermedades Renales y Urológicas, NKUDIC], afectan a aproximadamente el tres por ciento de los niños en los Estados Unidos todos los años (NKUDIC, 2011).
Normalmente, los gérmenes que ingresan en la uretra se eliminan de inmediato con la orina. No obstante, si las bacterias no se expulsan de este modo, pueden crecer dentro de las vías urinarias y provocar una infección. Las vías urinarias son las partes del organismo que se encargan de la producción de orina; específicamente, se componen de los siguientes órganos:
Los niños pueden contraer una IVU si ingresan bacterias en las vías urinarias y estas se desplazan hasta la uretra y el organismo. Los dos tipos de IVU más frecuentes en los niños son las infecciones en la vejiga y en los riñones. Cuando la IVU afecta la vejiga, se la denomina cistitis. Si la infección se disemina de la vejiga a los riñones, se la denomina pielonefritis. Ambos tipos pueden tratarse con antibióticos; sin embargo, las infecciones renales pueden provocar complicaciones de salud más graves si no se las trata.
Las IVU pueden deberse a varios gérmenes, pero generalmente son producto de bacterias que ingresan en las vías urinarias desde la piel que rodea el ano o la vagina. La bacteria que ocasiona IVU con mayor frecuencia es la Escherichia coli (E. coli), que se origina en los intestinos. La mayoría de las IVU se producen cuando esta bacteria pasa del ano a la uretra.
Las IVU son más frecuentes en las niñas, especialmente cuando están aprendiendo a ir al baño. Las niñas son más propensas porque la uretra es más corta y está más cerca del ano, lo que facilita el ingreso de bacterias. Los niños menores de un año que no están circuncidados también tienen un riesgo levemente mayor de contraer una IVU. El riesgo general de contraer una IVU en la infancia es del dos por ciento en los varones y del ocho por ciento en las niñas (NKUDIC, 2011).
Por lo general, la uretra no contiene gérmenes, pero ciertas circunstancias pueden facilitar el ingreso o la permanencia de bacterias en las vías urinarias. Los siguientes factores pueden aumentar el riesgo de que un niño contraiga una IVU:
Los síntomas pueden variar según la gravedad de la infección y la edad del niño. Los bebés y los niños muy pequeños quizás no presenten ningún síntoma. Si se trata de niños más grandes, es posible que los síntomas sean muy generales; entre ellos, pueden incluirse los siguientes:
Los demás síntomas varían según la parte de las vías urinarias donde se produjo la infección. Si el niño tiene una infección en la vejiga, tal vez tenga los siguientes síntomas:
Si la infección se diseminó a los riñones, la afección es más grave. Es posible que el niño presente síntomas más intensos; entre ellos, los siguientes:
Los signos iniciales de una IVU en un niño pueden pasar desapercibidos fácilmente. Los niños más pequeños quizás tengan dificultades para describir el motivo de las molestias. Si el niño parece enfermo y tiene fiebre alta pero no presenta goteo nasal, dolor de oído ni ninguna otra afección evidente, consulte al médico para que determine si se trata de una IVU.
El diagnóstico y el tratamiento precoces pueden prevenir complicaciones médicas graves a largo plazo. Si no se trata, una IVU puede causar una infección renal que podría provocar afecciones más graves como las siguientes:
Si el niño tiene síntomas asociados a una IVU, comuníquese con el médico de inmediato. Para ofrecer un diagnóstico preciso, es necesaria una muestra de orina, que puede usarse para lo siguiente:
Recolectar una muestra de orina limpia puede ser todo un desafío en el caso de los niños que aún no aprendieron a usar el baño. No es posible obtener una muestra adecuada de un pañal mojado. El médico tal vez use una de las siguientes técnicas para obtener la muestra de orina:
Es posible que el médico recomiende otras pruebas de diagnóstico para determinar si la causa de la IVU es una anomalía en las vías urinarias. Si el niño tiene una infección renal, también pueden solicitarse pruebas para determinar si existe daño renal. El médico quizás solicite las siguientes pruebas de diagnóstico por imágenes:
Las pruebas pueden hacerse mientras el niño tiene la infección. A menudo, se realizan semanas o meses después del tratamiento para determinar si existen daños residuales.
Para evitar que se produzcan daños renales, es necesario tratar la IVU con antibióticos de inmediato. El tipo de antibiótico y la duración del tratamiento dependerán del tipo de bacteria que provocó la IVU y de la gravedad de la infección.
Los antibióticos que se usan con mayor frecuencia para el tratamiento de las IVU son los siguientes:
Si al niño le diagnostican una infección simple en la vejiga, es probable que el tratamiento consista en tomar antibióticos por vía oral en el hogar. No obstante, las infecciones más graves quizás requieran hospitalización y la administración de líquidos o antibióticos por vía intravenosa.
La hospitalización suele ser necesaria en los siguientes casos:
También es posible que le receten analgésicos para reducir las molestias al orinar.
Si el niño realiza un tratamiento con antibióticos en el hogar, usted puede tomar las siguientes medidas para garantizar que el resultado sea favorable:
Durante el tratamiento, debe consultar al médico si los síntomas continúan o empeoran o si el niño tiene una fiebre superior a los 38,3 ºC o, en el caso de un bebé, si la temperatura es superior a los 38 ºC. También debe buscar atención médica si el niño presenta síntomas nuevos, como dolor o cambios en el volumen de orina.
Con un diagnóstico y un tratamiento precoces, es posible lograr una recuperación total. Sin embargo, algunos niños quizás necesiten tratamiento durante períodos que van desde seis meses hasta dos años.
Si el niño tiene reflujo vesicoureteral, una anomalía congénita que produce el flujo retrógrado anormal de la orina desde la vejiga hasta los uréteres y que hace que la orina se dirija hacia los riñones en lugar de la uretra, es probable que deba realizar un tratamiento con antibióticos a largo plazo. Según KidsHealth.org, entre el 30 y el 50 por ciento de los niños con una IVU presentan este trastorno (KidsHealth, 2012). El reflujo vesicoureteral puede producir IVU crónicas en los niños, lo cual aumenta el riesgo de que padezcan daños renales y, con el paso del tiempo, insuficiencia renal. En casos graves, se realiza una intervención quirúrgica. Por lo general, las IVU desaparecen a medida que los niños crecen, aunque es posible que estos presenten daños renales o insuficiencia renal en la adultez.
Para prevenir la posibilidad de que un niño tenga una IVU, usted puede implementar las siguientes técnicas de eficacia comprobada:
Si el niño tiene IVU con frecuencia, es posible que el médico recomiende un tratamiento preventivo con antibióticos. Siga las indicaciones y continúe el tratamiento aunque el niño no presente síntomas de una IVU.
Escrito por (en Inglés): Anna Giorgi
Revisado médicamente (en Inglés)
: George Krucik, MD