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Los párpados son los pliegues de piel que cubren los ojos y los protegen de la suciedad externa y las lesiones. Los bordes de los párpados están revestidos por cabellos (pestañas) en folículos pilosos diminutos, que contienen glándulas sebáceas que pueden irritarse e inflamar el párpado.
La inflamación de los folículos de las pestañas se conoce como blefaritis.
Los expertos no han determinado aún la causa de la inflamación de los párpados. Sin embargo, existen ciertos factores que aumentan el riesgo de padecerla; entre ellos, los siguientes:
Si bien uno solo de estos factores basta para desencadenar la inflamación, es posible que, al momento del diagnóstico, se hayan manifestado varios de ellos.
Existen dos tipos: anterior y posterior.
La blefaritis anterior se produce por fuera del ojo, en la línea donde se insertan las pestañas. Puede ser causada por la presencia de caspa en las cejas o reacciones alérgicas en los ojos.
La blefaritis posterior se produce en las comisuras de los párpados y suele ser provocada por un mal funcionamiento de la glándula sebácea de los folículos de las pestañas.
Los síntomas son muy visibles, puesto que irritan los ojos y pueden alterar la visión. Entre ellos, se encuentran los siguientes:
Dado que estos síntomas son también signo de una infección ocular grave, deben considerarse como una emergencia. Si usted presenta alguno de estos síntomas, consulte al médico de inmediato.
Un médico de cabecera o un oftalmólogo pueden confirmar el diagnóstico de blefaritis. Para ello, suele ser suficiente una exploración física del ojo.
Sin embargo, es posible que el médico realice un examen de los ojos para descartar la presencia de bacterias, hongos o virus que puedan generar una infección. En este caso, el médico tomará una muestra del líquido que humecta los ojos y lo examinará al microscopio.
Además lavar los párpados cuidadosamente con un paño húmedo, puede ser necesario tomar alguna otra medida de limpieza para reducir la inflamación. El tratamiento dependerá de si la inflamación es causada por una infección.
Si se descarta una infección, el médico podrá recetar esteroides, un colirio o un ungüento que ayude a desinflamar el área. También puede recetar un colirio lubricante que detenga la irritación causada por la sequedad de los ojos.
Las infecciones en los párpados se tratan con una serie de antibióticos, que pueden administrarse en comprimidos, ungüentos o gotas. Las gotas se usan cuando la infección ya ha invadido otras áreas además del párpado.
Una de ellas es la pérdida de las pestañas, que puede ser causada por la aparición de cicatrices en los folículos pilosos, que impiden el crecimiento correcto de las pestañas. Si las cicatrices son masivas, es posible que las pestañas no crezcan.
Entre las complicaciones comunes a corto plazo se encuentran las siguientes:
Las complicaciones a largo plazo pueden ser las siguientes:
Las glándulas sebáceas de los párpados también pueden infectarse y obstruirse, con la consecuente infección de los párpados. Si la infección de los ojos no se trata, puede provocar lesiones oculares o pérdida de la visión. Las cicatrices debajo del párpado pueden raspar la superficie delicada del ojo y provocar una úlcera.
No siempre puede prevenirse la blefaritis, aunque sí pueden tomarse medidas para reducir considerablemente el riesgo de padecerla. Para ello:
Escrito por (en Inglés): April Kahn
Revisado médicamente (en Inglés)
: George Krucik, MD