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La intolerancia a la lactosa es la incapacidad para metabolizar un tipo de azúcar natural llamado "lactosa". Por lo común la lactosa se encuentra en los productos lácteos, como la leche y el yogurt. La persona se vuelve intolerante a la lactosa cuando el intestino delgado deja de producir suficiente enzima lactasa para digerir y metabolizar la lactosa. Cuando esto sucede, la lactosa sin digerir pasa al intestino grueso. Las bacterias que se encuentran normalmente en el intestino grueso interactúa con la lactosa sin digerir y ocasionan síntomas tales como distensión abdominal, gases y diarrea. Esta afección también podría llamarse "insuficiencia de lactasa".
La intolerancia a la lactosa es muy común en adultos, particularmente los de ascendencia asiática, africana, indígena americana o mediterránea. Según National Institutes of Health [Institutos Nacionales de la Salud], casi 30 millones de estadounidenses mayores de 20 años tienen intolerancia a la lactosa (NIH, 2012). Esta afección no es grave pero podría resultar desagradable.
Generalmente la intolerancia a la lactosa causa síntomas gastrointestinales como gases, distensión abdominal y diarrea, aproximadamente de 30 minutos a dos horas después de ingerir leche u otros productos lácteos que contengan lactosa. Quienes tienen intolerancia a la lactosa deberían evitar consumir estos productos o deberán tomar medicamentos que contengan la enzima lactasa antes de hacerlo.
Hay tres tipos principales de intolerancia a la lactosa, cada uno de ellos con causas diferentes:
Este es el tipo de intolerancia a la lactosa más frecuente.
La mayoría de las personas nace con suficiente lactasa. Los bebés necesitan esta enzima para poder digerir la leche de la madre. La cantidad de lactasa que la persona produce podría disminuir con el transcurrir del tiempo. Esto se debe a que, a medida que la persona envejece, ingieren una dieta más variada y consumen menos leche.
La disminución de la lactasa es gradual. Este tipo de intolerancia a la lactosa es más común en personas de ascendencia asiática, africana, indígena americana o mediterránea.
Ciertas enfermedades intestinales, como la enfermedad celíaca y la enfermedad inflamatoria intestinal, así como una cirugía o lesión en el intestino delgado, también podrían causar intolerancia a la lactosa. Si se trata el trastorno subyacente podría restaurarse el nivel de lactasa.
En casos muy poco comunes, la intolerancia a la lactosa es hereditaria. Los padres pueden transmitirle un gen defectuoso al hijo, lo que ocasiona una ausencia total de lactasa. Esto se llama "intolerancia congénita a la lactosa".
El bebé no tolerará la leche de su madre. Sufrirá diarrea tan pronto le den leche humana o una fórmula que contenga lactosa. Si no se le reconoce y trata desde el inicio, esta afección puede poner la vida en peligro. La diarrea puede causar deshidratación y pérdida de electrolitos Esta afección puede tratarse con facilidad dándole al bebé una fórmula infantil sin lactosa en lugar de leche.
Ocasionalmente, cuando un bebé nace prematuramente, ocurre un tipo de intolerancia a la lactosa llamada "intolerancia a la lactosa relativa al desarrollo". Esto se debe a que la producción de lactasa del feto comienza cuando el embarazo está avanzado, después de al menos 34 semanas (Heyman, 2006).
Típicamente, los síntomas de la intolerancia a la lactosa se presentan entre 30 minutos a dos horas después de haber comido o bebido algún producto lácteo y podrían incluir lo siguiente:
Los síntomas pueden variar de leves a graves. La severidad de los mismos depende de cuánta lactosa se consumió y cuánta lactasa la persona ha producido.
Si padece cólicos, distensión abdominal y diarrea después de tomar leche o comer y tomar productos lácteos, el médico podría hacer pruebas para detectar la intolerancia a la lactosa. Ciertas pruebas corroborantes miden la actividad de la lactasa en el cuerpo. Algunas pruebas son:
Este análisis de sangre mide la reacción del cuerpo ante un líquido que contiene gran cantidad de lactosa.
Esta prueba mide la cantidad de hidrógeno en el aliento después de consumir una bebida con alto contenido de lactosa. Si el organismo no puede digerir la lactosa, las bacterias intestinales la metabolizarán. El proceso mediante el cual las bacterias metabolizan los azúcares como lactosa se llama "fermentación". La fermentación libera hidrógeno y otros gases. Estos gases son absorbidos y en cierto momento se exhalan. Si no digiere completamente la lactosa, la prueba de hidrógeno en el aliento mostrará una cantidad superior a la normal de hidrógeno en su aliento.
Este examen se les realiza con mayor frecuencia a los bebés y niños. Con él se mide la cantidad de ácido láctico en una muestra de materia fecal. El ácido láctico se acumula cuando las bacterias del intestino fermentan la lactosa no digerida.
En la actualidad, no hay manera de hacer que el cuerpo produzca más lactosa. El tratamiento para la intolerancia a la lactosa consiste en disminuir o eliminar por completo los productos lácteos del régimen alimentario.
Muchas personas con intolerancia a la lactosa pueden tomar hasta media taza de leche sin presentar síntomas. También es posible encontrar productos lácteos sin lactosa en la mayoría de los supermercados. Además, no todos los productos lácteos contienen mucha lactosa. Usted podría comer algunos quesos duros (como cheddar, suizo y parmesano) o productos con cultivos lácteos (como yogur). Típicamente, los productos lácteos con poco o ningún contenido de grasa también contienen menos lactosa.
Hay una enzima de lactasa (de venta libre) en forma de cápsula, pastilla, gotas o masticable que se toma antes de consumir productos lácteos. También pueden agregarse las gotas al envase de leche.
Las personas con intolerancia a la lactosa que no consumen leche o productos lácteos podrían tener insuficiencia de calcio, vitamina D, riboflavina y proteínas. Se recomienda que tome suplementos de calcio o consuma alimentos con alto contenido de calcio o fortificados con calcio.
Los síntomas desaparecerán si se eliminan la leche y los productos lácteos de la dieta. Aprenda a leer cuidadosamente las etiquetas de los alimentos para detectar ingredientes que pudiesen contener lactosa. Además de leche y crema, vea si hay ingredientes derivados de la leche, como los siguientes:
Muchos alimentos que usted no esperaría que contengan leche, en realidad podrían contener leche y lactosa. Algunos ejemplos son:
Con frecuencia se agregan leche y productos lácteos a las comidas procesadas. Inclusive algunos sustitutos de crema y medicamentos podrían contener productos lácteos y lactosa.
No es posible prevenir la intolerancia a la lactosa. Sin embargo, es posible prevenir los síntomas de la intolerancia a la lactosa al consumir menos productos lácteos. La mayoría de las personas con intolerancia a la lactosa pueden tomar hasta media taza de leche sin presentar síntomas. También podrían reducirse los síntomas si se toma leche con bajo o ningún contenido de grasa. Pruebe alternativas a la leche, como leche de almendra, soja o arroz. También hay productos lácteos sin lactosa.
Escrito por (en Inglés): Jacquelyn Cafasso
Revisado médicamente (en Inglés)
: George Krucik, MD