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Antes de que existiera la vacuna contra la poliomielitis, esta enfermedad afectaba a miles de personas por año en los Estados Unidos. En una época fue galopante porque se cobró 6000 vidas y, prácticamente, quintuplicó los casos de parálisis en las personas afectadas durante una epidemia en el año 1916. La vacunación contra la poliomielitis comenzó en el año 1955 y, para 1970, solo se registraban alrededor de 10 casos. Esta enfermedad ya no existe en los Estados Unidos, dado que han pasado más de 20 años sin que se registren casos. Sin embargo, la poliomielitis todavía existe en algunas partes del mundo y, según los CDC, solo bastaría con que un caso de poliomielitis ingresara desde otro país para que vuelva a aparecer la enfermedad si las personas no están protegidas con la vacuna. La continuidad de la vacunación nos mantiene en el camino de la prevención y, según se espera, de la erradicación total de la enfermedad.
Las dos vacunas que se utilizan para la protección contra la poliomielitis incluyen lo siguiente:
El método alguna vez preferido, la OPV, está relacionado con cierto riesgo. Se ha informado que la vacuna oral causa poliomielitis en algunos casos (alrededor de uno en 2,4 millones), con lo cual, aunque el riesgo sea leve, no vale la pena exponerse a él. Los CDC recomiendan la aplicación de la IPV, que se desarrolló para contrarrestar el riesgo relacionado con la vacuna oral y se ha utilizado en los Estados Unidos desde 2000.
En los niños, las dosis de la IPV, que consta de cuatro inyecciones, se aplican del siguiente modo:
Si bien la mayoría de los adultos no necesita la vacuna, se recomienda ampliamente que ciertas personas la reciban, por ejemplo, las personas que trabajan en laboratorios y las que trabajan en el ámbito de la atención médica, ya que pueden estar expuestas al virus de la poliomielitis. También se les recomienda a las personas que planifican viajar a un país donde la enfermedad todavía exista.
En el caso de los adultos, la dosis se aplica del siguiente modo:
Toda persona que cumpla los siguientes criterios no debe recibir la IPV:
Si bien el riesgo de daños graves producidos por la IPV es extremadamente bajo en comparación con la enfermedad sin tratar, esta vacuna conlleva ciertos riesgos leves.
Entre los efectos secundarios leves, se incluyen los siguientes:
Escrito por (en Inglés): Amy Boulanger
Revisado médicamente (en Inglés)
: Jennifer Monti, MD, MPH