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El laringismo es una afección vírica que causa inflamación alrededor de las cuerdas vocales. Sus síntomas principales son dificultad para respirar y una tos intensa similar a la tos perruna. Muchos de los virus que causan laringismo también provocan resfriado. Es más frecuente en los meses de otoño e invierno, y generalmente afecta a niños menores de 5 años.
Existen varios virus que pueden causar laringismo; el setenta y cinco por ciento de los casos se debe a los virus paragripales (del resfriado). Entre los demás virus que pueden causar laringismo, se incluyen el adenovirus (otro grupo de virus del resfriado común), el virus respiratorio sincicial (VRS), el germen que afecta a los niños pequeños con mayor frecuencia, y el virus del sarampión. El laringismo también puede ser producto de alegrías, inhalación de agentes irritantes o infecciones bacterianas. Sin embargo, estos casos son poco frecuentes.
Los síntomas suelen ser más intensos en niños menores de 3 años debido a que el sistema respiratorio es más pequeño que el de un adulto. Los siguientes síntomas son frecuentes en la mayoría de los casos de laringismo:
Si el niño no puedo respirar, busque atención médica de inmediato. Comuníquese con el médico lo antes posible si observa alguno de los siguientes síntomas:
Si el laringismo se prolonga durante más de una semana, es recurrente o trae aparejada fiebre superior a 39 °C, consulte al médico, quien realizará una exploración para descartar infecciones bacterianas u otras afecciones más graves.
En algunos casos, los niños presentan laringismo recurrente y leve además de resfriado. El síntoma principal en este caso es la tos perruna, pero no hay fiebre.
La tos perruna generalmente se diagnostica durante una exploración física. El médico escucha la tos, observa la respiración y pide una descripción de los síntomas. Incluso cuando no es necesario hacer una consulta médica, el médico o el enfermero pueden diagnosticar laringismo escuchando atentamente la tos distintiva por teléfono. Si los síntomas son persistentes, el médico quizás solicite un examen o una radiografía de la garganta para descartar otras afecciones respiratorias.
La mayoría de los casos pueden tratarse sin problemas en el hogar. El médico o el enfermero pueden controlar fácilmente la evolución del niño mediante conversaciones telefónicas con los padres. Los humidificadores de vapor frío tal vez contribuyan a mejorar la respiración del niño cuando duerme y los analgésicos de venta libre pueden aliviar el malestar en la garganta, el pecho o la cabeza. Los medicamentos contra la tos solo deben administrarse si los recomienda un profesional médico.
Si su hijo tiene dificultad para respirar, acuda a la sala de emergencias del hospital o la clínica. El médico puede optar por medicamentos esteroides para abrir las vías respiratorias y posibilitar la respiración, y puede recetarlos para seguir el tratamiento en el hogar. En casos extremos, puede usarse un tubo endotraqueal para que el niño reciba suficiente oxígeno. Si se determina que la causa del laringismo es una infección bacteriana, recibirá antibióticos en el hospital y le recetarán otros para tomar más adelante. Los pacientes deshidratados quizás deban recibir líquido por vía intravenosa.
Si la causa del laringismo es un virus, generalmente desaparece solo luego de una semana. Si se debe a una infección bacteriana, es necesario un tratamiento con antibióticos, cuya duración dependerá de la gravedad de la infección. Las complicaciones potencialmente mortales no son frecuentes, pero sí peligrosas. Debido a que las complicaciones suelen estar relacionadas con la dificultad para respirar, es importante que la persona a cargo del cuidado del niño busque asistencia inmediata si percibe síntomas alarmantes.
La mayoría de los casos de laringismo se deben a los mismos virus que causan el resfriado o la gripe, y las estrategias de prevención son similares para todos estos virus. Entre ellas, podemos mencionar lavarse las manos con frecuencia, no llevarse las manos ni objetos a la boca y evitar el contacto con personas que no se sienten bien.
Algunos de los casos más graves se deben a una afección como el sarampión o la difteria, una infección bacteriana grave contra la cual se vacuna a los niños. Para prevenir estas enfermedades peligrosas, los padres deben respetar el calendario de vacunación de sus hijos.
Escrito por (en Inglés): Marissa Selner and Jennifer Nelson
Revisado médicamente (en Inglés)
: George Krucik, MD