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Una mamografía es una herramienta de detección utilizada para determinar y diagnosticar el cáncer de mama. Junto con los exámenes clínicos habituales y los autoexámenes mensuales de mamas, las mamografías son un elemento clave para el diagnóstico precoz del cáncer de mama.
Según el National Cancer Institute [Instituto Nacional del Cáncer], cerca de 40.000 mujeres morirían de cáncer de mama en 2012 y se diagnosticarían más de 226.000 nuevos casos en ese mismo año (NCI, 2012).
A partir de los 40 años de edad, las mujeres deben realizarse mamografías cada uno o dos años. Si una mujer tiene antecedentes familiares de cáncer de mama, el médico puede recomendar que las pruebas de detección comiencen antes de esa edad, puede solicitar que se realicen con mayor frecuencia o bien que se utilicen herramientas de diagnóstico adicionales.
Una mamografía es una radiografía de las mamas.
Si el médico indica la realización de una mamografía como prueba de rutina para detectar la presencia de cáncer o cambios en las mamas, solicitará la realización de un procedimiento denominado mamografía de detección, mediante el cual el médico obtendrá varias radiografías de cada una de las mamas.
Ante la presencia de nódulos o en caso de cualquier otro síntoma de cáncer de mama, el médico indicará la realización de una mamografía de diagnóstico, ya que se trata de un estudio más completo que la mamografía de detección. Por lo general, este estudio requiere el uso de una mayor cantidad de radiografías para obtener vistas de las mamas desde diferentes posiciones. Asimismo, el radiólogo puede aumentar el tamaño de ciertas áreas en las que podrían presentarse problemas.
En primer lugar, se le pedirá a la paciente que se desvista desde la cintura hacia arriba, se quite los collares y se le ofrecerá una bata o blusón que se sujeta en la parte delantera. Según el centro donde se realice el estudio, la paciente puede quedarse parada o sentada durante la realización de la mamografía.
Se colocará cada una de las mamas sobre una placa radiográfica plana. Luego, un compresor empujará la mama hacia abajo para aplanar el tejido y obtener una imagen más clara de la mama. Probablemente se le indique a la paciente que contenga la respiración mientras se obtiene cada una de las imágenes. Puede ocurrir que la paciente sienta un dolor leve o cierta incomodidad que, por lo general, es breve.
Durante la realización del estudio, el médico revisará las imágenes a medida que las obtiene y puede solicitar imágenes adicionales para mostrar diferentes vistas en caso de que algo no resulte claro o necesite mayor atención. Esto ocurre con mucha frecuencia y no debe generar preocupación ni pánico.
Si los equipos están disponibles, a veces se realizan mamografías digitales, que son de especial ayuda en el caso de mujeres menores de 50 años, quienes, por lo general, tienen un tejido mamario más denso que las mujeres que superan esa edad.
La mamografía digital transforma la radiografía en una imagen electrónica de la mama que puede guardarse en una computadora. Las imágenes pueden verse de inmediato, de modo que el radiólogo no debe esperar hasta que se preparen las placas radiográficas. Además, la computadora también le permite al médico ver imágenes que podrían no ser muy visibles en una mamografía habitual.
Se deberán seguir ciertas pautas el día que se realice la mamografía; entre ellas, no utilizar desodorantes, polvos corporales ni perfumes. Asimismo, se debe evitar la aplicación de pomadas o cremas en las mamas y en las axilas, ya que esas sustancias pueden distorsionar las imágenes o aparecer como calcificaciones o depósitos de calcio; por ello, es importante evitar su uso.
Antes del estudio, la paciente debe asegurarse de avisar al radiólogo si está embarazada o amamantando. En esos casos, por lo general, no podrá realizarse una mamografía de detección; pero, si fuera necesario, podría recurrirse a otros métodos de detección, como una ecografía.
Las imágenes de una mamografía pueden ayudar a detectar calcificaciones o depósitos de calcio en las mamas, la mayoría de los cuales no indican la presencia de cáncer. Con esta prueba, también pueden detectarse quistes (sacos llenos de líquido que pueden aparecer y desaparecer generalmente durante el ciclo menstrual de algunas mujeres) y nódulos cancerosos o no cancerosos.
Existe un sistema nacional de diagnóstico para la interpretación de las mamografías, denominado BI-RADS o Breast Imaging Reporting and Database System (Sistema de Informes y Datos de Imágenes Mamarias). Este sistema establece siete categorías, que van de cero a seis, que indican si se necesitan imágenes adicionales y si existe la posibilidad de que una determinada área sea un nódulo canceroso o benigno (no canceroso).
Cada una de estas categorías cuenta con su propio plan de seguimiento. Las acciones del plan de seguimiento pueden incluir la recopilación de imágenes adicionales, las pruebas de detección regulares en forma continua, la programación de una consulta de seguimiento en un lapso de seis meses o la realización de una biopsia.
Como ocurre con cualquier tipo de radiografía, durante la realización de una mamografía se recibe una pequeña cantidad de radiación. Sin embargo, el riesgo vinculado a esta exposición es extremadamente bajo. En caso de que sea absolutamente necesario que una mujer embarazada se realice una mamografía antes de la fecha del parto, se le indicará que utilice un delantal de plomo durante el procedimiento.
Escrito por (en Inglés): Jaime Herndon
Revisado médicamente (en Inglés)
: Jennifer Wider, MD