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La meningitis es una afección que provoca la inflamación de las membranas que cubren el cerebro y la médula espinal. En ocasiones, esta inflamación se debe a una infección bacteriana. Si la inflamación no se produce por bacterias o si el microrganismo bacteriano no puede cultivarse ni identificarse en el laboratorio, se la denomina meningitis aséptica. En la mayoría de los casos, esta afección se produce por virus y
ocurre con mayor frecuencia en bebés y niños pequeños. Si bien la meningitis aséptica puede causar un cuadro de enfermedad, suele ser más leve que la meningitis bacteriana. Según Mayo Clinic, no es común que surjan complicaciones graves y lo más probable es que se sienta mucho mejor en un plazo de dos semanas (Mayo Clinic).
Aproximadamente la mitad de todos los casos de meningitis aséptica se producen por virus estacionales comunes de fines del verano y principios del otoño. Una persona puede contagiarse estos virus si está en contacto con la tos, la saliva o la materia fecal de alguien infectado. Entre los virus que pueden causar meningitis se incluyen los siguientes:
El médico puede sospechar que la meningitis es vírica, pero no podrá identificar el tipo específico de virus.
Entre las afecciones que pueden provocar meningitis aséptica en casos poco frecuentes se incluyen las siguientes:
La meningitis aséptica puede aparecer rápidamente o durante el transcurso de varias semanas, según el tipo de microrganismo que la provoca.
La mayoría de los casos de meningitis aséptica ocurre en niños menores de 5 años. Las vacunas que protegen a los niños contra la meningitis bacteriana no siempre son efectivas contra la meningitis aséptica, que se produce por virus.
Su hijo está expuesto a un riesgo mayor de contagiarse el virus que puede ocasionar la meningitis si asiste a la escuela o guardería, al igual que los adultos que trabajan en estos establecimientos.
Es más probable que se contagie meningitis si padece alguna afección que debilite el sistema inmunitario, como el SIDA o la diabetes.
Usted puede contraer meningitis por un virus u otra enfermedad. En ese caso, es posible que presente los síntomas de la primera enfermedad además de los de la meningitis.
En ocasiones, los síntomas de la meningitis no aparecen hasta que la enfermedad original haya seguido su curso natural. En niños y adultos, los síntomas de la meningitis aséptica, o vírica, incluyen los siguientes:
Los bebés y niños pequeños pueden presentar algunos de los siguientes síntomas:
La meningitis aséptica habitualmente es una afección leve de la que una persona puede recuperarse sola, sin medicamentos. Debido a que es fácil confundir los síntomas con los de un resfriado o una gripe, lo más probable es que usted nunca sepa que padece meningitis. Esa es la diferencia entre la meningitis aséptica y la meningitis bacteriana, que produce síntomas graves y puede ser mortal.
Sin embargo, debe buscar atención médica si sospecha que usted o su hijo pueden padecer meningitis ya que sin una exploración médica, puede ser difícil determinar el tipo de meningitis que tiene en las etapas iniciales. Aunque ocurre pocas veces, la meningitis aséptica puede generar complicaciones peligrosas. Es importante que el médico pueda controlarlo hasta que se recupere.
Si presenta alguno de los siguientes síntomas, deberá buscar atención médica lo antes posible:
Si el médico sospecha que padece meningitis, querrá examinarlo para determinar si se trata de meningitis aséptica o meningitis bacteriana, que es más peligrosa. Las pruebas pueden incluir muestras de sangre para detectar la presencia de bacterias, radiografías y tomografías computarizadas para buscar zonas de hinchazón e inflamación, y una punción lumbar o espinal.
La punción espinal (en la cual se extrae líquido cefalorraquídeo de la columna vertebral) es la única manera definitiva de diagnosticar la meningitis. El líquido cefalorraquídeo es producido por el cerebro y rodea y protege al cerebro y la médula espinal. Cuando una persona tiene meningitis, el líquido extraído de la punción contiene una cantidad mayor de glóbulos blancos y un nivel mayor de proteínas. Por medio del líquido, el médico también puede determinar si la meningitis fue causada por bacterias, virus u otros agentes infecciosos.
En el caso de la meningitis vírica, pueden realizarse pruebas complementarias para determinar el virus específico. Si el médico sospecha que puede padecer una afección subyacente grave que ha producido la meningitis, es posible que le indique pruebas complementarias, como análisis de sangre y pruebas de diagnóstico por imágenes.
Las opciones de tratamiento dependen de la causa específica de la meningitis. Muchos casos de meningitis vírica se curan solos en un plazo de una a dos semanas. Le indicarán que descanse, que se mantenga hidratado y que tome medicamentos de venta libre. Pueden recomendarle analgésicos o antinflamatorios para controlar el dolor y la fiebre.
Si la meningitis aséptica es fúngica o se produjo por un virus tratable, como el herpes, el médico le recetará medicamentos específicos. En el caso de la meningitis bacteriana, necesitará antibióticos intravenosos y tal vez otros medicamentos para tratar los síntomas más graves, como la inflamación del cerebro o las convulsiones. Es posible que deba permanecer en el hospital, según su situación.
Menos del 1 por ciento de los pacientes con meningitis aséptica acaba con una enfermedad crónica. La mayoría de los casos se resuelven en un plazo de una a dos semanas después de la aparición de síntomas.
En casos muy poco frecuentes, la meningitis aséptica puede producir infecciones cerebrales. Es más probable que haya complicaciones si no busca un tratamiento para su afección o si padece una afección subyacente que debilita el sistema inmunitario.
Si el médico lo recomienda, usted y sus hijos pueden vacunarse contra virus tales como la varicela y las paperas, los cuales pueden provocar meningitis.
Mantenga una buena higiene para reducir el riesgo de enfermarse de meningitis. Lávese las manos antes de comer y después de ir al baño, y enseñe a sus hijos a hacer lo mismo. Cúbrase siempre la boca antes de estornudar o toser. No comparta bebidas ni alimentos con otras personas, especialmente si se encuentra en grupo.
También es importante hacer mucho reposo, mantener un régimen alimentario saludable y evitar el contacto con otras personas que tengan síntomas de resfriado o gripe.
Escrito por (en Inglés): Marissa Selner
Revisado médicamente (en Inglés)
: Brenda B. Spriggs, MD, MPH, FACP