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La miastenia grave (MG) es un trastorno neuromuscular que provoca debilidad en los músculos esqueléticos, que son los que usamos para movernos. Se produce como consecuencia de una alteración en la comunicación entre las células nerviosas y los músculos que impide que estos se contraigan y ocasiona debilidad muscular. Según la Myasthenia Gravis Foundation of America [Fundación Estadounidense de Miastenia Grave, MGFA], la MG es el trastorno de transmisión neuromuscular más frecuente. Es una afección relativamente poco frecuente que afecta a entre 14 y 20 de cada 100.000 personas en los Estados Unidos (Howard, 2006).
La MG es un trastorno neuromuscular que suele ser producto de un problema autoinmunitario. Los trastornos autoinmunitarios aparecen cuando el sistema inmunitario ataca erróneamente los tejidos sanos. En este caso, los anticuerpos (proteínas que normalmente atacan las sustancias extrañas y dañinas en el organismo) atacan un neurotransmisor denominado "acetilcolina", una sustancia clave para la comunicación entre las células nerviosas y los músculos. Esto provoca la debilidad muscular característica de la afección.
Para los científicos, la causa exacta de esta reacción autoinmunitaria no es del todo clara. Según la Muscular Dystrophy Association [Asociación de Distrofia Muscular, MDA], se cree que existen ciertas proteínas víricas o bacterianas que pueden generar el ataque del organismo a la acetilcolina (MDA).
El síntoma principal es la debilidad en los músculos esqueléticos voluntarios, los músculos cuyo movimiento podemos controlar. Esta debilidad aparece con la actividad y puede mejorar durante el reposo. La incapacidad de los músculos para contraerse con normalidad se debe a que no pueden responder al impulso nervioso. Esto se considera una alteración en la comunicación entre los nervios y los músculos, y la imposibilidad de transmitir el impulso correctamente produce debilidad muscular.
La debilidad asociada con la MG suele empeorar cuando aumenta la actividad y mejorar con el reposo. Entre los síntomas de la MG, pueden incluirse los siguientes:
No todas las personas presentan todos los síntomas, y la gravedad de la debilidad muscular puede variar de un día a otro. Por lo general, la enfermedad avanza con el paso del tiempo si no se recibe tratamiento.
De acuerdo con los National Institutes of Health [Institutos Nacionales de la Salud, NIH], la MG suele afectar a personas de más de 40 años de edad. Las mujeres son más propensas a recibir el diagnóstico en los primeros años de la adultez, mientras que los hombres son más propensos a recibirlo a partir de los 60 años de edad (NIH).
El médico le realizará una exploración física completa y registrará los antecedentes de los síntomas en detalle. Además, le realizará una exploración neurológica que quizás incluya las siguientes acciones:
Entre las demás pruebas que pueden contribuir al diagnóstico de la afección, se encuentran las siguientes:
Esta afección no tiene cura; el objetivo del tratamiento es controlar los síntomas y la actividad del sistema inmunitario.
Para deprimir el sistema inmunitario, pueden usarse corticoesteroides e inmunodepresores. Estos medicamentos contribuyen a reducir la respuesta inmunitaria anormal propia de la MG.
Además, pueden usarse inhibidores de la colinesterasa, como piridostigmina (Mestinon), para mejorar la comunicación entre los nervios y los músculos.
Algunos pacientes con MG quizás deban someterse a una extirpación del timo, un órgano que forma parte del sistema inmunitario. Después de esta cirugía, los pacientes suelen presentar una menor debilidad muscular.
Según la Myasthenia Gravis Foundation, entre el 10 y el 15 por ciento de las personas con MG tienen un tumor en el timo (MGFA, 2010). En estos casos, se extirpa el tumor debido a que puede tornarse canceroso.
El reemplazo de plasma también se denomina "plasmaféresis" y consiste en extraer los anticuerpos perjudiciales de la sangre para mejorar la fuerza muscular.
Este es un tratamiento a corto plazo, ya que el organismo sigue produciendo los anticuerpos y es posible que el paciente vuelva a presentar debilidad. El reemplazo de plasma ofrece resultados antes de una cirugía o en etapas de debilidad extrema.
Para mejorar los síntomas de la MG, puede tomar las siguientes medidas en su hogar:
Estos tratamientos no curan la MG. Sin embargo, los pacientes que reciben tratamiento suelen presentar mejoras. Es posible que algunas personas tengan una remisión y no necesiten tratamiento durante este período.
Infórmele al médico sobre todos los medicamentos o suplementos que esté tomando, ya que ciertos medicamentos pueden empeorar los síntomas de la MG. Antes de empezar a tomar un medicamento nuevo, consulte al médico para asegurarse de que es seguro tomarlo.
Una de las complicaciones posibles más peligrosas de la MG es la crisis miasténica, un problema respiratorio que pone en peligro la vida. Consulte al médico para que le informe sobre el riesgo que usted corre de padecer esta crisis. Si comienza a tener dificultad para respirar o tragar, llame al 911 o vaya a la sala de emergencias local de inmediato.
En el caso de quienes padecen MG, el riesgo de tener otros trastornos autoinmunitarios, como lupus y artritis reumatoide, es más elevado.
El pronóstico a largo plazo de los pacientes con MG es diverso. Algunas personas presentan solo síntomas leves, mientras que otras deben usar una silla de ruedas con el paso del tiempo. Consulte al médico para que le indique qué debe hacer para reducir la gravedad de la afección. El tratamiento correcto puede limitar el avance de la enfermedad en muchos pacientes.
Escrito por (en Inglés): Jaime Herndon
Revisado médicamente (en Inglés)
: George Krucik, MD