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La sífilis es una infección de transmisión sexual que se contagia mediante el contacto directo con las llagas características de la enfermedad. Esta infección se conoce y se estudia desde al menos el siglo XVI, puede tratarse y es relativamente fácil de prevenir (Knudsen, 2011). Si bien existe mucha información sobre la sífilis, hubo un aumento importante de casos durante la década de 2000, especialmente entre las mujeres de entre 20 y 24 años de edad y entre los hombres de entre 35 y 39 años de edad (CDC).
Si la persona infectada no recibe tratamiento, corre el riesgo de tener neurosífilis. Esta es una infección potencialmente mortal que ataca al sistema nervioso, en particular, el cerebro y la médula espinal.
La bacteria que causa sífilis y posteriormente neurosífilis se denomina Treponema pallidum. La neurosífilis tiende a presentarse entre los 10 y los 20 años posteriores a la infección por la bacteria. Algunos de los principales factores de riesgo de la neurosífilis son la sífilis no tratada y ser VIH positivo.
Existen cinco tipos posibles de neurosífilis:
Este es el tipo de neurosífilis más frecuente y suele producirse antes de que los síntomas de la sífilis sean notorios. Se caracteriza por la ausencia de síntomas de la enfermedad neurológica.
Este tipo generalmente aparece a las semanas o a los años de haber contraído sífilis. Entre los síntomas, se incluyen náuseas, vómitos, rigidez en el cuello y cefaleas. También puede ocasionar la pérdida de la audición o de la visión.
Este es un tipo más grave de neurosífilis meníngea y provoca al menos un accidente cerebrovascular.
Aproximadamente entre el 10 y el 12 por ciento de los pacientes con neurosífilis presentan este tipo (UCSF, 2002). El accidente cerebrovascular puede producirse luego de los primeros meses o luego de los primeros años de la infección con sífilis.
Este tipo puede aparecer después de décadas de la infección con sífilis y puede provocar daños mentales permanentes. Sin embargo, es poco frecuente en la actualidad gracias a los avances en la detección, el tratamiento y la prevención de las infecciones de transmisión sexual.
Si se produce, puede provocar problemas de salud graves, por ejemplo, los siguientes:
También puede avanzar hasta convertirse en demencia.
Este tipo de neurosífilis también es poco frecuente. Puede comenzar a afectar la médula espinal a los 20 años o más de la infección inicial con sífilis. Entre los síntomas, se incluyen problemas de equilibrio, pérdida de la coordinación, incontinencia, problemas al caminar, problemas de visión y dolores en el abdomen, los brazos y las piernas.
Para saber si un paciente tiene neurosífilis, el médico quizás decida controlar los reflejos musculares normales para determinar si alguno de los músculos se ha atrofiado (ha perdido parte del tejido).
Con un análisis de sangre, puede detectarse un caso de neurosífilis en etapa media. Existen varios tipos de análisis de sangre que permiten determinar si el paciente tiene sífilis actualmente o si se infectó en el pasado.
Si el médico cree que el paciente tiene neurosífilis en etapa terminal, solicitará una punción lumbar. Este procedimiento permite obtener una muestra del líquido que rodea el cerebro y la médula espinal con el fin de determinar la gravedad de la infección y planificar el tratamiento.
Es posible que el médico también solicite una tomografía computarizada (TC), una serie de radiografías que generan imágenes del organismo en cortes transversales y desde diferentes ángulos. Quizás solicite también una resonancia magnética, un estudio para el que el paciente debe acostarse dentro de un tubo que contiene un imán potente. La máquina envía ondas de radio a través del organismo y genera imágenes detalladas de los órganos. Estas pruebas permiten ver la médula espinal, el cerebro y el tronco encefálico, que también puede presentar signos de la enfermedad.
Para tratar la sífilis y la neurosífilis, se emplea un antibiótico denominado penicilina, que puede administrase mediante una inyección o por vía oral; el tratamiento suele durar entre 10 y 14 días. Junto con penicilina, también suelen usarse los antibióticos probenecida y ceftriaxona. Según cada caso, es posible que el paciente deba permanecer en el hospital durante el tratamiento.
Durante la recuperación, deben realizarse análisis de sangre a los tres meses y a los seis meses. Los análisis de sangre deben realizarse todos los años durante los tres años posteriores al tratamiento. El médico seguirá controlando los niveles de líquido cefalorraquídeo mediante punciones lumbares mensuales.
La neurosífilis es frecuente especialmente en personas con VIH, ya que las ampollas contribuyen a la infección por el VIH. Las bacterias Treponema pallidum interactúan con el VIH y dificultan el tratamiento de la sífilis.
Las personas con neurosífilis y VIH generalmente necesitan más inyecciones de penicilina y tienen menos probabilidades de recuperarse por completo.
El pronóstico a largo plazo depende del tipo de neurosífilis y del período que transcurre hasta que se la diagnostica. La administración de penicilina permitirá tratar la infección y evitar que siga causando daños, pero no logrará reparar el daño existente. De todos modos, si el caso es leve, es posible recuperarse por completo con el tratamiento con antibióticos.
Si usted tuvo alguno de los otros tres tipos, quizás mejore después del tratamiento, pero es probable que no se recupere por completo.
El primer paso para el tratamiento de la sífilis es la prevención. Debido a que es una infección de transmisión sexual (ITS), la mejor opción es mantener prácticas sexuales seguras, acerca de las cuales puede conversar con el médico. Los preservativos pueden reducir la probabilidad de contraer sífilis. No obstante, la afección puede contraerse mediante el contacto genital con el área que está fuera de la zona de protección del preservativo.
Las personas que tienen sífilis no siempre saben que están infectadas porque los síntomas pueden permanecer ausentes por años. Es posible presentar una o varias llagas en el lugar de la infección a las semanas o a los meses de haber contraído la enfermedad. Aunque estas llagas desaparecen sin tratamiento, la enfermedad puede permanecer. Luego, aparecerá una erupción cutánea de manchas rojizas amarronadas de textura áspera que no provocan picazón en el lugar de la infección o en otra parte del cuerpo. Si desea llevar una vida sexual activa, deberá someterse a pruebas de detección de ITS de manera periódica.
Entre los demás síntomas de la sífilis, se incluyen inflamación de los ganglios linfáticos, cefaleas, caída del cabello, pérdida de peso, cansancio y dolores musculares. Si presenta alguno de estos síntomas o los tuvo en algún momento, comuníquese con el médico para que solicite las pruebas necesarias. Cuanto antes se reciba el diagnóstico, mayores serán las probabilidades de prevenir la neurosífilis.
Escrito por (en Inglés): Teresa Bergen
Revisado médicamente (en Inglés)
: George Krucik, MD