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Un nódulo tiroideo es una protuberancia en la glándula tiroidea que puede ser sólida o estar llena de líquido. Una persona puede presentar un único nódulo o un grupo de nódulos. Los nódulos tiroideos son frecuentes y rara vez son cancerosos.
La glándula tiroidea es una glándula con forma de mariposa que está ubicada cerca de la laringe. Produce dos hormonas y las segrega al torrente sanguíneo. Ambas hormonas tiroideas repercuten en la frecuencia cardíaca, la temperatura corporal y muchos procesos del organismo: una serie de reacciones químicas que, en su conjunto, se denominan metabolismo.
Los nódulos tiroideos se clasifican en fríos, templados y calientes, según produzcan o no hormonas. Los nódulos fríos no producen hormonas tiroideas. Los nódulos templados funcionan como células tiroideas normales. Los nódulos calientes producen cantidades excesivas de hormonas tiroideas.
En su mayoría, los nódulos tiroideos no son de gravedad y no provocan ningún síntoma. Una persona puede tener un nódulo tiroideo y no darse cuenta. Salvo que el nódulo aumente de tamaño, ejerza presión contra la tráquea y dificulte la respiración, lo más probable es que no presente ningún síntoma. El médico puede palparlo durante una exploración física.
Según la American Thyroid Association [Asociación Estadounidense de Tiroides], en alrededor del 90 por ciento de los casos, los nódulos tiroideos son benignos, es decir, no cancerosos (ATA, 2012).
La mayoría de los nódulos tiroideos se producen como consecuencia de un crecimiento excesivo de tejido tiroideo normal. Sin embargo, se desconoce la causa de ese crecimiento excesivo.
Muchas veces, los nódulos se presentan en personas que padecen la enfermedad de Hashimoto, una enfermedad autoinmunitaria que provoca hipotiroidismo. Las personas que sufren de tiroiditis (inflamación crónica de la glándula tiroidea) también son propensas a presentar nódulos tiroideos. Si tiene un régimen alimentario con bajo contenido de yodo, es posible que presente nódulos. Esta carencia no es tan frecuente en los Estados Unidos como en otros países debido al consumo generalizado de la sal yodada y los suplementos multivitamínicos con contenido de yodo.
Las personas que se sometieron a radiografías de la glándula tiroidea durante la infancia tienen mayores probabilidades de presentar nódulos tiroideos (Johns Hopkins). Tener una afección tiroidea anterior o antecedentes familiares de nódulos tiroideos puede aumentar las probabilidades de presentar nódulos. Los nódulos tiroideos son más frecuentes en las mujeres. En los hombres, es más probable que los nódulos sean cancerosos.
Las probabilidades de presentar nódulos tiroideos aumentan con la edad. Según la American Thyroid Association, aproximadamente la mitad de las personas de 60 años en adelante presentan nódulos (ATA, 2012).
Usted puede tener un nódulo tiroideo y no presentar síntomas evidentes. Si el nódulo aumenta de tamaño, es posible que perciba lo siguiente:
Si el nódulo produce una cantidad excesiva de hormonas tiroideas, tal vez manifieste los síntomas característicos del hipertiroidismo, entre ellos:
Si el nódulo tiene relación con la enfermedad de Hashimoto, se manifestarán síntomas característicos del hipotiroidismo, entre ellos:
Es probable que no sepa que tiene un nódulo hasta que el médico lo palpe durante una exploración física general. El médico probablemente lo derive a un endocrinólogo, que es un médico especializado en todos los aspectos del sistema endocrino, incluida la glándula tiroidea. El endocrinólogo querrá averiguar si tiene antecedentes familiares de nódulos tiroideos y si se sometió a radioterapia en la cabeza o el cuello durante la infancia.
Utilizará una o más de las siguientes pruebas para diagnosticar y evaluar el nódulo:
Las opciones de tratamiento dependerán del tipo de nódulo tiroideo. Si el nódulo no es canceroso y no causa problemas, quizás el endocrinólogo determine que no es necesario un tratamiento. En ese caso, optará por controlar atentamente el nódulo mediante consultas y ecografías regulares de la glándula tiroidea.
Si el nódulo produce una cantidad excesiva de hormonas tiroideas, es probable que el endocrinólogo use yodo radioactivo o recurra a una intervención quirúrgica para eliminarlo. Si usted presenta síntomas de hipertiroidismo, deberían desaparecer con la eliminación del nódulo. Si se destruye o elimina una porción excesiva de la glándula, cabe la posibilidad de que deba tomar hormonas tiroideas sintéticas de por vida.
Como alternativa a la eliminación del nódulo, el endocrinólogo puede recetarle hormonas tiroideas sintéticas. La hipófisis detectará el exceso de hormona tiroidea y le indicará a la glándula tiroidea que reduzca la producción.
Los nódulos llenos de líquido se drenan por medio de una aspiración con aguja fina.
Los nódulos que comienzan siendo benignos rara vez se vuelven cancerosos. Sin embargo, es muy probable que el endocrinólogo le indique biopsias con cierta frecuencia para descartar esta posibilidad.
No es posible prevenir el desarrollo de un nódulo tiroideo. Una vez realizado el diagnóstico, el endocrinólogo controlará su estado por medio de análisis de sangre regulares y ecografías anuales. El tratamiento se utiliza para los nódulos calientes o templados que afectan la producción de hormonas tiroideas. No obstante, la mayoría de los nódulos no cancerosos no son dañinos y muchos no requieren tratamiento.
Escrito por (en Inglés): Kristeen Moore
Revisado médicamente (en Inglés)
: George Krucik, MD