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La sangre está compuesta por varios tipos de células que flotan en un líquido denominado plasma. Los tipos de células sanguíneas son los siguientes:
Cuando se produce una lastimadura o una herida en la piel, las plaquetas se aglutinan y forman coágulos para detener la hemorragia. Si la sangre no contiene una cantidad suficiente de plaquetas, no puede formar coágulos.
Un número de plaquetas bajo puede denominarse trombocitopenia y puede ser de leve a grave según la causa subyacente. En algunos casos, puede provocar hemorragias graves y otros síntomas potencialmente mortales si no se los trata. En otros casos, es posible que no cause síntomas.
Por lo general, un número de plaquetas bajo es producido por ciertas afecciones, como la leucemia, o determinados medicamentos. El tratamiento suele consistir en tratar la afección subyacente.
Existen varios motivos por los cuales es posible que la sangre no contenga suficientes plaquetas, por ejemplo, puede ser que la médula ósea no produzca la cantidad suficiente de plaquetas
o que el organismo degrade las plaquetas demasiado rápido. Según Mayo Clinic, cada plaqueta vive aproximadamente 10 días en un organismo sano (Mayo Clinic, 2012). No obstante, algunas afecciones pueden acortar este período.
La médula ósea es el tejido esponjoso que yace dentro de los huesos y donde se producen todos los componentes de la sangre, incluidas las plaquetas. Si la médula ósea no produce suficientes plaquetas, el número de plaquetas será bajo. Entre las causas de la producción deficiente de plaquetas, se incluyen las siguientes:
La afección también puede deberse a una degradación excesiva de plaquetas, lo cual, a su vez, puede ser un síntoma (o un efecto secundario) de lo siguiente:
La aparición de síntomas depende del nivel que alcancen las plaquetas.
En los casos leves, como aquellos producto del embarazo, no suele haber síntomas. En los casos más graves, pueden producirse hemorragias incontrolables que exigen atención médica inmediata.
Si usted tiene un número de plaquetas bajo, es posible que presente algunos de los siguientes síntomas:
En casos más graves, pueden producirse hemorragias internas. Entre los síntomas de la hemorragia interna, se encuentran los siguientes:
Si se presenta algún signo de hemorragia interna, consulte al médico de inmediato.
En casos poco frecuentes, la afección puede provocar hemorragia cerebral. Si usted tiene un número de plaquetas bajo y cefaleas o problemas neurológicos, infórmeselo al médico de inmediato.
Si el médico cree que usted tiene un número de plaquetas bajo, le hará una exploración física en primer lugar. Durante la exploración, lo examinará para verificar si existen hematomas extraños o petequias (la erupción cutánea que suele aparecer cuando el número de plaquetas es bajo).
Es posible que también le palpe el abdomen para ver si el bazo está agrandado y que le pregunte si existen antecedentes familiares de trastornos hemorrágicos, ya que este tipo de trastornos suele ser hereditario.
Para poder diagnosticar la afección, el médico solicitará un hemograma completo (HC). Este análisis revela la cantidad de células sanguíneas que contiene la sangre y sirve para determinar si la cantidad de plaquetas es inferior a la normal.
Es posible que el médico también solicite un análisis de anticuerpos antitrombocíticos, que son proteínas que destruyen las plaquetas. El organismo puede producir anticuerpos antitrombocíticos como efecto secundario de determinados medicamentos, como quinina, o por motivos que se desconocen.
El médico quizás solicite también pruebas de coagulación sanguínea, entre las cuales se incluyen la prueba del tiempo parcial de tromboplastina (TPT) y la prueba de tiempo de protrombina (TP). Estas pruebas solo requieren una extracción de sangre. El técnico del laboratorio agregará ciertas sustancias químicas a la muestra para determinar la cantidad de tiempo que demora la sangre en coagularse.
Si el médico cree que usted tiene un agrandamiento del bazo, le solicitará una ecografía. En esta prueba, se usan ondas sonoras para generar imágenes del bazo a fin de detectar si su tamaño es normal.
Si el médico piensa que la causa puede ser un problema en la médula ósea, tal vez solicite un aspirado medular. Durante este estudio, el médico inserta una aguja en un hueso para extraer una muestra pequeña de médula ósea.
Es posible que también solicite una biopsia medular, que consiste en extraer con una aguja una muestra del núcleo de la médula ósea, generalmente del hueso ilíaco. Puede realizarse simultáneamente con el aspirado medular.
El tratamiento depende de la causa y la gravedad de la afección. Si se trata de un caso leve, el médico quizás decida no comenzar un tratamiento y solo realizar controles.
Tal vez le recomiende tomar medidas para evitar que la afección empeore, por ejemplo, las siguientes:
Si se trata de un caso más grave, tal vez necesite tratamiento médico. El tratamiento puede incluir lo siguiente:
Escrito por (en Inglés): Janelle Martel
Revisado médicamente (en Inglés)
: George Krucik, MD