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La preeclampsia se produce cuando una embarazada tiene presión arterial elevada y proteínas en la orina pasada la semana 20 de embarazo. Esta afección también se denomina toxemia o hipertensión relacionada con el embarazo y solo se produce durante el embarazo y, en algunos casos, antes de la semana 20.
Según la Preeclampsia Foundation [Fundación de Preeclampsia, PF], aproximadamente entre el cinco y el ocho por ciento de las embarazadas tienen preeclampsia (PF).
Durante el embarazo, es importante que usted y el bebé permanezcan lo más sanos posible. Para ello, debe adoptar un régimen alimentario saludable, tomar vitaminas prenatales con ácido fólico y asistir a controles prenatales periódicos. Sin embargo, aunque reciba la atención adecuada, a veces pueden producirse afecciones inevitables, como la preeclampsia, que ponen en peligro su salud o la de su bebé.
Los médicos aún no han identificado una causa única. No obstante, en la actualidad se investigan causas posibles, entre ellas, las siguientes:
También existen factores de riesgo que pueden aumentar el riesgo de tener preeclampsia, por ejemplo, los siguientes:
No existe una manera de prevenir esta afección definitivamente. La atención prenatal precoz y periódica puede adelantar el diagnóstico y permite que usted reciba el control adecuado hasta la fecha del parto.
Es importante recordar que quizás no se presenten síntomas perceptibles de preeclampsia. En caso de que se manifiesten, pueden incluirse los siguientes:
Durante una exploración física, el médico quizás detecte que la presión arterial es de 140/90 o superior. Los análisis de orina y sangre también pueden revelar que la orina contiene proteínas y que los niveles de enzimas hepáticas y plaquetas son anormales.
Es posible que el médico desee realizar una cardiotocografía en reposo para asegurarse de que el feto se mueve con normalidad. Según Mayo Clinic, una cardiotocografía en reposo es un estudio sencillo que mide los cambios en la frecuencia cardíaca del feto cuando este se mueve (Mayo). Tal vez le realice una ecografía para controlar los niveles de líquido y el estado de salud del feto.
El parto representa la única cura para la preeclampsia.
Durante el embarazo, se controlará y tratará la afección para asegurarse de que usted y el bebé permanezcan sanos. Si usted se encuentra en la semana 37 de gestación o más, quizás le induzcan el parto. A esa altura, el bebé ya está lo suficientemente desarrollado y es apenas prematuro.
Si la preeclampsia es leve, el médico quizás le recomiende lo siguiente:
En algunos casos, quizás le administren medicamentos para disminuir la presión arterial.
Si la afección es grave, el médico tal vez decida hospitalizarla para realizar un control más exhaustivo. Es posible que le administren medicamentos por vía intravenosa para reducir la presión arterial o inyecciones de esteroides para que los pulmones del bebé se desarrollen más rápidamente.
Si la preeclampsia es lo suficientemente grave como para poner en peligro su salud o la de su hijo, el parto tal vez sea la única opción segura, incluso aunque el bebé sea prematuro. Entre los signos de preeclampsia grave, se incluyen sufrimiento fetal, dolor abdominal, convulsiones, disminución de la función renal y líquido en los pulmones de la madre.
Si percibe algún signo o síntoma anormal durante el embarazo, comuníquese con el médico. La principal inquietud debe ser su salud y la del bebé.
Si no se la trata, la preeclampsia puede provocar la muerte de la madre y del feto. Entre las demás complicaciones, se incluyen hemorragias, desprendimiento de placenta, daño hepático y complicaciones para el feto si el parto es demasiado prematuro.
Consulte al médico para que le informe los signos de advertencia de esta afección y las medidas que pueden tomarse para reducir el riesgo de tenerla. Si es necesario, tal vez la deriven a un especialista en medicina materno-fetal.
Escrito por (en Inglés): Jaime Herndon
Revisado médicamente (en Inglés)
: George Krucik, MD