En la actualidad no está reconocida ninguna prueba para diagnosticar exclusivamente los trastornos esquizofrénicos. Aunque se han identificado algunas mutaciones genéticas que se cree están relacionadas con dicha enfermedad, aún no se les considera marcadores diagnósticos confiables. Se podrían utilizar escanografías cerebrales, entre ellas TC (tomografías computarizadas) e IRM (imágenes por resonancia magnética) para descartar otros trastornos neuropsiquiátricos potenciales que pudiesen presentar síntomas similares a los de la esquizofrenia, pero estas escanografías no están reconocidas en la actualidad para el diagnóstico directo y específico de la esquizofrenia.
Nuevas pruebas diagnósticas
Sin embargo, algunos análisis estructurales de IRM han identificado tentativamente ciertas anomalías físicas del cerebro concordantes con el diagnóstico de esquizofrenia.
Algunos investigadores japoneses se encuentran entre los pioneros de metodologías capaces de discriminar entre individuos sanos normales y personas con esquizofrenia mediante el uso de imágenes cerebrales tridimensionales con IRM automatizada. Los nuevos datos surgidos de éstas y otras investigaciones científicas indican que podría ser posible diagnosticar la esquizofrenia basándose en disminuciones del volumen de la materia gris y adelgazamiento de la corteza en ciertas regiones del cerebro (principalmente la corteza frontal y la corteza temporal) identificados mediante IRM.
Algunas investigaciones han sugerido que el volumen de fluido cefalorraquídeo en la corteza cerebral podría ser mayor en pacientes con esquizofrenia en comparación con sujetos sanos del grupo de control.
Escrito por (en Inglés): Dale Kiefer
Revisado médicamente (en Inglés)
: Jennifer Monti, MD, MPH
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