Información general
Las rabietas son arrebatos emocionales de ira y frustración que
suelen comenzar entre los 12 y los 18 meses de edad y alcanzan su punto máximo durante los terribles dos años. Este es el período del desarrollo infantil durante el cual el niño comienza a adquirir un sentido de la identidad y a afirmar su independencia respecto de los padres. Asimismo, es un período en el que el niño aún no puede manifestar verbalmente sus necesidades con exactitud. Esta es la combinación ideal para las rabietas. El cansancio, el hambre y las enfermedades pueden empeorar las rabietas o aumentar su frecuencia. En la mayoría de los casos, las rabietas comienzan a disminuir con el paso del tiempo y suelen desaparecer cuando el niño alcanza los cuatro años de edad.
Durante una rabieta, es posible que usted sienta que es su culpa. Sin embargo, no es así. Las rabietas constituyen una parte normal del desarrollo infantil y no se originan porque usted sea un mal padre ni porque se haya equivocado.
Signos
Durante una rabieta, son frecuentes una o más de las siguientes conductas:
- lloriqueo
- llanto y gritos
- patadas y golpes
- contención de la respiración
- pellizcos
- mordeduras
- tensión y sacudidas del cuerpo
Respuesta
- Mantenga la calma. Es importante estar tranquilo. En lo posible, no deje que la rabieta interrumpa lo que usted está haciendo y no reaccione con amenazas ni ira. De este modo, el niño entenderá que las rabietas no son un método eficaz para captar la atención ni obtener lo que él quiere. Cuando la rabieta haya llegado a su fin, espere un momento para conversar con su hijo acerca de esta conducta.
- Ignore la rabieta. Si es posible, haga de cuenta que no pasa nada. Si el niño se encuentra en un lugar seguro y le es difícil ignorarlo, salga de la habitación. No obstante, existen determinadas conductas que no deben ignorarse, como patear o golpear a otras personas, arrojar objetos que podrían dañar o lastimar y gritar durante períodos prolongados. En estas situaciones, saque al niño del entorno junto con los objetos que podrían ser peligrosos y explíquele que esa conducta es inaceptable.
- Aleje al niño de la situación. Si se encuentran en el hogar y el niño no se calma, intente incorporar el tiempo de reflexión. Llévelo a otra habitación y saque los objetos que podrían distraerlo. Si se encuentran en un lugar público, ignore la rabieta a menos que el niño pueda lastimar a otros o lastimarse a sí mismo. En ese caso, la mejor respuesta es dejar de hacer lo que estaba haciendo e irse con el niño.
- Intente incorporar pasatiempos o entretenimientos. A veces, puede ser útil ofrecerle al niño otra actividad u otro objeto, como un libro o un juguete, o hacerle una mueca.
- Reconozca la frustración del niño. Hacerle entender que usted comprende sus emociones a veces puede contribuir a que el niño se calme, especialmente si lo que él busca es atención.
- Cuando el niño se comporte bien, manifieste aprobación para reforzar la buena conducta.
Prevención
Las siguientes estrategias quizás contribuyan a prevenir las rabietas:
- Establezca una rutina. Si hay una rutina, el niño sabe qué esperar y se siente seguro.
- Enseñe con el ejemplo. Los niños admiran a sus padres y están pendientes de su conducta constantemente. Si el niño ve que usted mantiene la calma en situaciones de enojo o frustración, es más probable que él imite esa conducta cuando sienta lo mismo.
- Ofrézcale opciones. Siempre que sea adecuado, bríndele varias opciones y déjelo elegir a fin de que él sienta que tiene un poco de control sobre algunas situaciones.
- Asegúrese de que el niño se alimente adecuadamente y descanse lo suficiente. De esta manera, será posible evitar las rabietas causadas por el cansancio y la irritabilidad.
- Elija sus batallas. No discutan por cosas poco importantes, como la ropa que él prefiere usar. Trate de limitar la cantidad de veces que dice no.
- Preste atención al tono de voz. Si usted quiere que el niño haga algo, es importante que el pedido suene como una invitación en lugar de una orden.
Cómo buscar ayuda
Las rabietas constituyen una parte normal del crecimiento y, en la mayoría de los casos, desaparecen con el paso del tiempo. No obstante, si empeoran o si siente que no puede controlarlas, tal vez decida consultar al médico.
La American Academy of Pediatrics [Academia Estadounidense de Pediatría, AAP] recomienda consultar al pediatra en los siguientes casos:
- si las rabietas empeoran después de los cuatro años
- si las rabietas son lo suficientemente violentas como para que el niño u otra persona salgan lastimados
- si el niño destruye pertenencias de forma habitual
- si el niño contiene la respiración y se desmaya
- si el niño presenta síntomas como dolor de estómago, cefaleas y ansiedad
- si usted se siente frustrado o no está seguro de cómo manejar las rabietas de su hijo o teme que puede excederse o lastimarlo al querer disciplinarlo (AAP)
Escrito por (en Inglés): Maureen Donohue
Revisado médicamente (en Inglés)
: Jennifer Wider, MD
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