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La reparación de un aneurisma cerebral es una intervención quirúrgica que se utiliza para tratar un vaso sanguíneo herniado en el cerebro que corre el riesgo de romperse o fisurarse.
Los aneurismas se producen cuando las paredes de un vaso sanguíneo se debilitan y se hernian o sobresalen. Muchos aneurismas pasan desapercibidos porque generalmente no producen síntomas hasta que se rompen.
Se trata de un problema médico grave que, si no recibe tratamiento, puede provocar un accidente cerebrovascular o daño cerebral. Por tal motivo, si se detecta un aneurisma que no se ha roto, lo más probable es que el médico se apresure a repararlo lo antes posible.
Cuando las paredes de un vaso sanguíneo se debilitan o se afinan, existe el riesgo de que se fisuren o se rompan. Estos vasos sanguíneos debilitados o herniados pueden romperse en cualquier momento. Cuando se rompe un vaso sanguíneo del cerebro, se produce una hemorragia cerebral o un accidente cerebrovascular. Como consecuencia, pueden producirse daños cerebrales e incluso la muerte. Por ello, los aneurismas, incluso los que no se han roto, se consideran una emergencia médica grave.
Antes de que un aneurisma se rompa, la persona puede tener cefaleas y dolor en los ojos o en el cuello. Sin embargo, también es posible que no presente síntomas. Por esta razón, muchas veces se los detecta por casualidad cuando el médico lo está revisando por otros motivos. Es posible que aparezcan en una prueba de diagnóstico por imágenes como una resonancia magnética (RM) o una tomografía computarizada (TC).
En la mayoría de los casos, los síntomas se manifiestan recién después de la ruptura del aneurisma. Entre estos síntomas, pueden incluirse los siguientes:
No todos los aneurismas deben repararse de inmediato. Se considera que los que miden menos de 3 milímetros son menos propensos a romperse.
Toda intervención quirúrgica conlleva riesgos. La reparación de un aneurisma es una neurocirugía, por lo que supone riesgos significativos,
entre los cuales se incluyen los siguientes:
Después de la intervención quirúrgica, posiblemente se presenten algunos problemas neurológicos, como los que afectan la memoria, la coordinación u otras funciones. Estos problemas, que pueden variar en intensidad, no siempre son permanentes.
Para someterse a esta intervención quirúrgica, deberá recibir anestesia. Debido a que la anestesia puede provocar una reacción alérgica o problemas respiratorios, es importante que le informe al médico si ha tenido alguna reacción a la anestesia anteriormente.
En la mayoría de los casos, el riesgo que conlleva no someterse a la reparación de un aneurisma cerebral supera ampliamente los riesgos asociados con la intervención.
Como las reparaciones de aneurismas cerebrales suelen ser intervenciones de emergencia, por lo general el paciente no tiene demasiado tiempo para prepararse. Sin embargo, si tiene la suerte de que le hayan detectado un aneurisma antes de que se convierta en una emergencia, las siguientes son algunas medidas importantes que debe tomar:
Antes de la cirugía, le administrarán anestesia general. Esto significa que estará profundamente dormido y no sentirá dolor durante la intervención.
Los cirujanos pueden corregir un aneurisma cerebral de varias maneras diferentes. El método elegido varía en función del tamaño del aneurisma y otros factores.
La colocación de grapas es el procedimiento utilizado con mayor frecuencia. Durante esta intervención, el cirujano realiza una incisión en el cuero cabelludo y un orificio pequeño en el cráneo. Luego, coloca una grapa metálica pequeña en la base del aneurisma para evitar que se rompa. Por último, cierra el cráneo y sutura el cuero cabelludo.
El cirujano realiza una incisión pequeña cerca de la ingle y una segunda incisión en la arteria. A través de esa incisión, introduce un cable pequeño que guía a lo largo de la arteria hasta llegar al aneurisma cerebral. El cable va seguido de un catéter, que es un tubo fino de metal a través del cual el cirujano instala cables pequeños de metal en el interior del aneurisma. El cable se enrolla y forma una bola, lo que desencadena la formación de un coágulo. Este coágulo impedirá que el aneurisma se rompa.
Aprobado en 2011 por la Food and Drug Administration [Administración de Alimentos y Medicamentos, FDA] de los Estados Unidos, el Sistema de Tratamiento contra Aneurismas cPAX utiliza un material de polímero para impedir el flujo sanguíneo a través del aneurisma (Rukovets, 2011). Se coloca en su sitio con un estent permanente o por medio de un catéter equipado con un balón.
Si antes de la intervención no se produjeron hemorragias en el cerebro, lo más probable es que solo deba permanecer en el hospital durante algunos días. Sin embargo, si hubo complicaciones, su estadía puede extenderse a una o dos semanas.
Normalmente, las reparaciones de aneurismas cerebrales no requieren ninguna otra intervención quirúrgica. No obstante, es posible que, en las próximas consultas, el médico desee realizarle una TC o una RM para obtener imágenes del cerebro a fin de asegurarse de que no haya ningún otro motivo de preocupación.
El tratamiento posterior a la intervención se centrará en la causa subyacente del aneurisma, como el endurecimiento de las arterias o la presión arterial elevada.
Escrito por (en Inglés): Brian Krans
Revisado médicamente (en Inglés)
: George Krucik, MD